BUCEAN DO EN LAS ALMAS – TESTIMONIO DE UNA CIRUJANA PLASTICA

Cristina Gómez Tejedor

-Cristina Gómez Tejedor

Margaret, me había pedido que la acompañase a un simposio de cirugía. La verdad, no me hacía mucha gracia. Ella estaba pasando por un bache de controversias profesionales, hasta con los mismos compañeros de su Equipo. Y ya sabía, lo que yo opinaba al respecto:” …que como lo natural, no hay nada”. No obstante, es lógico que, ante accidentes, malformaciones congénitas, deformaciones corporales, obesidad mórbida, lesiones corporales por fuego, reparaciones postcirugías mayores imperfectas o lesivas, cánceres… La cirugía REPARADORA, es la única vía.

Nos encontramos en Madrid. El aforo estaba completo. Ella tenía asignado un puesto y a mí me incorporaba como acompañante. Al cabo de varias conferencias de eminentes doctores en la materia (Margaret fue en otros Congresos ponente), ella se levantó bruscamente en una de estas disertaciones y me pidió por favor, que la acompañase.

Estaba pálida, temblorosa y los ojos con lágrimas, tapados tras unos cristales de color tostado. La cogí del brazo y le dije que fuésemos al hotel.

Nos sentamos en la cafetería y pedimos dos tilas. Visto el panorama, no me vendría mal tomarla. Se quitó las gafas y mirándome a los ojos, me repitió varias veces:

– Estoy asqueada y ya no puedo más. Y se explayó entre sorbito y sorbito de tila.

-Que vacío más grande- dijo. No puedo seguir ejerciendo profesionalmente cortando, introduciendo o inyectando y cosiendo porque una jovencita quiera tener los pechos de su vecina o de la actriz del momento. Y le tenga que meter dos globos, que queda estéticamente horrible en un cuerpo delgado. Habiéndole advertido que no es armónico y se ve grotesco. Bueno, no le puedes decir la palabra exacta de grotesco, le dije desproporcionado. Y además le indiqué que el contrapeso del cuerpo por esos pechos le va a producir problemas en la columna.

¡No le importaba! Venía con la idea, de salir como su cuñada y eso era todo.

¡Qué deformación del concepto de belleza! ¡Qué ignorancia más grande! Y que frustración la mía, de poner unos pechos a la carta, de mujeres, que no lo necesitan. Y tener que seguir haciendo el paripé con el equipo de cirujanos.

Margaret, empezaba a subir el tono y pensé que sería buena idea, sentarnos en los sofás de la habitación. Y así lo hicimos. Ella prosiguió.

– ¿Y qué me dices cuándo es el mismo novio el que le paga a la niña sus intervenciones, porque no hace el suficiente ejercicio y los triglicéridos han aumentado el tejido adiposo de sus curvas? La parejita, pidiendo a los médicos que esculpamos de nuevo, rajando o absorbiendo con el instrumental, los depósitos de grasas de este “primer mundo”, que muere de excesos, mientras en otro lugar del mismo mundo estarían felices de tener esa grasilla sobrante.

Paró unos minutos y retomó.

-¡Ni que contar de los retoques en el rostro! Eso es de reírse, por no llorar. La mujer que ya no es tan jovencita y quiere seguir igual. Coge una depresión y se mete en un préstamo personal, supuestamente para subir su autoestima.¡ Es que no quiere ver, que el tiempo pasa para todos! Salvo que, por un Milagro, se pare, sobre una persona (eso también lo he visto), y son Palabras Mayores.

Y cuando me vienen quejándose: “Doctora, me han dejado la cara tan tirante que apenas puedo ni reír”.

Y del mejor modo posible, le contestas que lleva tantos tratamientos e intervenciones, que la piel está muerta, gastada de tanta reparación. Bueno eso tampoco es de protocolo comentarlo, se diría más bien que los continuos tratamientos y cirugías a los que se ha sometido acaban dejando cierta inexpresión”. En realidad, la paciente, más bien digamos la clienta tiene razón, es que no puede sonreír ni reír, tiene la cara acartonada, como una máscara de carnaval.

Otro tema igual de preocupante, el aumento de volumen en los labios, tipo africano. Eso no va con nuestra fisionomía natural europea occidental.

En cierta ocasión, vino una señora con su marido, hecho un bestia. El cual estaba aterrorizado por los labios tan gruesos y deformes que le había dejado otro cirujano. Lo que en el argot decimos” boca de pato”. El enfado de este hombre era de tal magnitud, que para vergüenza mía y de su mujer, dijo: “Arréglele a mi esposa esos labios de chocho que le ha dejado un cirujano, que parece que la estoy viendo por abajo en vez de por arriba”.

