Campeonato del mundo de esgrima, poema de Ángeles Martínez
CAMPEONATO DEL MUNDO DE ESGRIMA
Al campeonato del mundo en España
a mi nieta he acompañado,
a ella la ha acogido su club
y yo sola me he quedado.
Yo llevaba los bocadillos
para compartirlos con mi nieta,
a ella la invitaron a comer
y yo me hice la puñeta.
En un parque cercano
a las tres de la tarde,
no había un alma por allí
ni perrito que ladre.
Me senté en un banco
a comerme el bocadillo,
y vinieron a mí
una paloma y un pajarillo.
Con gusto compartí con ellos
mi exquisita comida,
al momento acudieron
decenas de palomas, que por allí había.
Pasó un mendigo pidiendo
un bocadillo de jamón le ofrecí,
él me lo ha rechazado
dijo que era marroquí.
Ahora voy a recogerla
a ver qué me prepara el destino,
pero yo no regreso a casa
sin mi nieta conmigo.
Cuando íbamos en el metro
una mujer iba pidiendo,
le ofrecí el bocadillo
y enseguida se lo fue comiendo.
Esto es un hecho señores
que me pasó de verdad,
y yo con mucho gusto
lo acabo de contar.
El poema «CAMPEONATO DEL MUNDO DE ESGRIMA» de Ángeles Martínez captura de manera sencilla y honesta una serie de eventos cotidianos y emotivos durante una experiencia aparentemente trivial, pero llena de significado personal y social. El tono es coloquial y accesible, lo que facilita la conexión con el lector.
A través de la narración, se puede apreciar la mezcla de expectativas y realidades que enfrenta la autora: su emoción de acompañar a su nieta a un evento importante, seguida de la soledad y el sentimiento de ser ignorada cuando su nieta es acogida por su club. Este contraste inicial marca el tono melancólico del poema, que se suaviza a medida que avanza la historia.
La autora usa el recurso de la comida como un símbolo de generosidad y conexión. Los bocadillos, preparados con la intención de compartir con su nieta, terminan siendo ofrecidos a una variedad de personajes: una paloma, un pajarillo, un mendigo y una mujer en el metro. Cada interacción refleja una faceta distinta de la solidaridad y la humanidad, a pesar de las respuestas variadas (desde la aceptación agradecida hasta el rechazo debido a diferencias culturales).
La escena del parque, con la autora compartiendo su comida con las aves, evoca una imagen de soledad pero también de conexión con la naturaleza y la simpleza de los actos bondadosos. La inclusión del mendigo marroquí que rechaza el bocadillo de jamón introduce un elemento de multiculturalidad y respeto por las diferencias, subrayando un encuentro breve pero significativo.
El cierre del poema, donde la autora se asegura de no regresar a casa sin su nieta, refuerza el amor y el compromiso familiar. La anécdota en el metro con la mujer que acepta el bocadillo completa el círculo de generosidad y empatía que permea todo el poema.
En resumen, este poema de Ángeles Martínez es una reflexión cálida y sincera sobre las pequeñas acciones que nos conectan con los demás, destacando la importancia de la familia, la generosidad y el entendimiento mutuo en el tejido de la vida cotidiana.
Por favor, me ha hecho llorar de emoción el resumen de mi poema, se han metido dentro de mis sentimientos y los han expresado mejor que yo, felicito de corazón a quien lo ha escrito.