AL ALMA DE JOSÉ LUIS MARTÍN CORREA

Amigo José Luís: Te fuiste de repente, sin protocolos, sin despedidas y sin duelos, en silencio como si hubieras recibido una imperiosa llamada, tal vez la llamada de tu mujer, Charo, a la que estabas tan unido y tanto quisiste, “para amarla y respetarla hasta que la muerte os separe”. Ella hace más de un año que se fue a mejores paraísos, pero sé que era ella la que te transmitía el justo equilibrio de fortaleza y sensibilidad para que continuaras tus actividades en la Tierra hasta que el sueño de la vida llegase a su término y pudierais estar de nuevo juntos. Ya se ha cumplido tu deseo.

¿Recuerdas cuando nos conocimos? Fue allá por el año 1971 cuando fui nombrado alcalde de Almuñecar y en mi viaje a Madrid fui a visitar la Casa de Granada y tú eras entonces vocal de la Junta Directiva y, gracias a tu apoyo, a tu prestigio y capacidad de convicción salió adelante mi proyecto y se colocó en lo alto del edificio un gran letrero iluminado que decía: “CASA DE GRANADA Y ALMUÑECAR.- TRÓPICO DE EUROPA”. Fue el mejor de los reclamos publicitarios. Desde entonces hemos mantenido una excelente y auténtica amistad porque tus obras y tus frutos han sido siempre buenos.

Guardo como “oro en paño” tus libros de poemas que siempre me enviabas; son poemas sencillos pero profundos, muy inspirados y rebosantes de amor. En ellos aparece a menudo la palabra LEALTAD. “Mi barca se llama lealtad”, repites en uno de tus poemas. La lealtad, la fidelidad han sido siempre tus divisas que continuamente practicaste hacia tu familia, a los amigos, a tus raíces granadinas, a tus creencias… fuiste elegante hasta el último suspiro, evitando con ello sufrimientos, desvelos y tristezas a los que te rodeaban.

La gran familia de escritores y poetas del periódico Granada costa a la que tú pertenecías, te recuerda con afecto y echarán de menos tus poemas, tus artículos de opinión y tus actividades culturales, pero nos satisface y nos honra que en tu nueva vida llevarás siempre contigo el Premio Granada Costa por tu Trabajo Cultural.

Tu partida no me apena porque sé porque lo sé, que ahora reposas en el seno de Dios junto con tu querida Charo, pero sí sentiré la nostalgia del fiel amigo.