Amor y Estupidez: Historias de Pasión y Tragedia
Ama y haz lo que quieras
(San Agustín)
¿Y qué es el amor? Para Dante era “lo que mueve el sol y las otras estrellas”. Y apunta también que “la pasión del amor no puede comprenderla quien no la siente”. Y es verdad. Pero, acaso sentimos todos el amor de la misma manera? Gran diferencia había entre el amor de D. Juan y el de Dª. Inés, entre Petrarca y Laura, entre Dante y Beatriz, o más lejano aún, entre Sansón y Dalila, entre Salomón y la reina de Saba, … ¿Y cómo sentiría el amor Casanova y todas las mujeres a las que amó? Quizás sea una mezcla de lo que dijo el poeta alemán Heine: “los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor”.
Hay tantas clases de amor como criaturas, pues sí es cierto e irrefutable que no hay dos individuos iguales como lo demuestra el código genético, parece a primera vista incomprensible que dos personas con humores distintos puedan amarse de la misma manera y con igual intensidad.
Sobre el amor se han escrito millones de páginas por miles de escritores desde los tiempos más antiguos. Platón en “El Banquete o del Amor” dice esto: “amor es un dios muy grande” y también dice que es el más antiguo de los dioses y el que más favorece a los hombres porque no tolera la cobardía en los amantes y siempre les inspiran ABNEGACIÓN. El escritor francés, STENDHAL explica cómo nace el amor y sus clases: 1º Amor-pasión; 2º Amor de buen tono; 3º Amor físico; 4º Amor de la vanidad. Que existen muchas formas de amar está claro, cada uno ama según su sensibilidad, su carácter, y por supuesto, también según sus intereses.
Para André Maurois, existen “Siete aspectos del amor”: “El amor caballeresco, el amor romántico, el amor estratega, el amor físico, el amor como evasión, el amor- misticismo, el amor ideal…” Hay amores para todos los gustos. Pero nos quedamos con las palabras de Ortega y Gasset: “Según se es así se ama”. No obstante, también dijo estas duras palabras: “El enamoramiento es un estado inferior de espíritu, una especie de imbecilidad transitoria”. Quizá sea así, pues muchos comportamientos lo parecen y se ha dado y se da en toda época.
Un caso curioso y de imbecilidad transitoria de ridiculez lo relata el italiano Indro Montanelli en su libro “Historia de los griegos”, cuenta el amor incontenible del célebre escultor del siglo V a. de Cristo, MIRÓN, el que dio movimiento a la figura humana, y cuya obra maestra es el “discóbolo”.
Ya viejo y encorvado se enamoró locamente de la hermosa LAIDA cuando la vio desnuda un día que posaba en su estudio como modelo, pues estaba considerada como la mujer más bella de Grecia. Mirón perdió la cabeza por ella y le ofreció todo lo que tenía -que era mucho- si se quedaba con él aquella noche, y LAIDA rehusó. Pero Mirón continuaba en ese estado de imbecilidad que dice Ortega. A la mañana siguiente Mirón se cortó la barba, se tiñó el pelo, se maquilló el rostro, se pintó los ojos, se arregló las cejas y se puso un traje juvenil de color púrpura, y se presentó en casa de LAIDA, y, ésta le dijo: “amigo mío, no pienses obtener hoy lo que ayer rehusé a tu padre”.
El amor puede ser también locura y muerte de los que en España hay suficientes ejemplos: Dª Juana, hija de los Reyes Católicos perdió la cabeza por Felipe el Hermoso. Como amores de muerte, a Mariano José de Larra que se suicidó de un pistoletazo. Otra muerte por amor, aunque menos conocida, fue la de Margarita Gil Röesset, que se enamoró con tanta intensidad del poeta Juan Ramón Jiménez que al no poder conseguirlo se suicidó. Tenía 24 años. Dejó escrito lo siguiente: “En la muerte ¡cómo te quiero!
Ridiculez, enfermedad, locura, muerte… Quevedo escribió lo siguiente:
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
“Ama y haz lo que quieras”. El Sr. Presidente del Gobierno ha seguido sencillamente la cita de san Agustín. Por el amor a su mujer se ha planteado dejar el alto y noble cargo de la presidencia del gobierno de España. No entro a valorar si era necesario tomarse cinco días de retiro espiritual para decidir si se va o se queda. Si es más importante ser presidente del gobierno o el amor de su mujer. Tampoco entro, como dicen los medios de comunicación, la oposición y otros críticos, si esta acción ha sido un arrebato pueril, una irresponsabilidad y abandono de la dirección del país. Y menos aún entro a enjuiciar si la señora Begoña Gómez ha tenido tráfico de influencias o de corrupciones en los negocios como se le acusa, o si la oposición y algunos jueces quieren “embarrar la política con sus mentiras…”
Me quedo con la frase de la carta: “soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer”. Para cualquier simple mortal estas palabras son enternecedoras, pero para un Presidente de Gobierno tan importante como España es sublime. No se puede decir lo mismo del gran Julio César que repudió a su mujer Pompeya, por ciertas habladurías con esta justificación: “El matrimonio de César debe estar limpio, no sólo de la menor acción sino hasta de las sospechas”.
El día 24 de octubre de 2019 en un acto el Sr. Presidente dijo estas palabras: “una de las cosas por las que pasaré a la Historia es por haber exhumado al dictador de un gran monumento como el que construyó en el Valle de los Caídos”. A la Historia se pasa por lo bueno y por lo malo que se hace. Esa acción de “asaltatumbas” no es buena ni noble ni gloriosa, eso es simplemente salvajismo. A los muertos se les deja en paz, esto lo practican hasta los pueblos más incivilizados, incluidos los salvajes. “Vencer sin peligro es una victoria sin gloria”, como dijo Fulcanelli.
Ahora, sí pasará a la Historia con gloria: por el AMOR que es la mayor fuerza del Universo.
No soy marino y, sin embargo, aunque
te hallaras tan lejos como la más lejana
playa en el mar lejano mar, me aventuraría por ti. (Shakespeare)
ROGELIO BUSTOS, GRANADA
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