IGLESIA, POLÍTICA, PODER

Maria Vives Gomila, Profesora Emérita de la Universidad de Barcelona y escritora
¿Puede la Iglesia, como institución, desde una actitud de poder, sugerir, incluso promover una determinada tendencia de voto? Las palabras del presidente de la Conferencia episcopal española, de hace unas semanas, dieron que hablar, cuando no todas las voces de los obispos sostenían el mismo planteamiento.
Dicha manifestación me recordó una homilía, previa a unas elecciones generales en nuestro país, en la que el celebrante pedía el voto para un determinado partido político. Esto ocurría en Madrid. En alguna que otra parroquia de Barcelona, el celebrante hablaba de la necesidad de cambio, de justicia social y bienestar general. Estos datos podrían conducirnos a la visión que se tenía del poder en las primitivas y posteriores comunidades cristianas.
Jesús eligió a los doce, a quienes va formando sin que en un principio entendieran muy bien de qué les hablaba, aunque les dejó unas líneas básicas: el Reino de Dios no es de este mundo, el amor a este Dios, en cuyo nombre hablaba y varias ideas a resaltar, como caminar juntos haciendo el bien, dar a conocer este Reino y amar a cada persona como a sí mismo. Todas sus enseñanzas apuntaban y se orientan en esta dirección.
Al final de este periodo, a partir de su manifestación de fe, Pedro se convierte en el responsable de una comunidad, que continúa la predicación siguiendo las directrices recibidas del Maestro, el contacto con sus hermanos sin ánimo de poder ni de competencia con los otros apóstoles. Si bien, entonces ya había quienes estaban muy interesados en saber quién ocuparía los primeros puestos en este Reino, incluso la madre de Santiago el Mayor y Juan, el Evangelista, intercedería para que sus hijos estuvieran situados, uno a la derecha y otro a la izquierda del Maestro.
Recordemos la respuesta de Jesús a los doce:… No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor y el que quiera ser el primero sea esclavo vuestro (Mt 20, 20-28).
De este modo, ha habido una sucesión de hechos, que han influido en la transmisión del mensaje, al que han hecho creíble o han interferido en su credibilidad, aunque siempre haya habido personas inspiradas, que han sabido reconducir y mantener con su vida la idea central del mensaje del Señor.
Se trata de personas que han intervenido cuando sentían que el espíritu de la Iglesia decaía. Así tenemos, en una primera época, el ejemplo de los Padres del desierto, San Antonio Abad (251-356 dC.) entre otros, que, después de repartir su fortuna, se retira al desierto, donde pasa gran parte de su vida como eremita. A él se debe la constitución de grupos de monjes bajo la dirección de un guía, que daría lugar a la orden de los Antonianos. Posteriormente (480-547), San Benito, considerado el iniciador de la vida monàstica en Occidente, crea la orden benedictina, reformada años después por San Bernardo de Claraval (1090-1153).
En el siglo III, la religión ya se sobreponía al evangelio. Siguieron persecuciones en diferentes países y la jerarquía ejercería en la Baja Edad Media un poder, que, procedente de las prebendas recibidas en la época romana, favorecería el desarrollo del clericalismo. Estaba surgiendo una de las primeras escisiones entre la jerarquía y la comunidad cristiana.
La entrada de riquezas y nuevos talentos constituiría, más que la conversión de Constantino (312), el punto de inflexión de la cristianización de Europa (380). De ahí surgiría, según J. M. Castillo, la contradicción entre la grandeza y el poder surgidos y las enseñanzas del evangelio .
En los siglos XI y XII predominaba la idea de poder de los papas. Y surgen de nuevo figuras que reconducen la iglesia a su primitiva orientación: Francisco de Asís (1182-1226) muestra lo esencial del mensaje de Jesús.
Su amor por los pobres, la creación y la paz inspirarían al papa Francisco, cuya temática transmitiría en sus enclíclicas. Del mismo modo, Ignacio de Loyola y su camino espiritual, base de los ejercicios espirituales, impulsaría la contrarreforma (1491-1556) y Teresa de Jesús iniciaría la reforma de la orden del Carmelo, que se caracterizaría por una vuelta a los orígenes y la importancia dada a la oración como castillo interior con sus diferentes moradas.
Podemos creer o no creer. También es cierto que Dios deja en libertad al ser humano para que pueda decidir su elección mostrando su enorme respeto por este gesto. Espera que la persona esté preparada para decidir su futuro con libertad.
Dicen que la fe es un don y debe ser así. Acuden a mi mente determinadas frases de Emmanuel Carrère, sobre este tema, en su novela, “El reino” (2015), en la que se entrecruzan la historia de los primeros cristianos, como lo haría un historiador y su vivencia personal sobre la fe. En ella, el autor lleva a cabo un itinerario por la vida de los primeros cristianos y así va describiendo: la fe se concede, requiere un ejercicio de atención, paciencia y humildad. En cada conversión hay una frase hecha para cada uno. La conversión es la primavera del alma. Una vez que has visto el misterio, ya no puedes no verlo. Si no ilumina, la figura de Jesús ciega. Instruye mediante reveses y situaciones extremas (en San Pablo y también en los Hechos)… . A raíz de una actitud, cada vez más crítica en el hombre, se han ido cayendo paulatinamente los dogmas que le daban seguridad, pero que necesitaba para crecer y creer.
Hemos pasado de un mundo de principios dogmáticos a efectuar una crítica de estos mismos principios, inicialmente rígidos e inamovibles. Pero, a medida que el ser humano ha hecho uso de su sentido crítico, al intentar buscar consistencias científicas sobre el universo, la creación o el ser humano, la idea que sustentaba estos principios, hasta ahora sólidos, se ha ido tambaleando.
En consecuencia surge la incerteza sobre el inicio y el final de la vida. Dios existe para unos, pero no para otros. Sólo la persona, desde una cultura y actitud críticas, sea o no creyente y desde su libertad, decide si Dios existe o no .
De este modo, puede ser duro el camino cuando la razón, la ciencia y la fe no siempre van de la mano.

Maria Vives
Muy interesante el artículo y todo lo que en el se describe.
El final interesante …no todos van de la mano .
Felicidades 👏👏👏👏🙏🌹