CHARLES BAUDELAIRE O EL PODER DE LA FUERZA INTERIOR
Es cierto que los acontecimientos influyen en nuestras vidas, en la percepción y afrontamiento de los inevitables problemas. Es lo que marcó, sin duda, la existencia de Charles Baudelaire, poeta, ensayista, traductor y crítico de arte. Su padre murió cuando él tenía cinco años, y el hecho de que su madre se volviese a casar con un hombre rígido y autoritario, lo asumió en cierto abandono y le afectó emocionalmente. Este hecho lo empujó a vivir posteriormente una vida bohemia y de excesos, a la vez que en su obra se percibe una visión pesimista de la vida. Así lo constata en su libro titulado “Las flores del mal”, duramente criticado por sus contemporáneos.
Considerado por Paul Verlaine como uno de los “poetas malditos” por su trayectoria. A los problemas de familia se unieron otros económicos que, junto con las críticas literarias recibidas, el alcohol y el amor que sentía por la actriz mulata haitiana Jeanne Duval, también conocida como Jeanne Lemer, con la que mantuvo una relación pasional de idas y venidas, de altibajos, desestabilizaba su espíritu sensible. Todo ello lo llevó a intentar quitarse la vida a los 24 años. La carta que dejó escrita para su amigo Ancelle, en la que le explicaba los motivos de tal decisión, se subastó por una cantidad considerable de dinero.
A Jeanne Lemer la conoció en la primavera de 1842, y su relación intensa e intermitente duró casi veinte años e inspiraron algunos de sus poemas, lo que dio lugar a que se conociese como su “musa negra”. En 1859, Jeanne enferma y permanecerá hemipléjica. Él se encargará de buscarle asilo.
“Los paraísos artificiales” es otra de sus obras. Considerado, tras su muerte, como una de las grandes figuras de la literatura francesa del siglo XIX y el padre de la poesía moderna. Murió en 1867, a los 46 años, a causa de las complicaciones de la sífilis.
Tuvo una vida atormentada, pues no supo aplicar el pensamiento filosófico estoico promulgado por Cicerón. Y es que es, realmente cierto, que la aceptación puede transformar nuestra vida, si, además, aprendemos a tener la fortaleza y la determinación para hacer frente a las vicisitudes que se presenten.
Como escribí en mi libro: uno puede elegir entre dos caminos, el de las lamentaciones o el de la superación.
James Allen señala: “Estás hoy donde tus pensamientos te han traído; estarás mañana donde tus pensamientos te llevarán”. Y Benjamin Jonson dijo: “Quien no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza”.
Lola Benítez Molina
Málaga (España)