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MIRADA AL PASADO – La Inquisición en Andalucía

Jose maria escribano rotativo

José María Escribano Muñoz

Autor: José María Escribano Muñoz

Hendaya-Francia

Alguna vez hemos tratado el tema de la Inquisición; concretamente lo relacionado con el tribunal de Granada, sin embargo no habíamos realizado un análisis histórico de lo que fue, la inquisición en el conjunto de Andalucía.

Por esta razón a lo largo del articulo de hoy vamos a centrarnos; en la distribución territorial de los tribunales, en los objetivos políticos y económicos de la institución, los desencuentros con los papados, y finalmente en como una ideología basada en la superstición, es capaz de habitar en todas las instituciones públicas.

También hablaremos sobre la responsabilidad; siempre se centraron las criticas de las malas prácticas en la iglesia, dejando al margen como si fuera cosa de otros la responsabilidad política, en este caso la corona, que en lugar de gobernar, dejaba en manos de otros la tarea que formalmente les correspondía.

No quiero descargar de responsabilidad a nadie; pasados los siglos es fácil hacer un balance de lo acontecido, cuando se antepone la superstición a la razón empírica del pensamiento, estamos ante la posibilidad de cometer disparates, que solo el tiempo es capaz de poner en su sitio ante las masas. Y digo bien ante las masas; porque el análisis crítico siempre estuvo del lado de pensadores y valientes, que se atrevieron a criticar cualquier atrocidad, a costa incluso de pagar con sus vidas.

Ejemplos de todo esto los tenemos a cientos; tantos como los que fueron inocentemente ajusticiados, sin más motivos que el de la sospecha de ser diferentes, por razones de comportamiento, pensamiento, razones económicas, incluso simplemente por una denuncia, que respondía a una simple envidia vecinal, pero lo más lamentable es que todo esto no hubiese ocurrido con una mínima formación de nuestros gobernantes.

Antecedentes:

Andalucía tuvo un protagonismo muy importante; dentro del panorama inquisitorial español y sobre todo el tribunal de Sevilla, cuyo ámbito territorial abarco una importante extensión, comprendiendo las provincias de Cádiz, Huelva y una buena parte de Córdoba.

Este tribunal fue uno de los más importantes de la monarquía; sobre todo cuando comenzaba el declive de la inquisición siglo XVIII, el tribunal de Sevilla continuaba con una gran actividad procesal.

Analizando los diversos procesos; percibimos unos rasgos comunes en la mayor parte de ellos, es un fenómeno que adopta tintes económicos, sociales y políticos, siempre por este orden, sin olvidar el carácter jurídico, muy condicionado por los factores anteriormente citados.

El protagonismo del Santo Oficio y su papel censor; fue sin duda otra de las actuaciones más relevantes, por su influencia en cuanto al freno intelectual, interviniendo en toda actividad cultural y artística, no olvidemos que cualquier publicación, debía de contar con el beneplácito del obispo de turno, que en la mayoría de las ocasiones, este trabajo quedaba encomendado a los clérigos más ortodoxos. Esta situación obligaba a los autores; a desarrollar el ingenio al máximo, obligando a los lectores a leer entre líneas, pero a los autores plásticos, les ocurría otro tanto.

Aquella situación una vez más; puso en marcha la doble vara de medir, los poderosos podían permitirse, el encargo de obras que estaban prohibidas, para su contemplación personal; un ejemplo lo tenemos en la pintura, los reyes hacían acopio de importantes colecciones de desnudos, el equivalente a la pornografía de su tiempo. Sin embargo gracias a las prácticas burladoras, de aquellas leyes eclesiásticas, hoy podemos contemplar grandes obras en todos los museos del mundo.

Pero si nos fijamos en el fondo de la cuestión; siempre es el eterno deseo de poner freno a la imaginación humana, no hay nada más peligroso para los poderes que el libre pensamiento, este es capaz de cuestionar todo, incluso aquello que se considera tabú.

Los tribunales y las causas:

El origen de los Tribunales de Distrito; la dilatada marcha del Santo Oficio en tierras andaluzas, se inicia dos años más tarde de que el papa Sixto IV, otorgase a los reyes católicos la facultad de designar a los primeros inquisidores en sus territorios. Los primeros nombramientos recayeron en la personas de; los dominicos Miguel de Morillo y Juan de San Martin, los cuales se trasladaron a Sevilla, comenzando a ejercer los cometidos para los que habían sido designados, reflejado en el edicto de diciembre de 1480.