¡Ah ! Ahora, marcha atrás para hacer una queiloplastia reparadora o secundaria para retirar el exceso de material infiltrado en los labios ¡Esto es de chiflados!

¡Cuánta razón tenía!, pero no quise interrumpir a Margaret, que estaba exteriorizando su amargura, después de bastantes años tragando y comprimiendo. Esta terapia era lo mejor para ella.

-De verdad que sueño con rostros robotizados, hinchados los labios, los pómulos con redondeces aerostáticas.

Me miró fijamente.

– Yo estudié -aseveró, levantando su brazo y señalando un punto imaginario- para hacer Cirugía Reparadora de todo tipo de accidentes e incidencias, no para estar al capricho de la última moda de turno.

Abrí la ventana, aunque hacía fresquillo, no venía mal. Margaret continuó…

-¿Y qué te parece cuando viene una señora” con sus años”, a pedirnos un último retoque con un pie aquí y otro en el más allá?

Demencial, ¿no es cierto? Voy caminando por las calles y observo gran cantidad de rostros rellenos, inflados, estirados como la masa de una pizza bajo el rodillo. ¡Por fin a lo lejos, veo un rostro maduro natural! Con el esmero de los cuidados personales, y lo saludable de una alimentación y vida organizada.

Y qué decir de la clienta, que pide unos glúteos de “Manual caribeño”. Un levantamiento de glúteos, ¡hablando claro! dónde hay que absorber la grasa del abdomen e inyectarla, en esa otra parte, lo que se denomina” glúteos brasileños”.

¡Que toda la preocupación de tu vida! sea” tu culo”. ¡Vaya primer mundo!

Recuerdo que un día cayó en mi consulta, una joven de espíritu, pero de edad bien madura, dulce y apacible.

Me dijo:« ¿Cree usted que podría hacerme …? »

Le contesté: <<Por favor, no se haga nada. Está estupenda. Siga con los cuidados que tiene, pero no se haga ninguna intervención. Su rostro transmite una serenidad y belleza, más allá de lo físico. Acabaría siendo otro “rostro alterado”, perdería su encanto, sería de una belleza estética fría, inerte, sin Corazón>>.

La señora me entendió perfectamente, me sonrió, se dio media vuelta y se marchó. Por supuesto, no le cobré nada. No soy de esos profesionales que cobran cada vez que abren la boca.

En estos momentos, Margaret cayó rendida en el sofá. Se hizo un Silencio entre nosotras, mientras la miraba pacientemente, conociéndola, creo merodeaba por su conciencia, una Conclusión Final.

-Tengo una decisión tomada-dijo-. Mira que he pensado mucho los pros y los contras. Dejo mi consulta, para que continúe otro profesional que se preste a ello.

Rompió a llorar, porque ese mundo en el que estaba metida, le asfixiaba. Y lo tiraba contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos.

Comprendí, que la Sesión había terminado. Después del viaje en avión, el desplazamiento a Madrid, el simposio y el hotel. Tenía la impresión, que dada su capacidad de buscar alternativas y no hundirse, encontraría una salida.

Pedimos por teléfono que nos subieran la cena y una Copita de vino dulce de Málaga. Parecía todo más tranquilo.

¡La Copita más la tila nos dio un sueño que ni contar!

Semanas más tarde… sonó el teléfono. ¡Una llamada de Margaret!

-¿Dime cómo va todo?

-Estoy en el aeropuerto- me contestó.

-¿Y eso? ¿Dónde viajas?

-Voy a Oriente Próximo, Yemen, con Médicos Sin Fronteras, para ponerme a disposición del equipo que dirige cirugías de guerra.

Le contesté: – No sabes cómo me alegro de que hayas encontrado tu Camino. i Margaret, ve tras los latidos, de lo que tu Corazón siente!

1 thought on “BUCEAN DO EN LAS ALMAS – TESTIMONIO DE UNA CIRUJANA PLASTICA

  1. La cirugía plástica tiene un papel muy importante en la restauracion de heridas y cicatrices terribles; esta doctora tomó una sabia decisión, seguro que habrá encontrado paz.
    La sociedad está plagada de reclamos publicitarios, si no eres perfecto/a no eres nadie; es triste que todos tengamos que responder a un patrón para que se nos considere “normales”
    Muy buen relato, para comprender una realidad . Gracias Cristina💝

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