COMIDA DE COMPAÑERISMO DE MIEMBROS DE GRANADA COSTA

El pasado día 8 de octubre, tuvimos una comida de compañerismo en la finca de nuestro compañero del Granada Costa Gabriel Mateu, a la que acudimos unas 23 personas. El día resultó espléndido, soleado y con una débil brisa, que era de agradecer por mor de la alta temperatura a estas alturas de octubre. Como se había acordado previamente, a las doce y media de la mañana todos los invitados nos reunimos en el restaurante S´Hostalot y, desde allí, marchamos hasta la finca de nuestro anfitrión, seguidos de nuestro guía, Pep Ramis.

            No tardamos ni cinco minutos en hacer nuestra entrada en la bonita finca de nuestro amigo Gabriel, que ya nos esperaba allí con los brazos abiertos para recibirnos. El entorno desde que se entra en dicha finca no puede ser más grato. Las flores y plantas ornamentales lo llenan todo. También abundan los árboles frutales, como los naranjos, perales, ciruelos, limoneros, higueras, olivos, membrillos y otras frutas…, que de todo hay. Debo destacar las higueras, cuyo fruto es mi tentación, y, además, de muy buena calidad. Gracias a la amabilidad y generosidad de nuestro amigo Gabriel, lo he disfrutado este verano.

            Los alrededores de la casa son formidables, el verdor está por todas partes, los altos árboles tras la casa principal inundan de frescor y dan sombra a multitud de macetas, cuyas plantas brillan de verdor y lozanía. El verde césped es también abundante bajo los olivos, cuyos frutos ya están a punto de recogerse y llevarse a la almazara para extraer el aceite de buena calidad, que he tenido la oportunidad de degustar en algunas meriendas con el amigo Pep Ramis.

            A nuestra llegada, cada uno por su cuenta, quisieron echar un vistazo por la finca e ir descubriendo por ellos mismos algunas sorpresas en relación a los distintos animales que hay. No es raro, ya que en la ciudad a algunos de esos animales solamente los ven en el supermercado.  Patos, conejos, palomas, gallinas, pavos, gatos y un manso perro que también degustó un poco de la comida.

            La comida consistió en unas migas de harina de sémola (¿), acompañadas de chorizo, morcilla, tocino, pimientos y ensalada de naranjas. Todo muy bueno. Las migas nos dieron un poco de trabajo, pero, al final, se pudieron comer, acompañadas de buen vino y otras bebidas refrescantes. A los postres se sirvieron pestiños, ensaimadas de diferentes clases, cremadillos, rosquillas y un rosco de nata, y por supuesto café.

            Se habló de todo, del Granada Costa, de los tres actos magníficos que habían tenido lugar los días 4, 5, 6 –que contaré en otras crónicas–. Se recitaron cuatro poemas: dos a cargo de nuestra compañera Inocencia Frisuelo, de su autoría, que fueron muy aplaudidos; nuestro anfitrión Gabriel Mateu y un servidor recitamos uno cada uno pertenecientes a Rafael de León.

            Un día maravilloso entre personas simpáticas y agradables. Después de la comida, otro paseo por la finca y hasta algunos atrevidos –entre los que me cuento yo–, estuvimos balanceándonos en un columpio que colgaba de la rama de un pino, con algunas indirectas de los que no se atrevieron.

Can Teula

            Un día muy agradable entre personas maravillosas (¡). Asistieron: Gabriel Mateu, su esposa y su hijo, Pep Ramis y su esposa, Diego Sabiote, María Ignacia, José María Alemán, Mercedes Carballar, Paqui Cano, Lucía Caparrós y su madre, María Picazo, Juan Arellano, Isabel Martínez, Miguel Ángel Arellano, José Tamayo, Fernanda Llabrés, María Eugenia Santandreu, Inocencia Frisuelo, María Dolores Alabarces Villa, Jesús Lozano, etc.

            En fin, un día estupendo, que recordaremos siempre y que espero se vuelva a repetir algún otro día en otra parte.

 

Marcelino Arellano Alabarces

 

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