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¡Viva la imaginación!

Un cuento tierno y divertido donde María y sus hermanos usan el teatro para denunciar la contaminación del mar. Entre risas familiares, imaginación y aprendizaje, los niños convierten el salón en un océano lleno de magia y mensaje.

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María era una muchacha muy despierta, que quería ser actriz y en su colegio, tenían clases, optativas, de varias materias, entre ellas Arte dramático.

La familia de María vivía en una casa antigua de labranza, pero con apenas unos pocos acres de terreno que ellos dividieron en un gran jardín en la parte delantera, repleto de flores donde paseaban a sus anchas los pájaros y las mariposas. El resto era un huerto grande, donde cultivaban sus propias vituallas, y algunos árboles frutales. La familia la componían los abuelos, los padres, ella, sus seis hermanos y el tío Sebastián, que les contaba mil historias de cuando salía a pescar con su pequeña barca, cuando el trabajo se lo permitía. La historia que repetía con más frecuencia era, la pelea con un pulpo peleón, cada vez que la repetía, el pulpo había crecido y tenía más tentáculos.

Los fines de semana, María, ponía en práctica las enseñanzas de la profesora de arte, teniendo como actores a sus hermanos, que dicho sea de paso se lo pasaban pipa.

El último fin de semana de septiembre, se presentó lluvioso por lo que no pudieron salir al jardín como de costumbre. Por lo que apartaron los muebles del salón lo mejor que pudieron. La familia y algunos vecinos, que no se querían perder el espectáculo, tomaban asiento, en espera de con qué les iban a sorprender los pequeños actores.

– ¡Señores y señoras! – comenzó a decir muy solemne maría, caracterizada de Neptuno, con su estridente en alto

El tío Sebastián interrumpe.

– Esto me recuerda el día en que yo pesque…   

Ella le corta divertida.

A ver, tío, de la manera que lo cuentas parece que el pulpo sigue vivo, ¡cada ves es más grande y peligroso!

– Es que ese día bebió más de la cuenta y cogió una borrachera – dijo riendo la abuela.

Yo no me emborrachado nunca, sólo bebo en las comidas, y una botella de vino, me dura una semana – replicó muy serio

Bueno queridos espectadores, – dice María, retomando la palabra – como os iba diciendo hoy la historia se desarrolla en el mar. Se titula “VIVA LA IMAGINACIÓN”

Van entrando los personajes.

La Sirenita dice.

A lo mejor hoy veo a mi príncipe, me asomare y mientras espero, tomaré el sol sin el filtro del agua.

Todos están ocupados en sus tareas: la maestra en la escuela, el médico en el hospital atendiendo a los peces enfermos… la representación continua, entre las risas y los aplausos de los espectadores.

En un momento dado aparece Neptuno con cara de pocos amigos.

– ¡A ver! ¡Que venga a mi presencia el equipo de barrenderos! Habéis visto como está de contaminado el fondo del mar, por culpa de los desperdicios que los humanos tiran al agua. Botellas, latas, plásticos flotando entre las olas, vamos, toda su basura va al mar, como si esto sería su retrete. Si necesitáis refuerzos, pedirlos en intendencia.

Y un pececito, chiquitín, interpretado por el hermano pequeño de María, de tres años, cierra la representación, diciendo.

Toto el que tire basura al mar debería de estar obligado a limpiarlo.

Germana Fernández

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