¿CASTIGO DIVINO?
Desde que empezó esta maldita enfermedad del coronavirus, siempre que hablo con mi amigo Juan me deja un cierto amargo sabor de boca porque me cuenta cosas que en un primer momento parecen cosas extrañas, inverosímiles y producto de su imaginación, pero después ya en frío, y con calma, lo que me ha dicho empieza a darme vueltas en la cabeza y termino bastante preocupado. Ya he dicho otras veces que Juan tiene la sabiduría aprendida en la escuela de la vida y la experiencia de 86 años, y también tiene, a veces, algo o mucho de filósofo por el mismo motivo y porque le gusta analizar los porqués ocurre esto o aquello. Se puede decir que es un “filósofo de andar por casa” que en su haber no figura el haber leído siquiera a Sócrates, Aristóteles o Platón de la antigua Grecia, ni tampoco a los alemanes Kant, Hegel, Hume… pero presume de haber leído “La Rebelión de las Masas” de ortega y Gasset.
La última vez que estuve con Juan me dijo categóricamente y convencido, que la pandemia que estamos padeciendo es un CASTIGO DIVINO debido a las maldades humanas pues estamos cometiendo toda clase de pecados especialmente esos que se llaman capitales. Nos hemos olvidados de que hay un Dios que dirige el mundo y los hombres hemos ocupado su lugar, nos hemos convertido en dioses. Esta pandemia es un toque de atención.
para justificar o demostrar que esta pandemia de ahora es un castigo divino me recuerda algunas de las veces que Dios ha castigado a la humanidad, casi siempre por soberbia y, empieza por Adán y Eva que quisieron ser como Dios, su creador, y fueron echados del paraíso; después se produce el diluvio universal para castigar a la humanidad por sus pecados; lo mismo ocurrió con las ciudades de Sodoma y Gomorra que cayó fuego del cielo para exterminarlos por sus corrupciones y olvido de Dios; está también el castigo cuando los hombres en su soberbia quisieron edificar una torre que llegara hasta el cielo… la torre de Babel. Pero está visto que no aprendemos nunca, estas catástrofes siempre ocurren cuando se ha alcanzado un cierto progreso que es cuando los hombres suelen olvidarse de Dios, y además surge el anticlericalismo, persecución y muerte de religiosos, y claro tiene que darnos un toque de atención y para eso cuenta con los volcanes, con los terremotos, con los ciclones y lluvias torrenciales, con los vientos huracanados, con las sequías, las enfermedades como las grandes epidemias de tifus, peste, cólera, fiebre amarilla viruela, poliomielitis, etc; la que siempre tenemos con nosotros: la gripe. En el siglo XIX y primeros del XX hubo muchas epidemias, como la fiebre amarilla de París, las epidemias de tifus de la Segunda Guerra Mundial.
Sin remontarnos tan lejos en el tiempo y en la distancia tenemos buenos ejemplos en nuestra Granada y provincia. Recordemos los terremotos del 25 de diciembre de 1884, que ocasionaron 828 muertos, 1164 heridos y 3350 casas destruidas. Y más muertes se produjeron con la epidemia del cólera en 1830 que fueron 6000 muertos y en 1885 causó 23,065 muertes en Granada y provincia. En cuanto a la gripe, que ya se ha quedado con nosotros, también habría que recordar de vez en cuando, que en la pandemia de 1918-1919 dejó en España 300.000 muertos.
En fin no te quiero abrumar con tantas catástrofes que a menudo nos traen el sufrimiento y la muerte, pero es curioso que todas estas cosas ocurren cuando se alcanza un cierto progreso en lo material y se olvidan de Dios y, se nota en las corrupciones de los hombres en todos los sentidos, y no se produce ningún progreso en lo espiritual, o sea, en la ética y en lo moral.
Las prácticas religiosas han quedado como cosas de viejos, no tienes más que ver la gente que va a la iglesia, no ya a diario, sino en los festivos. En esta época actual en el que el hombre ha alcanzado la luna ya nos creemos casi como Dios, y claro Dios… (iba a decir un taco) tiene que dar un aviso y nos ha mandado una nueva enfermedad que no sabemos cómo tratar a pesar de haber estado en la luna y posiblemente, muy pronto en otro planeta, pero con el coronavirus nos ha bajado bastante los humos.
Otras veces, y en los últimos años lo estamos viendo y sufriendo en muchos países, y también en el nuestro, que la divinidad se vale de otros medios más sibilinos como puede ser el hacer que el país, región, provincia o pueblo esté gobernado por un tonto, por un malvado, por un ladrón, o sea, por cualquier tunante que son como una epidemia porque la sufren un montón de personas.
Estas cosas me las dijo hace unos días mi amigo Juan, y al volver a casa tomo el Nuevo Testamento que suelo leer, y lo abro al azar y leo el capítulo 24, del evangelio de San Mateo, versículos 7-8 dice: “Se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá hambre epidemias y terremotos en diversos lugares; y todo esto será el comienzo de los dolores”.
JOSÉ ANTONIO BUSTOS