CASA-MUSEO AJSARIS

Juan Manuel Segura y Rogelio Bustos

– Y vuesa merced, ¿dónde camina?

– Yo, señor, respondió el caballero – voy a Granada que es mi Patria.

– ¡Y buena Patria!  –  replicó don Quijote

                         (Cervantes)

Para el auténtico granadino, Granada no sólo es buena Patria sino la mejor del mundo. Esto no es nada nuevo pues en pleno dominio árabe, en el siglo XII, los cristianos que vivían aquí enviaron cartas y mensajes al rey Alfonso el Batallador para que viniese a reconquistar esta tierra de Granada con este atrayente titular: “el mejor país del mundo”. Vino y llegó hasta la costa tropical, pero no pudo reconquistar Granada.

Para los granadinos de hoy ¿Por qué es la mejor del mundo? Como suele suceder en el amor, a veces no hay porqués, hay porque sí y basta. Pero en Granada existen una serie de factores que condicionan el “ser granadino”, y eso que algunos estudiosos han calificado como “espíritu del lugar”. En este espíritu intervienen los factores geográficos y climáticos que influyen en el alma de las personas, pues cada lugar, cada rincón tiene “sus propias flores, que brillan allí de forma especial”. Granada tiene todo esto y tiene también sus propios cielos, ese azul celeste inmaculado tan luminoso que todo parece emitir luz gracias a ese espejo de Sierra Nevada. Por eso en “Granada todo es posible”, y aún más allá, “lo que tú quieras”: palacios, iglesias, catedral, conventos, monasterios, museos, fuentes, jardines, restos arqueológicos evocadores de un pasado fantástico… un perfume, un encanto mágico que sólo existe aquí.

         De lo mucho que hay que ver y sentir en Granada, obligado es hacer una visita a la Casa-museo AJSARIS allá en el bajo Albayzín. ¿Qué cómo se llega? Es muy fácil. Partiendo de Plaza Nueva, se sigue por la Carrera del Darro hasta la iglesia de San Pedro y San Pablo, ese medio kilómetro que algunos han calificado como el más hermoso de Granada. A la izquierda parte una calle que se llama Zafra, apellido de gran renombre creador de conventos, palacios y que fue Secretario de los Reyes Católicos, y en el nº 10 una casa de dos pisos de apariencia humilde , prototipo de casa árabe albaycinera de siglos pasados, austera por fuera y paraíso por dentro. Una casa sin valor arquitectónico pero que tiene un gran significado evocador del pasado.

Es sábado y un grupo de 18 personas esperamos en la entrada. A las 11 en punto se abre la puerta y nos recibe Juan Manuel Segura, dueño y artífice del museo. Pasamos al interior del patio-jardín donde crecen las plantas en apretado y aparente desorden; el oro de dos grandes limoneros y la buganvilla que trepa hasta el segundo piso, en “cascada de seda episcopal” – que diría Lampedusa – ponen el toque de color al jardín.

         Comenzamos la visita por la parte baja donde cuelgan cuadros sin que quede libre el más mínimo espacio en la pared. Cuadros de pintores tan relevantes como Pedro Atanasio Bocanegra y Juan de Sevilla del siglo VXII, que no hay museo, monasterio, iglesia o catedral que tenga como el mayor tesoro un cuadro de estos pintores. Hay también repartido por toda la casa-museo cuantiosas pinturas de los pintores granadinos de los siglos XIX y XX como José Larrocha, Bertuchi, Mariano Fortuny, Gómez Moreno, Ruiz Morales, López Mezquita, Rodríguez Acosta, Muñoz Lucena, Soria Aedo, Gabriel Morcillo, el granadino adoptivo Apperley… un gran repertorio de grandes pintores.

         En cuanto a la escultura, necesario es destacar el Crucificado de Pablo de Rojas del siglo XVI; de Pedro de Mena, el Ecce-Homo; la Dolorosa y numerosas esculturas del Niño Jesús con las tiernas y redondeadas proporciones de la niñez, el más fresco colorido de su piel que los hace encantadores con su gracia natural. Otros grandes de la escultura del siglo XVII como José Risueño, Ruiz del Peral… son muchos los artistas que se reúnen en la Casa-Museo AJSARIS que impresionan y admiran.

         Juan Manuel, durante la visita, habla calmosamente recreándose en las explicaciones de los cuadros y de las esculturas, disfrutando a pesar de haberlo hecho miles de veces. Conoce la época, el estilo y la vida del artista en sus más pequeños detalles. No cabe duda que una persona que ha sido capaz de atesorar tantas y tan valiosas obras de arte debe ser muy singular, alguien excepcional. Así que terminada la visita nos quedamos en el patio-jardín y le pregunto:

Granada-Costa.-  Aquí reúne muchas e importantes obras de arte de grandes pintores y escultores del siglo XVI hasta el XX. Para esta hazaña son requisitos imprescindibles el conocimiento profundo del arte, apreciarlo en grado sumo y tener mucho dinero. ¿Dónde se incluye Vd?

Juan Manuel.- Sin duda alguna en las dos primeras: conocimiento y amor al arte. En cuanto al dinero, para algunos, sería imprescindible pero no en mi caso, que todo salió de mi trabajo que fue en Bimbo como delegado de personal, y del trabajo de mi compañero, Paco Jiménez, que ya no está con nosotros.

