A Susana, una noche de luna llena.
Efímero vuelo.
La ruleta que me llama.
Efímera vela,
que a mi alma ilumina y llama.
Llena llegas, y vacía,
fría cera derretida
quemando mi piel herida.
Caprichosas formas
de las gotas de la cera
en el corazón ardiente
de blanca inocencia.
Hay sueños que ya no tengo.
No hay vida que a vela vuela.
Las constantes gotas velan
la llama que más anhela.