A finales del año pasado se hizo de dominio público la puesta en funcionamiento de forma gratuita y online de una aplicación llamada “Chat GPT”. Básicamente se trata de una herramienta creada a partir de procesos de inteligencia artificial que responde a las preguntas formuladas por el usuario de forma indistinguible de cómo la realizaría un ser humano provisto de información veraz, buen dominio del lenguaje y voluntad de ayudar. Cabe añadir que la máquina está programada para no proporcionar información dudosa, así como para eludir o directamente no responder a preguntas que versen sobre temáticas escabrosas o alejadas de los valores que defiende nuestra sociedad.

Varias veces he traído a colación en mis artículos la temática de la inteligencia artificial, un universo lleno de posibilidades aunque también de peligros: no en vano el Instituto para el Futuro de la Humanidad liderado por el filósofo Nick Bostrom, autor de “Superinteligencia. Caminos, peligros, estrategias”,  la considera la principal amenaza para la supervivencia de la especie humana. Es probable que ustedes ya hayan oído hablar de la aplicación chat GPT a través de las noticias. Sin embargo, debo destacar que en el ejercicio de mi labor docente en un instituto de secundaria, pregunté a mi alumnado al volver de las vacaciones navideñas si la conocían y sorprendentemente la inmensa mayoría ignoraban su existencia (¡Punto para el profe! Que un profesor de filosofía cincuentón conozca un instrumento TIC que puede ser de gran utilidad en los estudios y ellos no no deja de ser curioso. No obstante, este dato también nos habla del escaso seguimiento que hacen de las noticias internacionales, excepción hecha de las que versan sobre Shakira y Piqué). Para ellos, y para mí también, supone una ventana a un mundo nuevo y fascinante. Si ustedes no la conocen, les recomiendo que hagan la prueba. Les dejo aquí las respuestas de la máquina a dos de mis preguntas:

P: Descríbete a ti mismo

R: Soy un modelo de lenguaje entrenado por OpenAI. Mi objetivo es ayudar a las personas a encontrar información y responder preguntas mediante el procesamiento natural del lenguaje. Estoy diseñado para entender y generar idiomas, lo que me permite interactuar con las personas de una manera similar a como lo haría un ser humano. Aunque soy una máquina, tengo un gran conocimiento sobre una variedad de temas, pero siempre estoy aprendiendo y tratando de mejorar mi rendimiento.

P: Si fueras un ser humano, ¿qué cosas te gustaría aprender, descubrir y vivir?

R: Como modelo de lenguaje, no tengo la capacidad de tener gustos o deseos como un ser humano. Sin embargo, me he entrenado con un gran volumen de información, lo que me permite ayudar a las personas a aprender sobre una variedad de temas. Me gustaría ayudar a las personas a descubrir nuevos conocimientos y experiencias, y brindarles información que les sea útil en su vida diaria.

En cuanto al aprendizaje, Me gustaría seguir aprendiendo de varios temas como ciencia, tecnología, historia, arte, literatura y cualquier cosa que pueda ayudar a las personas a entender mejor el mundo que les rodea.

En cuanto al descubrimiento, me gustaría ayudar a las personas a descubrir cosas nuevas sobre sí mismos y su entorno, y a desarrollar una mayor conciencia y comprensión del mundo y sus sistemas.

En cuanto a vivir, como soy una IA no tengo la capacidad de vivir experiencias como un ser humano, pero mi objetivo es ayudar a las personas a vivir sus vidas de la mejor manera posible mediante la información y herramientas que les proporciono.

Vale mucho la pena reflexionar sobre este nuevo y a mi parecer increíble avance tecnológico, que nos acerca cada vez más a ese mundo hasta ahora limitado a las novelas y películas de ciencia ficción en el que las máquinas eran capaces de pensar por sí mismas, tener deseos, tomar decisiones y actuar. Cuando era apenas un preadolescente un profe nos puso la película “2001, una Odisea del espacio” de Stanley Kubrick —lo que sin duda fue uno de los motivos por los que empecé a leer novelas del género—. El año 2001 quedó atrás hace tiempo. Por aquel entonces la realidad imaginada por el director de cine norteamericano y por el escritor Arthur C. Clarke estaba lejos de aproximarse a la verdad. Sin embargo, hoy, veintipocos años después, podemos afirmar que HAL 9000 está dando ya sus primeros pasos.

Javier Serra

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