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BARRO, SANGRE, SUDOR Y LÁGRIMAS

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Tres nuevos jinetes del apocalipsis, la DANA, la imprevisión y la ineficacia, han contribuido a sembrar de barro, muerte y desesperación a varios `pueblos de España, especialmente en Valencia y a ello me quiero referir.

  Unas lluvias torrenciales, unos barrancos sobrepasados y unos ríos desbordados han sido los detonantes de las fuertes avalanchas de agua y barro que en pocas horas arrasaron coches, árboles y malezas, que han inundado viviendas y sótanos, llevándose incluso vidas humanas que es lo más terrible de todo. Se dice que en las grandes catástrofes de la humanidad y en las guerras aparece lo mejor y peor del género humano y una vez más se ha hecho realidad, ante una minúscula aparición de indeseables ladrones, que merecen nuestra repulsa y el duro y ejemplar castigo de la justicia, pero todo ello ha quedado eclipsado por la avalancha de miles de voluntarios y voluntarias de diversas edades que cada día y desde el principio de esta lamentable catástrofe han acudido de forma altruista y desprendida en ayuda de los pueblos devastados por las inundaciones para el achique de las aguas, limpieza del barro, atención de los vecinos y todas las tareas por desagradables que sean que se les ha encomendado.

  Sólo el pueblo salva al pueblo, y hoy ese sentimiento es más palpable que nunca, quiero destacar la entrega voluntaria y sin precedentes de nuestra juventud, esa juventud muchas veces injustamente criticada, la mal llamada “generación perdida”, “generación Z”, y muchos calificativos más, pero yo añadiría, “la generación altruista y solidaría”, “la generación generosa y responsables”, “la generación trabajadora y desprendida” y no cesaría en elogios, todos ellos merecidos por su ejemplar comportamiento en esta primera ocasión que España los ha necesitado. Espero que desde ahora, se considere más a esa juventud con un futuro incierto, esa juventud del relevo, que no tiene a quien relevar, porque cada vez se retrasa más la edad de jubilación, esa juventud que no encuentra trabajo, ni una vivienda digna a precio justo, esa juventud formada, preparada, entregada, trabajadora, eficaz, que estamos dejando que se pierda en el desencanto y la ilusión de poder formar un hogar, en una sociedad, nosotros, que poco o nada hacemos por ellos. Quiera Dios, que estos gestos por su parte de desprendimiento, de empatía, de laboriosidad y entrega solidaría, encuentre una forma de reciprocidad en la sociedad y que la clase política se interese en lograr para ellos, empleos dignos, y el apoyo moral y social que necesitan.

Antonio Prima Manzano

                              Antonio Prima Manzano

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