LA SEQUÍA
Un texto escrito por Alberto Blanco Rubio
“Por las veredas de los caminos, todavía se pueden sentir sus pasos, mientras la noche se cierne sobre el horizonte y el silencio se extiende por los campos, atroz. Son los pasos de los campesinos, que regresan exhaustos a sus casas pisando los restos de lo que antaño fueron sus cultivos y hoy son tierras yermas. Ya no fluye el agua y nadie osa pronunciar la palabra de la que nadie les previno. Los últimos cincuenta años habían sido de bonanza, los últimos doce de meses de quebrantos, lágrimas y tortas de huevo. Ya no podían comer hogazas de pan. El trigo se había convertido en un añorado recuerdo de momentos irrepetibles. Varios labradores levantan la cabeza y miran al cielo, pero no hay nubes. Ni una sola. La lluvia se ha alejado de sus hogares, abandonando sus cuerpos al delirio de un sol que nunca deja de brillar. Tal vez mañana hallen entre las veredas un reguero de agua. Tal vez. Pero ese tal vez ya está cansado de ser nombrado. Tal vez mañana la sequía deje de castigar sus seres, pero como un mal compañero de camino, volverá a secar las tierras cuando las gotas de agua se hayan diluido entre las grietas de los polvorientos senderos»