A  mi  padre: remembranza

Hombre severo y cabal,

de los de estrechar la mano

y ”ya no se hable más”,

cuando se cerraba un trato.

De joven, bien parecido,

achacoso, en la vejez,

en una guerra curtido

sin buscarlo ni querer.

Nunca lograste tu sueño

de surcar el azul cielo

en un avión por ti montado

y del que tú fueses el dueño.

No te puedo reprochar

nada en tu proceder,

pues siempre actuaste

como Dios te dio a entender.

Tras máscara de hombre serio

se ocultaba el  ser humano

entrañable, vulnerable y soñador

al que arrebataron pronto

el candor y la inocencia

en una guerra sin freno,

sin sentido y con dolor.

Así lo parlamentabas,

no sin cierto desazón ,

aunque pasado el tiempo

todo aquellos se curó.

Y como hombre de bien,

trabajaste sin cesar

para dar a tu familia

lo que pudo precisar.

Yo te recuerdo, padre,

honrado  y cuidadoso

de la normas acatar,

hecho que me inculcaste

para aprender a estar.

Veo tu imagen los domingos

sentado en el sillón

desmenuzando noticias

que la prensa editó.

Tengo en mi memoria, pues

que te gustaba leer

y paciente me enseñaste

a hacerlo a mí también.

Mi gratitud será eterna

hacia ti, querido padre,

porque prendiste en mi alma

el afán por el saber.

Ana Martínez

( Huércal-Overa (2024)