Algunas reflexiones
María Vives Gomila
Psicóloga clínica – psicoterapeuta
Los tiempos son difíciles para la salud (pandemia y otros déficits), la economía (la incertidumbre del trabajo), la relación social (estamos confinados, aislados en muchos casos, y algunas personas en abrumadora soledad). Si miramos alrededor, el panorama es bastante desalentador: personas conviviendo bajo el mismo techo en espacios limitados, también para niños, adolescentes y otras parejas que necesitarían su propio espacio. Pero en toda situación límite hay siempre una esperanza y esta esperanza nos vincula a otros muchos seres humanos. Ahora, aún más, dependemos del conocimiento y la generosidad de los demás.
Ya lo decía M. Klein, entre otros psicoanalistas europeos, y lo han confirmado actualmente, las neurociencias: evolucionamos y crecemos gracias a la interacción con las otras personas. El bebé y el niño dependen de la inteligencia, sentido común y afecto de padres y educadores para que puedan crecer adecuadamente. Sin este intercambio intelectual, afectivo, social, cultural no habría conocimiento ni desarrollo. Son vínculos que, especialmente ahora, necesitamos aún más para que la vida continúe hacia una nueva normalidad.
Este presente, que ya nos está haciendo pensar, abre el camino a nuevos cambios individuales, sociales y estructurales que habremos de atravesar y evitar que dichos cambios puedan llegar a ser mínimamente paralizantes. Y, aunque detrás de cada acto humano se halla la búsqueda de la felicidad (Aristóteles, Pascal), este momento presente implica aprender una forma nueva de movilizarnos para sobrevivir y poder vivir mejor.
Estas consideraciones me recuerdan las palabras del ahora estudiante de filosofía y escritor, Alexander Jollien, zarandeado por la vida desde su nacimiento: El oficio de hombre -escribía- el arte ineludible de vivir que todos practicamos a diario, muchas veces sin saberlo, exige, en consecuencia, organizar muchos recursos, desplegar un ingenio constante para hacer de la vida una aliada y asumir la propia condición…Este superarse a sí mismo hace del hombre un aprendiz situado ante una vertiginosa y, a veces, compleja obligación, hacer de la vida una obra…digna de asumir plenamente la totalidad de la existencia. Esta es una de las metas que se propuso Alexandre nacido con dos vueltas de cordón umbilical que le postró al borde de la muerte y cuyas consecuencias motrices todavía padece. Es el mismo autor, quien reitera en su segunda novela ‘El oficio de hombre’ que nada está perdido. Nada de lo que hacemos se pierde por el camino sino que, incluso en ocasiones como las actuales, nos impulsa a realizar un ejercicio de adaptación a las nuevas circunstancias.
La idea de adaptarse a formas nuevas de vivir coincide con una de las teorías del iniciador de la Escuela de Ginebra, Jean Piaget que ya hablaba de cómo la vida nos lleva a un continuo pasar del desequilibrio al equilibrio, y es en esta búsqueda constante del equilibrio cuando tratamos de adaptarnos a los cambios que promueven determinados acontecimientos, gracias a la capacidad de asimilar convenientemente los estímulos del medio circundante y acomodarnos a dicha realidad.
Probablemente, también a nosotros puede que nos corresponda adaptarnos a una nueva época, que implique cambios en medios y procedimientos que hasta hoy considerábamos importantes, olvidando otros mucho más auténticos: valorar los pequeños detalles, la expresión de afecto y calidez de una sonrisa, la generosidad desinteresada de tantas personas y su responsabilidad diaria para con los demás. Aunque nada, ni nadie puede intervenir nuestra capacidad de pensar, de sentir, incluso de actuar más allà del sentido y bien común que casi todos reconocemos y apreciamos.
Y, aunque el ansia de felicidad no se logre plenamente, sí se pueden valorar momentos que nos ayuden a no perder la esperanza ante contrariedades del tamaño de la actual. Esta situación, que de forma accidental implica conocerse aún más, requiere saber tanto de fortalezas como de vulnerabilidades. El arte de vivir, que todos practicamos a diario, exige organizar distintos recursos, mantener la confianza en nosotros mismos, especialmente a la hora de superar el pesimismo que nos podría invadir, aun cuando se den numerosoa motivos para el desánimo. Por esto, aunque circunstancias como las actuales podrían poner al descubierto nuestra particular fragilidad, contamos con posibilidades para recurrir a las fortalezas, capacidades y recursos que también están como germen dentro de cada uno de nosotros y que vamos a necesitar para adaptarnos momentáneamente a los nuevos tiempos.
El ingenio se sirve de las carencias para resolver entuertos. Esto ya lo habían observado Cervantes y Quevedo. Ahora nos toca a nosotros considerar la realidad en su justa medida, tratar de conocer nuestra fuerza e ingenio y utilizarla en beneficio propio y de las personas de nuestro entorno para unificar inteligentemente decisiones orientadas a recuperar el bien común en los ámbitos que se requiera.
Situaciones como las actuales ayudan a valorar la capacidad de los demás, nos mueven a agradecer lo recibido de tantas personas que encontramos en nuestro día a día. Descubrimos ejemplos palpables de enorme generosidad. Conocemos cada vez más datos de la entrega de nuestros médicos y sanitarios, de los diferentes cuerpos de seguridad y servicios, cuidadores, profesionales y técnicos de distintos ámbitos, profesores que trabajan a distancia para que sus alumnos sigan progresando en sus conocimientos, servicios sociales y un largo etcétera. Sin todos ellos y en las condiciones actuales, la vida sería todavía, mucho más difícil. Una esperanza para un futuro cercano y complejo.
Una gran reflexion y puesta al dia de lo que estamos viviendo.
Buen artículo filosófico, que orienta sobre la adaptación cultural y sicólogica
Enhorabuena un reportaje, de mucho interés para todos, felicidades.
Buenas tardes buena reflexión en definitiva debemos adaptarnos a cada situación y ver qué podemos ser felices con menos valorando cada detalle gesto o situación. Gracias por su reflexión.
Enhorabuena. Me gusta mucho. Lo leeré muchas veces
Muy buena reflexión de los tiempos actuales
Creo mportante el tono esperanzador y abierto a otros caminos disntos de los que estamos acostumbrados, teniendo en cuenta el ingenio y la capacidad humana de adaptación.
Gracias, Maria
Muy interesante el reportaje y reflexión. Es cierto, esto nos está cambiando nuestra forma de vivir y de pensar.
Que es lo que nos depara el futuro .
Sabremos adaptarnos a través de la tecnología.
Pero Tbien es necesaria la convivencia entre las personas y compartir un abrazo.
Un cordial saludo.
Muy apreciada profesora, leyendo tu magnifico artículo me vino a la cabeza un congreso en el cual participaba una compañera Psicóloga exponiendo la siguiente tesis para iniciar su ponencia:
La felicidad es la normalidad y solo al perderla valoramos la felicidad que teníamos en nuestra vida… los momentos…
Comparto todas y cada una de las ideas expuestas y si me permites me quedo con la teoría expresada del Dr. Piaget y la búsqueda del equilibrio para compensar nuestros estos emocionales.
Siempre un placer leerla o escucharla, siempre aprendo de ti.
Gracias Toñy Castillo