Cómo nos dominan los móviles – A TODA COSTA

Nos acompañan a todas partes: en la cama, en la mesa, en el transporte público y hasta en el baño.
Los teléfonos móviles, esas pequeñas ventanas al mundo, se han convertido en algo más que una herramienta: son una extensión de nuestras manos, un apéndice tecnológico que parece dictar nuestro día a día. Y aunque no podemos negar su utilidad, lo que resulta preocupante es cómo nos dominan.
Pasear por la calle se ha transformado en un curioso ejercicio de esquivar fanáticos digitales. Personas de todas las edades caminan absortas en sus pantallas, revisando mensajes, redes sociales o cualquier cosa menos lo que tienen delante.
Y es que, para algunos, mirar el semáforo o a ambos lados antes de cruzar la calle parece cosa del pasado. Los accidentes de peatones por distracciones con el móvil están a la orden del día.

¿Nos hemos vuelto imprudentes?
La respuesta es sí.
Pero también, adictos. La dopamina que genera una notificación nos tiene enganchados. Y no es casualidad: las aplicaciones están diseñadas para captar nuestra atención todo el tiempo. Lo triste es que, en nuestra necesidad de estar “hiperconectados” hemos “desconectado” de la realidad. Ya ni siquiera nos fijamos en los rostros que nos rodean o en los paisajes de nuestra ciudad; preferimos observar el mundo a través de una pantallita.
Quizás estamos llegando al punto de que necesitaremos un carril exclusivo para los adictos al móvil. Sería algo así como una “vía lenta” donde cada usuario pueda caminar a su ritmo mientras habla, chatea, ve videos o sube selfies.
Un carril de MÓVIL, para que los despistados no terminen tropezando con un poste, chocando con otros transeúntes o provocando un caos vial.
Más allá de la ironía, es hora de reflexionar. Los móviles son una herramienta maravillosa, sí, pero no deberían gobernarnos.
Dejemos de caminar como autómatas y volvamos a mirar el mundo con nuestros propios ojos.
Nada al final del día vale más, que sentir la vida con la intensidad de los cinco sentidos.
Francisco Ponce Carrasco