Sus primeras actuaciones; estuvieron rodeadas de la más absoluta severidad, los excesos cometidos muy pronto llegaron a oídos del papa, que en un breve de fecha 29 de enero de 1482, indicó a los reyes “que estos inquisidores habían actuado, sin adecuarse a lo establecido en el Derecho, en el mismo documento se les acusaba, de haber ordenado el encarcelamiento de muchos inocentes, a los que condenaban con pena de muerte y confiscación de sus bienes”. Pese a los abusos cometidos; estos inquisidores no fueron relegados de sus funciones hasta tiempos de Inocencio VIII.

Un problema económico; en la visita que los reyes católicos realizaron en 1477 y 1478 a Sevilla, comprobaron como el comercio estaba en manos de judíos, controlando toda la actividad sin apenas limites, lo que reportaba unos beneficios capaces de comprar a cargos públicos, incluso llegaban a controlar a altos cargos de la iglesia. Por otro lado la administración de los bienes de los señores; como era el caso de Sevilla, Córdoba y Jaén estaban bajo su control.

Dentro de este ambiente de competición económica; los reyes en 1483 ordenan la drástica decisión de expulsar a los judíos, de tierras sevillanas así como la persecución y castigo de los falsos cristianos. De esta forma surge el primer tribunal de carácter moderno en la península, su distrito se extendía por todo el reino de Sevilla, a excepción de su parte oriental, que estaba bajo la jurisdicción del arcedianato de Écija, que quedo bajo la jurisdicción del tribunal de Córdoba. En 1491 se constituye un tribunal en Jerez, cuya existencia no pasó de 1507, integrándose en el de Sevilla.

Para controlar tan vasto territorio; el tribunal sevillano conto con un amplio número de funcionarios, la mayoría familiares relacionados con los altos cargos de la iglesia. Entre los controles principales estuvo el de Cádiz; encargado de controlar el tráfico de buques extranjeros en la bahía, sobre todo por el transporte de libros cuyo contenido eran de consideración herética, por esta razón durante el siglo XVI, la amenaza protestante se sumo a los judíos y moriscos, lo que origino algunos autos de fe entre los años 1559 y 1562. Otro de los temas perseguidos; eran los que se consideraban alumbrados, individuos que se creían con poderes, para entrar en contacto con la divinidad. Pero a estos temas no escapaban los cristianos viejos; por causas de bigamia, hechicería, blasfemias o cuestionamiento de los dogmas.

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A partir del año 1482, surgen otros tribunales como el de Córdoba, al que se le asignaron como inquisidores, Pedro Martínez de Barrio y Antón Ruiz de Morales; el ámbito territorial de este tribunal, abarcaba el arcedianato de Écija y el obispado de Córdoba, con la exclusión del condado de Belalcázar, que estaba bajo la jurisdicción de Llerena. Este nuevo tribunal de Córdoba; adopto la contundencia mostrada por el tribunal sevillano, para hacernos una idea, en tan solo un año, se condenaron a morir en la hoguera, a unas doscientas personas, y otras dos mil fueron sentenciadas. Pero en 1504 se produjo en Córdoba, el auto de fe más cruento de todos los realizados, por los distintos tribunales de la inquisición moderna en España, en este auto se llegaron a quemar 107 personas condenadas por judaizantes. Este hecho produjo una gran desbandada de judíos hacia Granada y Portugal. A partir del año 1580 muchos de los descendientes de los judíos que marcharon a Portugal, comenzaron un retorno a tierras cordobesas, sin embargo los procesos a judíos continuaron, mientras que los procesos por luteranismo se centraron de forma muy especial, sobre comerciantes franceses, centrados en el comercio de la industria sedera cordobesa. Los procesos a moriscos de origen granadino; se incrementaron en la década de los ochenta, allá por el año 1591 el tribunal del Santo Oficio cordobés, había incoado expedientes por delitos cometidos contra la fe, a más de medio millón de personas, circunstancias como la peste o la expulsión de los moriscos, rebajaron de forma drástica los procesos durante los años posteriores. El tercer tribunal en aparición fue el de Jaén; las primeras referencias datan de 1483, el distrito de influencia era el obispado de Jaén, el arciprestazgo de Alcaraz, adelantamiento de Cazorla y el Campo de Montiel. Sobre el año 1507 este tribunal, conto con jurisdicción sobre los obispados de Guadix-Baza, el arcedianato de Alcaraz, el adelantamiento de Cazorla, la villa de Beas de Segura y el campo de Montiel; esta situación duro hasta finales del año 1526, cuando pasan las competencias a los tribunales de Córdoba y Granada.