La mayoría de la gente joven y menos jóvenes se gastan lo que ganan en cervezas, bares, restaurantes, en pub, fiestas, en automóviles y en otras cosas. Nosotros lo dedicamos todo a comprar obras de arte. Así que visitamos continuamente las casas de anticuarios, mercadillos, incluso a aquellas personas que tenían algún objeto, cuadro, escultura y querían desprenderse de él. Esto no sólo lo hacíamos en Granada y provincia sino por toda España y fuera, en otros países, especialmente en Hispanoamérica. También se daba una circunstancia especial, y es que por mi trabajo en Bimbo me daba la ocasión de hacer muchos viajes. Esta colección de arte la empezamos allá por el año 1973.

G.C.- Me gustaría que me hablara sobre el conocimiento y amor al arte, porque hay críticos que dicen que el arte, la belleza, es sensible a todos, entenderlo todo a la primera por intuición, mientras que hay otros que opinan lo contrario, que el arte sólo es sensible a los espíritus preparados, es decir, que el gusto estético hay que aprenderlo. ¿Con cuáles de estas dos teorías se queda?

J.M. – Si tengo que elegir me quedo con la segunda: es conocimiento, preparación. El gusto hay que educarlo, no obstante, unos tendrán más aptitudes que otros para el goce del arte, porque no todos tenemos la misma sensibilidad ni las mismas aptitudes.

G.C.- ¿Cuándo y cómo comenzó Vd. esa preparación y conocimiento del arte?

J.M.- Aunque parezca increíble mi formación sobre el arte comenzó a finales de los años 50 cuando ingresé en el seminario de Granada. Allí estudié latín y humanidades de forma intensa y severa pero al mismo tiempo ilusionante, y fue el contacto con la cultura griega y latina donde empezó mi formación. Después continué en muy estrecha relación con la pintura y escultura visitando museos, exposiciones, anticuarios y así me fui formando: viendo y comprendiendo.

G.C.- He visto que tiene muchas esculturas de Pedro de Mena, ¿Es casualidad o admiración por el autor?

J.M.- Son las dos cosas. Pedro de Mena fue muy prolijo en escultura religiosa y existen muchas obras suyas en Granada y en Málaga, en iglesias, conventos museos y particulares. Muchas de las que aquí se encuentran las he comprado en anticuarios, mutiladas unas y otras que no sabían que eran de un autor importante, y yo he aprovechado esas circunstancias. Las mutiladas las he restaurado.

G.C.- ¿Cuál es su pintor y su cuadro preferido y por qué?

J.M.- Son muchos los pintores que me gustan y más aún los cuadros, pero si tengo que escoger es López Mezquita y el cuadro “la jaula”.  Al margen de otros factores, este cuadro me atrae por el tema, por el ambiente, la armonía de la composición, por la técnica, por el colorido, y muy especialmente, porque expresa el carácter, la psicología, el alma de las personas (todos sus retratos lo expresan). Todas las personas de este cuadro hablan y se mueven si se les mira con atención. Tienen movimiento en potencia, sugerido, es decir, vida.

G.C.- Vd. Lleva 30 años intentando que este patrimonio artístico-cultural pase al Ayuntamiento de Granada o a la Diputación, ¿por qué ninguna de estas instituciones aún no se han hecho cargo de él? ¿Ha exigido alguna contrapartida?

J.M.- No quiero hablar sobre esto porque no diría nada bueno. Vd. Mismo puede juzgar el caso. Un patrimonio de estas características que un particular quiere donar a Granada y los responsables hacen oídos sordos, ya lo dice todo. Puede ser falta de sensibilidad, ignorancia, dejadez, rusticidad, irresponsabilidad o que piensan que no es rentable electoralmente, ¡qué sé yo! En cuanto a contrapartida, no he pedido absolutamente nada. Abundando en el tema, también se lo he ofrecido al Ayuntamiento de Motril para que lo instalasen en la casa que fue de los reyes Balduino y Fabiola, y hasta ahora nada, parece que les interesa más hacer un hotel.

G.C.- Veo que este museo está limpio y bien conservado, ¿Cómo lo consigue?

J.M.- Pues trabajando las 24 horas. Los cuadros y las esculturas no pueden limpiarlos cualquier persona porque se estropearían y por eso lo hago yo. Sólo viene una persona a la semana que limpia los suelos y alguna que otra cosa.

Granada es buena Patria, pero para eso necesitamos buenos patriotas como Juan Manuel Segura que quiere donar a su ciudad unas 500 obras de arte. Los responsables de recibir este Patrimonio les siguen dando largas, ¿hasta cuándo? Juan Manuel, buen granadino y patriota, espera pacientemente porque piensa como aquel gran político americano Jefferson, “mi amor va ante todo a mi Patria, y luego a toda la humanidad”. Pero todo tiene un límite.

¡Qué lejos parecen quedar aquellas palabras del romancero!

¡Si tú quisieras, Granada, contigo me casaría!

Granada a 20 de abril de 2022

ROGELIO BUSTOS