EL CLUB DE LAS SIETE DAMAS

EN los primeros días del tórrido mes de julio entré en un bar de la zona del Realejo no tanto por tomar alguna bebida como por refrescarme un poco con el aire acondicionado. En una esquina del salón había siete mujeres mayores sentadas alrededor de una mesa. Hablaban bastante alto y a veces, acaloradamente. Debían ser de distintas ideologías políticas porque unas defendían al presidente del Gobierno y otras le atacaban sin perdón como responsable de todos los males que estamos sufriendo presentes y venideros, pues son las mujeres las que mejor toman el pulso a todo lo que ocurre en un país por la sencilla razón de que siempre van con el oído atento y la mirada inquisidora. En cuanto a la economía son las primeras que lo ven cuando van al mercado o a cualquier tienda. No es necesario tener estudios universitarios para saber lo que ha subido todo: el aceite, el doble y triple; la luz, los carburantes, los impuestos… una exclamó: ¡y dónde se ha visto que un kilo de patatas valga doscientas pesetas!

Debían estar equilibradas en ideología porque después vino la réplica de otra que justificaba todo con las mismas estúpidas argumentaciones de los políticos: la guerra de Ucrania, la “pertinaz” sequía, la subida del petróleo, el socorrido cambio climático… Pero a ninguna se le ocurrió preguntar qué estaba haciendo el gobierno ante estas emergencias, qué previsiones y soluciones preparaba para hacer frente a estos males, pues hasta el momento sólo ha hecho subir impuestos, pero en absoluto reducir gastos que en gran medida es despilfarro, gastos inútiles e innecesarios. Además, todos estos males han surgido desde que está en la presidencia de gobierno el Sr. Sánchez.

   La que hablaba todavía en pesetas dijo como un pensamiento en voz alta: ese Sánchez no debería ser presidente del gobierno, es un gafe, un cenizo y nos va a traer toda clase de males.

“Sánchez es un cenizo”. Estas palabras se quedaron revoloteando en la cabeza. ¿Es casualidad que durante la presidencia del Sr. Sánchez se hayan producido terremotos, volcanes, “pertinaces” sequías, tormentas desastrosas, las continuas olas de calor, la calima, la pandemia con los miles de muertos, las mujeres que no saben si son mujeres y los hombres que no saben si son hombres…

Con el Sr. Sánchez también aparecieron las plagas de mosquitos tigre… un sinfín de males. Pues pensándolo reposadamente, aquella mujer llevaba razón, el Sr. Sánchez es un CENIZO, son demasiadas coincidencias.

    En España hemos padecido las diez plagas que azotaron el antiguo Egipto por el talante del faraón y este que tenemos aquí ha querido superarle, y él ha provocado la undécima plaga convocando las elecciones generales en el tórrido mes de julio cuando casi la mitad de los votantes están de vacaciones, ¡a fastidiarse, que por eso mando yo!

BERLUSCONI

   Dejaron el tema político y la que manejaba el teléfono dio esta noticia: “Berlusconi ha muerto y ha dejado una fortuna de 6000 millones de euros”. La que contaba en pesetas quiso saber cuántas pesetas eran aquella cantidad, y la del teléfono se lo dijo en unos cuantos segundos; y en la cara de las siete mujeres apareció una expresión extraña, mezcla quizás, de sorpresa, incredulidad y envidia. Una de ellas exclamó: ¡Cómo se puede uno morir siendo tan rico! La del teléfono replicó: a nadie hizo rico el dinero; el que más tiene mayor apetito tiene de él y termina siendo el más desgraciado de los esclavos. Prueba evidente es que aunque tenga mucho aun no es suficiente, quiere más.

La otra mujer insistió: “pues yo pienso que tanto la vida como la muerte debiera depender de nuestra propia voluntad”. La del móvil les contestó con unas palabras de Séneca: por doquier está la muerte, merced a la prudencia divina; todos pueden quitarle la vida y nadie la muerte a la que conducen mil abiertos caminos.

   Es precisamente la muerte la que nos iguala a todos, hombres y mujeres, ricos y pobres, tontos y sabios, y no este absurdo Ministerio de IGUALDAD que se ha sacado de la manga el Sr. Sánchez.

    Una de las mujeres dijo muy seria: yo ya soy igual que los hombres, he dejado de usar el tampón porque se ha ido el periodo. Y a continuación, ¿Por qué llevamos tantos años dirigiendo la España de 47 millones de personas, políticos sin integridad ni talento? ¿No hay políticos mejores?

   La que parecía ser la presidenta que había permanecido callada dio por terminada la sesión y dijo estas palabras: es muy corriente ver en las cosas de este mundo que la suerte, para probarnos su poder, ya que no tiene en su mano hacer sabios a los tontos, los hace afortunados en daño de la virtud; de aquí que se vea todos los días que los hombres y mujeres más torpes e inferiores ocupen grandes cargos públicos, especialmente en España.

    Pues en el siglo XIX el escritor escocés Louis Stevenson dijo esto de los políticos: la de políticos es tal vez la única profesión para la cual la preparación es innecesaria.

Y así nos va.

ROGELIO BUSTOS  (21-julio-2023)

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