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CUANDO CACAREAN LOS IGNORANTES, MALEDUCADOS Y DE ENCEFALOGRAMA PLANO

Existe una forma de definir a un individuo que realiza una acción, bien sea de obra o de palabra, conscientemente y sin pensar en sus consecuencias (pedante, soberbio, ególatra), pero, eso sí, con una gran maldad en ello. Es el caso del individuo que nos ocupa hoy por haber sido durante dos años un personaje público y no ha dudado, con un gran desprecio palpable, en insultar a 43 millones de españoles que sí aman a España y la defienden y, encima, lo hace despectivamente. Si usted se considera independentista, a mí ni fu ni fa, puede ser lo que quiera si eso le hace feliz, pero le hago una pregunta: ¿sabe usted, politiquillo barato y de ocasión, lo que es ser independentista? Por supuesto que no lo sabe, qué va a saber usted. «Aserrín, aserrán los maderos de San Juan», que es de lo que usted entiende (?).

Hace unos días leí un artículo, en el periódico Última Hora, del estupendo periodista Luis del Val, sobre las palabras pronunciadas por el ex presidente del Parlament Balear, Baltasar Picornell, que lo fue por el partido que, poco a poco, «gratia a Déus», se va difuminando dentro del panorama convulso de la política española. El partido de Podemos, podemas, podemes, como diría la inefable ministra. Por cierto, esta señora le da tantos bofetones al diccionario que me han dicho que algunos académicos no duermen de la risa que les da al escuchar a la señora ministra. Ministra de no sé qué. Que eso no importa, lo importante para ella es ganar un buen sueldo y tener cuota de pantalla.

Volviendo al señor Baltasar Picornell, por no decirle otra cosa, ha colgado en las redes lo siguiente: «Buenos días, países catalanes. Viva la tierra y puta España». No sé si este elemento se ha dado cuenta de que nos ha dicho a todos los españoles, incluidos los independentistas y ecosoberanistas, que somos unas putas. Vamos a ver, Sr. Picornell, ¿qué es eso de los países catalanes? Puede ser que cuando estuvo en la escuela de primaria de su pueblo no le dieran clases sobre geografía.

            Si se refiere a países catalanes porque se habla la misma lengua –con variantes en cada una de ellas–, por eso mismo también podríamos decir «países castellanos», por el hecho de que la lengua castellana –le recuerdo a usted que también es su lengua, aunque la hable mal– se habla en distintas autonomías de España, esa España a la que usted desprecia, pero de la que cobró, mientras fue usted presidente del Parlamento Balear, y no se le oyó decir nunca que no quería el dinero de la «puta España».

            Yo no le voté ni me sentí representado por usted, y voy a tratar de conseguir (aunque sé que va a ser imposible) que me devuelvan aunque solamente sea un céntimo de los impuestos que yo pagué para que usted –que no sirvió para nada– cada mes hinchara su cuenta. Estaba usted dentro de un traje que le era demasiado estrecho. Debiera darle vergüenza, si no como individuo, sí al menos por lo que representó usted durante un tiempo. Pero qué se puede esperar de usted, que fue a una audiencia de Su Majestad el rey con zapatillas, que por otro lado no nos debe de extrañar, su jefe entonces fue a una audiencia con el rey en manga de camisa y unos días más tarde asistió a la entrega de los Goya del cine con esmoquin. No sé si es usted un buen carpintero (noble oficio y que me gusta), pero como político me causa urticaria.

            Luis del Val, en su magnífico artículo, dice: «No he sentido una gran desolación porque el dispensador de títulos de hijo de puta pertenece a esa parte de España que no quiere serlo, y que sigue siendo minoritaria. Sumando los secesionistas vascos, catalanes, baleares y asimilados, no llegan a cuatro millones, mientras los hijos de puta sumamos algo más de 43 millones. Esta abrumadora mayoría es reconfortante…».

            Señor Picornell, es usted un maleducado, pero esté contento que faltones como usted hay bastantes en esa manada de independentistas plañideros que solamente saben decir mentiras, y que España les roba. El idioma catalán es un idioma bello que hay que proteger. En ese idioma, sin ser yo natural de aquí, pero sintiéndome mallorquín –más que usted–, sin dejar de ser andaluz y por ende español y a mucho orgullo, he leído a Joan Alcover, a María Antonia Salvà, a Blay Bonet, a Miquel Costa i Llovera, y a otros muchos estupendos poetas y escritores en lengua catalana. Dudo que usted haya leído a algunos de ellos. Espero que haga una sencilla reflexión y tenga la nobleza de pedir perdón a los 43 millones de españoles a los que ha ofendido.

            Usted ha dicho: «Yo me cago en la España actual». No conozco las dimensiones de su culo, ni la capacidad de almacenamiento de su intestino grueso, pero como me consta que España tiene un territorio superior a los 500 000 km2, está claro que no hay cagón más grande que Baltasar Picornell. Que haga lo que sabe, que los hijos de puta –según él– procuraremos protegernos de su mierda.

 

Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca

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