LA PUERTA DEL AYER
Un viaje íntimo al pasado: una puerta que se abre a la infancia, a los juegos y a la nostalgia que el tiempo nunca borra.

El silencio envuelve las noches,
se escuchan ecos del pasado,
las sombras cubren los colores,
se tiñen de matices cálidos.
Las imágenes se entrelazan
en el espejo de la vida,
reflejan tintes de añoranza
cuando los años son siete días.
El ayer permanece vivo
acorralado por el tiempo,
pintado con tonos pajizos
sobre el níveo de los lienzos.
Las marcas dibujan los trazos
de esas épocas diferentes
que guardan penas del pasado
cual tatuaje en el presente.
Poco a poco el tiempo modera
y nos embarga la nostalgia
cuando abrimos aquella puerta
que cerramos en la infancia.
Allí perduran escondidos
gozos y alegrías de antaño
cuando jugábamos de niños
sin sentir odios ni rechazos.

