CON NUESTRAS CARGAS Y ALGUNAS MÁS

José Antonio Bustos
Aunque no te ocupes de la política,
ella se ocupará de ti (Ives Montand)
Estuve hace unos días con mi amigo Juan al que hacía varios meses que no veía a pesar de vivir cerca. Parece que con los años no sólo envejece el cuerpo sino también otras muchas cosas, y una de estas es la amistad simplemente por la falta de contacto. Ya nos lo advirtió de forma poética aquel gran filósofo griego que fue Platón en esta sugestiva y hermosa frase: “No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad”.
Esta vez lo he encontrado viejo que, por su edad cronológica lo es y, desde hace bastantes años, según el dictamen oficial, pero no lo era en espíritu, siempre vigoroso y atento a todo lo que ocurría en España y en el mundo con la esperanza optimista de hacerlo un poco mejor. Le pregunté cómo estaba de salud y de ánimo y su contestación fue: “qué más da, todo me importa una …m, un pimiento”. Y se quedó un buen rato mirando al vacío, pero sin decir nada porque su mirada estaba dirigida a su interior. A mí me pareció prudente esperar hasta que se calmaron sus angustias. Por fin habló, pero más que hablar a mí me pareció un pensamiento en voz alta:
“Es preciso que nos vayamos desvinculando ya de todas las obligaciones y ocuparnos más de nosotros mismos, demasiado tiempo hemos vivido para los demás. Tal como actuamos parece que somos masoquistas, pues hemos pasado toda la vida trabajando y preocupándonos de los demás, y a nuestra edad que estamos cargados de achaques físicos, gastados, sin horizonte, y con el miedo del final de nuestra vida en la tierra, y si esto fuera poco encima nos cargamos con las preocupaciones y los miedos de los demás. Bastante trabajo supone para nosotros el seguir viviendo. Por tanto, es ir contra la Naturaleza y la razón el privarnos de esas comodidades que tenemos a mano y que nos hemos ganado.
Muchas veces he observado que el peón que viene a trabajar conmigo, incluso el mendigo que pide limosna, están más alegres que yo y con más salud. Por eso, aunque piense que no estoy libre de sufrir una grave enfermedad o que pueda arruinarme o que tenga la mente pegada a mis talones, no pienso espantarme y menos preocuparme de antemano de lo que pueda venir, ya sea malo o bueno. ¿Quién está seguro de algo? A punto de cumplir los 90 como estoy he visto muchos cambios unos buenos y otros malos. Ha cambiado la sociedad en general, la educación, la política, la forma de vida, la mentalidad, las costumbres, la forma de vestir, la religiosidad, incluso la meteorología… Todo ha cambiado en tan poco espacio de tiempo, menos yo que sigo con las mismas ideas, con las mismas costumbres y con los mismos miedos, y ya va siendo hora de que cambie.
Cuando en mis muchas horas de soledad me pregunto, ¿Qué placeres nos queda ya a nuestra edad? Nos cuesta admitir que a los viejos no los quiere nadie en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Ni se les considera, ni se les respeta, ni se les tiene afecto. Los viejos se han convertido en un verdadero estorbo, una carga, de poca o ninguna utilidad. La luz de nuestras pasadas acciones ya no nos alumbra. Por eso, he decidido recogerme en mi alma y vivir en mí mismo, en mi propio mundo, desatar los lazos que me unen a los demás, y vivir a mi manera, al menos lo estoy intentando”.
Al llegar a este punto parece que se dio cuenta de que no había parado de hablar y cortó el monólogo y se fue a su tema favorito: la política.
Me preguntó que cómo veía yo que le iba a ir a España con el nuevo gobierno o desgobierno. Como aquel día había leído yo el capítulo 11 del evangelio de San Mateo, pues se lo solté: “Habiendo oído Juan en la cárcel las obras de Cristo envió a sus discípulos a decirle: ¿Eres tú el que viene o hemos de esperar a otro? Y respondiendo Jesús les dijo: id y referir Juan lo que habéis visto. Los ciegos ven, los cojos andan, los enfermos sanan, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados”. Y en otro pasaje dice: “Por sus frutos los conoceréis”.
Así que estaba claro, no tuvo necesidad de decir: “sí, soy yo”, es por medio de los frutos como se conoce al árbol. ¿Cómo han sido los frutos del gobierno del Sr. Sánchez que ha terminado? Creo que no es necesario explicar nada, porque de sobra es sabido por todos, y si alguien aún no se ha enterado por muchas cosas que le apuntes ni lo entenderá ni lo sabrá. Sí es necesario repetir constantemente para conocer el alma, el espíritu, los sentimientos, la conciencia del Sr. Presidente cuando en un acto dijo estas palabras: “Una de las cosas por las que pasaré a la historia es por haber exhumado al dictador (Franco) de un gran monumento como el que construyó en el Valle de los Caídos”. Todo un héroe.
Lo que se espera del gobierno que comienza si es previsible por su trayectoria anterior y por los socios que le han hecho presidente: separatistas y terroristas y otros istas. Todos los que odian a España e intentan su destrucción. Pronto se han olvidado de los mil asesinados inocentes de ETA y también del reciente golpe de estado del prófugo Puigdemont condenado por la Justicia. Ahora el Sr. Sánchez con todos los poderes en su cartera: el Ejecutivo, Judicial y Legislativo revestido de toda pompa dirá: “vuestros pecados, vuestras penas y lo que a partir de ahora podáis hacer yo os perdono. El Sr. Sánchez nunca podrá ser un rey absoluto, pero sí un dictador, un tirano absoluto. No le ha temblado el pulso al humillar al poder Judicial. A él tampoco le ha importado la humillación impuesta por sus incalificables socios. ¿Volverá el Sr. Puigdemont a España en un maletero, en andas con vítores y palmas y olivo, en Falcon? Todo es posible.
Pensando en el Sr. Sánchez me ha venido a la memoria aquellas palabras de Séneca: “¡Cuántos hombres existen que no se avergüenzan del robo, que alaban el adulterio! Pues los pecados pequeños son castigados, pero los grandes son llevados en triunfo”. Y todo por un monstruoso deseo de poder. Se ha humillado él y todo el gobierno, su partido, a todos los españoles y a España como nación. ¿Habrá aprendido ya el Sr. Sánchez lo que es una nación? ¿Sabrá lo que es la lealtad, el honor, la responsabilidad, la probidad?
Como colofón las palabras del Quijote: “Amigo Sancho, compruebo con pesar cómo los palacios son ocupados por gañanes y las chozas por sabios. Nunca fui defensor de los reyes, pero peores son los que engañan al pueblo con trucos y mentiras prometiendo lo que saben que nunca les darán. País éste Sancho, que destrona reyes y corona piratas pensando que el oro del rey se repartirá entre el pueblo, sin saber que los piratas sólo reparten entre piratas”.
JOSÉ ANTONIO BUSTOS
Aunque es un artículo publicado en 2023, es bueno releerlo para ver cómo se está cumpliendo que nuestros gobernantes siguen en el poder a pesar de todo lo que está pasando.
Y con todo lo que se está descubriendo actualmente, pero ahí siguen aferrados como garrapatas a su poltrona.
Que pena me da