La última Hoguera:

En 1781 fue la última hoguera de la inquisición en Sevilla; la beata María Dolores López fue acusada por el Santo Oficio de herejía, por fabuladora y por haber proclamado, que había tenido relaciones divinas con el espíritu santo. (Un claro caso de perturbación mental, como tantos de los que fueron protagonistas, acusados y acusadores).

El 24 de agosto del año 1781, en el Prado de San Sebastián sevillano, fue instalada la que sería la hoguera, con el fin de llevar a cabo la pena a que había sido condenada esta pobre mujer, con su cuerpo convertido en cenizas, se daba cumplimiento, a la sentencia que la había considerado relajada por el brazo secular y condenada a morir en la hoguera.

Su condición de nacida en el seno de una familia sevillana de carácter humilde, y a pesar de contar con varios miembros de dicha familia, consagrados a la vida religiosa, no impidió quizá por su condición social, de librarse como así ocurrió con otras por este concepto de herejía, (hay que tener en cuenta el ambiente en aquel tiempo, en el cual se tenían en cuenta, relaciones divinas entre personas que les fue otorgada la beatificación, por lo tanto que esta mujer entregada a la fe hasta límites paranoicos, es fácil entender que su humilde condición social, no le fue  favorable). María Dolores desde su niñez; había vivido un ambiente muy religioso, su padre era muñidor de la Hermandad del Santísimo en la parroquia del Salvador, uno de sus hermanos presbítero en Sevilla, y una hermana carmelita descalza, Sin embargo María Dolores, sufría unas limitaciones físicas, que impidieron el ingreso en cualquier comunidad religiosa, esta mujer debido a una enfermedad desde su infancia, quedó ciega a los 12 años, lo que no impidió que desarrollara los otros sentidos, llegando a valerse por sí misma, hasta el punto que muchos ponían en duda su falta de visión. Esta mujer probada su perturbación mental; ya que todo su afán era no solo entrar en una orden religiosa, sino ser considerada como una mujer santa; ella entre sus argumentos contaba mil y un disparate, que iban en aumento a medida que no se le tenían en cuenta, fue entonces cuando fabulaba sobre sus conversaciones con los ángeles y el mismo dios. Pero ante tanto disparate; una persona su confesor convencido a pies juntillas de sus argumentos, fue el que trabajo para que fuera admitida en el beaterio de San Francisco en Marchena, donde las reiteradas visitas, levantaron sospechas de una relación que existía entre ambos, lo que le llevo a un peregrinaje por diversas instituciones, siendo siempre amparada por sus confesores, que fueron los encargados de propagar sus supuestas virtudes.

En 1779 se inicia lo que sería un largo proceso; que duraría casi dos años, María Dolores López fue internada en las cárceles secretas de la inquisición, a los que se unió el secuestro de todos sus bienes, este proceso desembocaría en el último acto de fe llevado a cabo en Sevilla. Como primera providencia el fiscal del alto tribunal; pidió que fuesen examinados los confesores que había tenido esta mujer, los cuales le habían incitado y fomentado sus paranoias; sin embargo a pesar de su justificado comportamiento negativo, ninguno de ellos fue penado, por el tribunal competente de la inquisición, delitos mucho más ligados al Santo Oficio, que la propia causa de los de María Dolores, pero sin embargo esta  pobre mujer terminó siendo pacto de las llamas, mientras los incitadores se fueron de rositas, lo que demuestra una vez más, el carácter misógino de los juristas inquisitoriales.

Conclusiones:

Cuando nos acercamos a cualquier jurisdicción teológica; nos enfrentamos a las mismas actitudes, con un  arbitraje desigual, siempre vemos como la balanza se inclina a favor de los poderosos, mientras que se ensaña con los débiles o desfavorecidos socialmente. El tema económico; es otro de los objetivos perseguidos, por los citados tribunales, lo que viene a demostrar que los intereses, no siempre fueron de carácter religioso…

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