BEATRIZ GALINDO, “La latina”

“Aquella latina

que a penas nuestra vista determina

si fue mujer o inteligencia pura

docta con hermosura

y santa en lo difícil de la corte

más que no hará

quien tiene a Dios por norte”.

El laurel de apolo. Lope de Vega

            Quien no conoce el barrio de “ La Latina” de Madrid. Supongo que no hay alma que no haya oído hablar de él. Y espero con estas líneas que de la misma manera se conozca su historia y a quien se le debe.

            Los versos que hemos leído anteriormente definen muy bien a nuestra protagonista de hoy; Beatriz Galindo, más conocida como “La Latina”. Apodo que se ganó muy merecido por su gran dominio del latín, pues no solo sabía escribirlo y leerlo como corre el agua por el río, sino que lo hablaba de tal manera que era capaz de ruborizar a grandes catedráticos y a grandes del catolicismo.     Amante de la obra de Aristóteles, culta donde las haya, y a además a una edad muy temprana. Su vocación, o más bien el destino que le impusieron sus padres, era; el de monja, de ahí que pudiera estudiar en Salamanca como muchas novicias nobles. Pero pronto las voces corrieron por España de que había una mente idónea para la corte de Isabel y Fernando. De todos es sabido que aunque la leyenda negra quiera poner a nuestros Reyes como incultos, analfabetos y borregos, la corte Española de la época era de gran riqueza en cuanto a personajes humanistas, y para que eso fuese así ya estaba Isabel, que se encargaba de codearse de lo mejorcito. Que si bien la capacidad de los Reyes no da para lo que tiene que dar, rodearse de intelecto se les da muy bien (por supuesto este no es el caso de nuestra siempre la gran “Reina Isabel I de Castilla” pero si de otros Reyes posteriores).

             Si recordáis en un par de artículos anteriores donde hablaba de Juana I de Castilla, resalté la vocación que ésta tenía para las letras. ¿Adivináis quien fue su profesora? Exacto, Beatriz. Fue la institutriz de todos los infantes de los Reyes Católicos. Varias veces quiso nuestra protagonista abandonar la corte, y era tal el afecto, respeto y admiración que le tenían, que le fue imposible hacerlo. La primera vez que lo intentó fue a la muerte de su esposo Francisco Ramírez, un general que cayó muerto en una revuelta en Ronda tras la expulsión de los moriscos de Granada, que como todos sabemos las revueltas siguieron ¿Verdad? Esto ya lo sabíamos…

            El caso es que pese a ser un matrimonio concertado por Isabel I, por cierto; ¿Sabéis donde se casaron nuestros protagonistas? Si, exacto, en el campamento de Santa Fe, poco antes de la rendición de Granada. Por donde iba, ¡Ah si! Como os decía pese a ser un matrimonio concertado, con diferencia de edad y demás, Beatriz y Francisco tuvieron una relación muy envidiable que duró diez años hasta la muerte de éste.

            La segunda vez que ésta quiso abandonar la Corte, fue tras la muerte de su muy amada Reina y amiga Isabel. Y no se fue sin hacer algo que a todos nos hubiese gustado hacer en su momento; ¡cantarle las cuarenta a Fernando!, a pesar de que ambos se estimaban, respetaban y admiraban, Beatriz fue de las pocas personas que le recordó a Fernando cual era el propósito de la unificación de Castilla y Aragón, y del futuro de España.

             Beatriz se afincó a las afueras de Madrid, y allí culminó lo que podemos decir su obra. No solo fundó varios conventos sino que levantó el primer hospital para personas de escaso recurso económico (odio la palabra, pobres), ¿Adivináis dónde? Efectivamente en el actual barrio de la Latina. Este hospital consiguió estar en activo durante mucho tiempo, y la primera vez que cerró sus puertas fue en la guerra de secesión.

            Beatriz fue enterrada entre estas paredes, pero evidentemente el edificio ya no está levantado así que la trasladaron al convento, El Goloso, en las afueras de Madrid, a ella y su marido.

            Beatriz no nos dejó ninguna obra escrita salvo unas cartas y un testamento que dicen es de una exquisita lectura leerlo. Al parecer como curiosidad, deja bien claro que todo el dinero del que dispone lo ha ganado ella, no su marido. Por lo que es libre de emplearlo como desee. (Sus palabras son mas hermosas que las mías).

            Como decía, no nos dejó nada escrito salvo; la educación de todos los infantes de España, hijos de Isabel y Fernando, una corte y una cadena de gente que la admiraba y siguieron sus pasos, varios conventos y el primer hospital para gente desfavorecida. Y por supuesto el nombre de uno de los barrios mas bonitos de Madrid.

            Como tendría que ser esta mujer, que se sigue ganando el respeto de todos los Españoles cada vez que saben de su existencia, sin habernos dejado tan siquiera unas líneas para leer en su memoria. Y es que su mejor obra, fue su ejemplo.

            Y como no, hasta Lope se enamoró de ella, dedicándole versos por doquier y una de sus obras; El laurel de Apolo.

            Así que ya sabéis, cuando paseéis por la Latina, a ser posible de noche y en silencio.  Prestad atención a las palabras en latín que os trae el viento de los labios de Beatriz; melius est habere sapientiam quam aurum possidere, “Poseer sabiduría es mejor que poseer oro”.

Ana Calvo

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