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BUCEANDO EN LAS ALMAS – TERTULIA FAMILIAR SOBRE OPPENHEIMER

Cristina Gómez Tejedor

Película Oppenheimer o el espanto de haber creado la bomba atómica

Salimos del cine y nos fuimos a El Jardín de María, en una noche cálida del mes de septiembre. Volvía a confirmar mi pronóstico, con esta historia real, fascinante, terrorífica y a la vez de una Gran Moraleja.

Robert Oppenheimer.- dijo Tomás, el matemático de la familia. -Se embebía tanto con las ecuaciones que era un reto personal, seguir con las investigaciones de Albert Einstein; el cual 40 años antes con su Fórmula E=mc2, al descubrir que la energía y la masa son intercambiables, preparó el terreno para la energía nuclear y las armas atómicas. Inició lo que posteriormente desarrollaría Oppenheimer: la bomba atómica. ¿O acaso creéis que Einstein, intuyendo que tenía en su cabeza, la fórmula del preámbulo de la bomba…y sabiendo los efectos devastadores que podría causar, en manos de los políticos, militares y empresarios de armamento; dejó pasar… la oportunidad de desarrollarla?

-Es posible. -comentó Ana, su madre, profesora de toda la vida. -Que Einstein con el sentido especial que le caracterizó, decidiese abandonar en ese punto, los experimentos. No me extrañaría que él, premonizase el desastre.

Eliana, física de profesión y pensamiento, opinaba, refiriéndose a Oppenheimer, que cuando un científico forma parte integrante de un proyecto, como el que fue El Proyecto Manhattan (creado por el Gobierno de Estados Unidos y destinado al desarrollo de armas atómicas), el ímpetu de investigación en desarrollar fórmulas y aplicarlas en el material radiactivo fisionable de Uranio y Plutonio, debería producir tanta adrenalina que no pensaría en las terribles consecuencias. Como si se sumergiese en una “realidad virtual” o IRREALIDAD paralela a una Realidad Verdadera.

Esto explicaría que cuando él presenció la prueba Trinity en Alamogordo, Nuevo México, en 1945 y vio escenificada la cruda verdad de sus fórmulas en aquella inmensa bola de fuego, previa al hongo nuclear, quedó sobrecogido y afirmó: “El mundo ya nunca volverá a ser igual”, es decir, empezaría la loca carrera de armamento entre las naciones, como así fue en la llamada Guerra Fría y como es ahora en nuestros días. Oppenheimer, DIMITIÓ COMO DIRECTOR DEL PROYECTO.

Mario, el filósofo psicólogo de la familia, nos señaló con el dedo: -No olvidemos las presiones políticas, por parte del presidente de Estados Unidos Roosevelt, que estaba informado por otros científicos amigos de Oppenheimer, del avance de la investigación. So pretexto, de parar a los nazis que ya habían tomado Checoslovaquia y el miedo de que se hicieran con sus minas de Uranio. Y para demostrar Estados Unidos (a los aliados de sus enemigos) que ellos eran los más fuertes, necesitaba “sacar músculo,” por eso los Bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, en Japón.

Esto produjo un auténtico dilema moral en Oppenheimer. Angustiado por la muerte de miles de seres inocentes y las secuelas que la radiactividad dejaría en los supervivientes, y en sus descendientes,

pues modificaría la genética, como así se vio, durante varias generaciones … exclamó: “Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”.

Dos años después, fue elegido presidente de la Comisión para la Energía Atómica estadounidense, cargo que ejerció hasta 1952. Un año más tarde, debido a su vinculación, durante su juventud, con el régimen comunista, fue víctima de la “caza de brujas” y se le destituyó de la presidencia de la Comisión.

Los últimos años de su vida los dedicó a la reflexión sobre la encrucijada que se presentaba a partir de ahora, en la interrelación de ciencia y humanidad. La ciencia al servicio del hombre o la ciencia por encima de la bioética.

Y puntualizó. – El comandante Claude R. Eatherly, nunca pudo limpiar su conciencia. Él fue quien comunicó el “adelante”, para lanzar la primera bomba atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Y se trastornó cuando vio el Horror que él, había ordenado. Murió en un manicomio.

Esto es una conclusión. -dijo Mario-. Se debería prohibir por acuerdo unánime de todos los Estados, que ninguna investigación se aplicase para la industria de la guerra. Y solo para fines de ayudar a las sociedades en temas de avances médicos, instrumental para detectar tumores y enfermedades, infraestructura civil, etc.

Recordemos la secuencia de la película, en la que Einstein le dice a Oppenheimer, en una de

las escenas finales: “Ahora, es tu turno, de lidiar con las consecuencias de tu logro”.

Eliana, quedó reflexiva y expresó sus pensamientos: ¡Y el arsenal de bombas de hidrógeno que hay actualmente en el mundo, armas termonucleares, un diseño de segunda generación de armas nucleares!

Ana, la madre de Tomás puso el punto y final.

-Pues frente a la locura, la ambición económica, el ansia de poder o prepotencia de unas

naciones contra otras, “que Dios nos pille confesados, se apiade de nosotros y nos guarde”.

Todos levantamos nuestra copita para brindar.

Cristina Gómez-Tejedor Álvarez

Granada

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