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La nueva visión del estrés

El hombre se jactó y la ciencia se vanaglorió de tener todo el conocimiento, “las leyes físicas rigen el mundo”, nos creíamos en posesión de la verdad absoluta cuando se descubrió el átomo como la base de la física, la misma materia. Pero de repente se descubre que dentro del átomo, dentro de la materia, existe un mundo subatómico completamente diferente al mundo que conocemos. Con leyes tan diferentes que Einstein lo llamó el efecto fantasmal. Todo esto nos demostró que cuando creemos saberlo todo, no sabemos nada.

Lo mismo sucedió cuando apareció la genética, al principio nos mostró que ésta dicta cual será el color de nuestros ojos y de nuestro pelo. Pero pronto llegó explicando porque enfermamos, y porque precisamente de cierta enfermedad, porque tenemos cierto defecto, porque somos como somos, hasta nuestra propia personalidad. Podía explicar si seriamos depresivos o muy optimistas, si seriamos personas de éxito o unos fracasados. Cada particularidad tiene un gen concreto que la manifiesta en nuestra persona y por supuesto la genética se hereda, hay un gen hasta para la infidelidad, de modo que porque esforzarse si prácticamente estamos predestinados por la maldita genética. ¿Somos en realidad víctimas de la genética, lo que se dado a llamar determinismo genético?

Sin embargo como siempre, volvemos a estar equivocados, de hecho todo lo que se rige por el materialismo acaba por alejarse de la realidad.

La nueva biología (que por cierto no es muy popular sobre todo cuando hay intereses de por medio), sostiene que nuestras creencias, percepciones y emociones controlan nuestros genes. El llamado Control epigenético es una nueva ciencia que se basa en controlar la forma en que respondemos al ambiente con nuestras emociones o pensamientos. Evidentemente esto está haciendo mucho daño a las grandes farmacéuticas que quieren que sigamos creyendo en el determinismo genético de modo que nos tomemos las pastillas que ellos venden.

Estos sostienen que el estrés es el causante de que se desarrollen enfermedades. Experimentos con ratones portadores de gen del cáncer de mama, donde un grupo sometido a estrés desarrollaba la enfermedad, mientras que en el otro grupo sin estrés no desarrollaba el cáncer, pone de manifiesto que no hay ningún gen que tan solo por tenerlo haga que desarrolle un cáncer.

Estudiaron el caso de jóvenes adoptados en familias donde eran portadores del gen BRCA1 del cáncer y observaron que los chicos podían desarrollar el mismo cáncer sin tener los genes, ¿Qué tuvieron en común? El estilo de vida, la forma de enfrentarse al estrés diario, la forma de ver el estrés.

 Pero aun van más allá, no solo es estar sometidos al estrés, sino nuestras creencias hacían éste. En EEUU se cree que el estrés es la tercera causa de mortandad en el país. Tras muchos experimentos llegaron a la conclusión de que no se trataba del estrés en sí mismo, sino de la actitud hacia éste. Mientras que el estrés se ha convertido en el enemigo público de la salud, nuevos estudios sugieren que el estrés solo es malo si tú piensas que lo es. La psicóloga Kelly McGonigal nos anima a ver el estrés de forma positiva. En una conferencia TED quiso compartir una confesión: “Soy Psicóloga de la salud y mi misión es ayudar a la gente a ser más feliz y saludable. Pero me temo que algo que he enseñado en los últimos 10 años está haciendo más daño que bien y tiene que ver con el estrés. Por años he estado diciendo que el estrés nos hace enfermar. Básicamente he convertido al estrés en el enemigo. En los últimos ocho años trabajé en un experimento sobre 30.000 adultos, con dos variables, la cantidad de estrés sufrido y la valoración sobre este. Después de consultar el registro público de fallecimientos, el 43% había sido por causa de dicho estrés pero solo en el caso de quienes creían que el estrés era maligno para su salud. Para los que no vieron el estrés como algo nocivo, su estimación de vida fue superior. De modo que se cree que 182000 personas murieron en este experimento de ocho años, no por estrés sino por creer que el estrés es malo para la salud. Lo que da 20000 muertes al año por una creencia, causando más muertes que el cáncer de piel, el sida y los homicidios. Por eso este estudio me asustó tanto, he gastado años de esfuerzo para decir a la gente que el estrés es malo para la salud, cuando en realidad se trataba de cambiar nuestro punto de vista sobre el estrés. Al cambiar dicha creencia, cambia la respuesta de nuestro organismo”

En el mundo animal cuando una leona corre tras un grupo de gacelas, éstas corren desenfrenadamente por salvar sus vidas, hasta el momento en que la leona termina por cazar a una de ellas. En ese momento todas las demás dejan de correr. Si en vez de gacelas fuesen humanos, estos seguirían corriendo aunque la leona ya hubiese cazado y tuviese comida para días. El estrés de la gacela, termina sabedora de que ya no corre peligro su vida. Pero el caso del ser humano, la hermosa y útil conciencia de nosotros mismos, nos juega una mala pasada, y como tenemos una maquina única e inagotable (al menos en el universo que conocemos) de pensar, revivimos creencias falsas como, “se habrá quedado con hambre, vendrá a por mí aunque este a 100 kilómetros, se ha quedado con mi cara”, miedos irracionales que pueden resultar peores que acabar en las fauces de un felino.

De modo que existe una nueva visión sobre el estrés. Debemos verlo como una colaboración de nuestro organismo para salir de una situación embarazosa o hasta peligrosa. Con esta creencia colaboraremos con nuestro organismo, en vez de hacerle creer que es tan nocivo que debe acercarnos un poco más a la muerte. Esta nueva visión, también nos enseña que el estrés nos hace sociables.

La oxitocina es una hormona conocida como “la hormona del amor”, sin embargo es junto a la adrenalina una hormona del estrés. Es la causante de afinar nuestros instintos sociales para fortalecer relaciones cercanas, nos hace anhelar el contacto físico y mejora nuestra empatía, nos hace buscar ayuda, buscar a alguien a quien contar lo que nos sucede y a darnos cuenta cuando alguien está luchando, de modo que nos apoyemos mutuamente. El poder de esta hormona de regenerar nuestros tejidos y nuestras propiedades cardiovasculares se intensifica cuando nos rodeamos de quienes nos pueden ayudar o de a quienes podemos ayudar.

De modo que la respuesta al estrés tiene un mecanismo incorporado para recuperarse de este mismo estrés y este mecanismo es el contacto humano. Otro experimento de 5 años sobre 1000 personas que experimentaban estrés, terminó con la conclusión de que quienes habían ayudado y cuidado de amigos y vecinos, no mostró ningún aumento del riesgo de muerte por estrés.

Kelly McGonigal dijo. “Cuando se elige ver la respuesta al estrés, como algo útil se crea la biología del coraje, creando resiliencia”

Manuel Salcedo Galvez 

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