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¡Oh!, Madre de mis amores, Nuevo libro de Benito Mansilla

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Benito Mansilla, nacido en Checa (Guadalajara) el 17 abril 1956.

Su padre, agricultor y jornalero, pasaba temporadas en las montañas haciendo carbón y cortando pinos. Su madre cuidaba la casa, 5 hijos, y huertos, gorrinos y gallinas.
Estudió en el Colegio del pueblo hasta los 14 años. A los 9 años le dieron una beca de 6000,-pesetas y fue al Seminario Menor de San José de Guadalajara pero en las vacaciones de Semana Santa enfermó de las fiebres maltas estando 3 meses en cama y ya no volvió.

Esta beca fue gracias al tesón del cura del pueblo, Don Justo Sanz Mateo, persona increíblemente admirable y a quien ha llevado toda su vida en el corazón. Probablemente por su condición de monaguillo desde los 5 o 6 años hasta los 14 y estaba a todas horas en la Iglesia.

A los 10 años les ofrecieron casa y trabajos en Torres Torres (Valencia), un año a trabajar la naranja, pero no fue del agrado de su padre y volvieron al pueblo.

A los 14 años marcha la familia a Barcelona. Nada más llegar entró en una Asesoría Jurídica de botones y permaneció allí durante 5 años.

Cinco años de añoranza diaria del pueblo. Apenas salía salvo para ir a misa con sus padres los domingos. Encerrado en su habitación leyendo biografías y revistas sobre la Atlántida, ovnis, (La colección de Reader’s Digest o parecidas) soñando en convencer a sus padres para marchar al pueblo.

Los 365 días al año la mayor satisfacción durante esos 5 años era el irse a dormir por la noche y soñar con sus campos del Cubillo donde había acompañado a su padre a los 7 años en sus trabajos de siega con hoz o con dalla. Ellos insistían ¡después de la mili, después de la mili! Y así fue por fin.

A los 19 marchó a una multinacional de máquinas de coser en la tienda de repuestos. A los 20 fue a la mili a Artillería en Vicálvaro, Madrid. Terminó la mili en 1978, tras volver unos meses a la multinacional pidió la cuenta y marchó al pueblo con la ilusión de vivir del campo. Recuperó los huertos de sus padres, se hizo cazador y hacía trabajos forestales. Sólo quería campo y montaña, su perro y su gato.

Disfrutaba haciendo que acudieran a comer y beber agua los pájaros. Logró carboneros, petirrojos, herrerillos, oropéndolas, agateadores, chochines, le hacían nidos espectaculares en los árboles, perfectas cestas tejiéndolas. El halcón peregrino bajaba todos los días de caza. Observaba la vida del águila calzada, el Alimoche, buitres leonados, cuervos, urracas, tordos, tenía los pájaros carpinteros en los pinos detrás de casa, había recuperado los años perdidos en la ciudad, sólo guardaba el cariño de sus padres en su corazón, pero vencía la ilusión de conservar la vida que había tenido su padre.

En 1979 su mujer va con él a vivir y en 1982 vuelven a Barcelona, otra vez a la asesoría. En 1983 nace su hijo y ya no pueden volver al pueblo.

En 2001 fallece su padre y ronda durante un tiempo la depresión.

En 2007 vuelven al pueblo su hijo y él.

La paz y el sosiego le inculcan a mirar al Cielo, pensar y escribir más profundamente en todo y sobre todo rezar a su manera.

En 2012 cambiará por completo su vida a razón de conocer cientos de personas al inaugurar y llevar “El Museo de la Ganadería Tradicional del Alto Tajo” en su pueblo, Checa, durante 4 años. Personas de las cuales destaca indudablemente a Raquel Esteban, Gerente de la Fundación Bodas de Isabel en Teruel.

Es por ello que se dedica seriamente a escribir poemas y poesías en cuadernos que intenta separar como:

• 1-HISTORIA, AÑORANZA HACIA MI PADRE Y PUEBLO.

• 2-AÑORANZA A LA NATURALEZA.

• 3-AMOR.

• 4-AÑORANZA RELIGIOSA.

En 2017 vuelve con su hijo otra vez a Barcelona, él va a cuidar a su madre que en julio de 2022 cumplirá los 100 años y organiza sus escritos. Su hijo se va a vivir con su novia, pues van a ser padres.

En 2018 nace su nieto Biel, y se jubila empezando a disfrutar de él y de su madre Virginia, motivándolo a escribir sobre el amor hacia ellos y la misticidad.

PRÓLOGO:

Benito Mansilla llegó al Proyecto de Cultura Granada Costa a finales del año 2021, momento culmen en su carrera cultural, con multitud de pensamientos y escritos a sus espaldas. Hablamos de un hombre que ha redescubierto sus motivaciones en la vida, que tras trabajo duro y sacrificio ha conseguido lo que siempre había deseado: una vida en paz, en armonía con la naturaleza y junto a aquellos que más ama. En su anterior libro ¿Por qué, Señor?, Benito nos hablaba de la fe, de la ayuda que esta le brinda a todos en los momentos difíciles, cómo cada uno tiene una manera de entenderla y nos enseñó que el misticismo se encuentra incluso entre la más pequeña de las cosas que nos rodea.

En este nuevo libro, Benito nos habla de otra clase de amor, uno terrenal, pero a la vez tan misterioso y complejo. El amor a los que amamos, a los lugares que nos marcaron. Como dijo William Faulkner: “el pasado nunca está muerto. Ni siquiera es pasado”. Y qué tiempos tan maravillosos ha tenido que vivir Benito, cuando son maravillas lo que nos cuenta en forma de versos acerca de este o aquel resquicio, de aquella vez que hizo una gran excursión, de las tradiciones que vive con pasión, de lo reconfortante que le son las tierras que le rodean, y por supuesto, qué madre tiene, a la que le dedica algunos de los más bellos versos de amor jamás vistos.

“*¡Oh!, madre de mis amores/ queridísima Virginia/ usted me lo dio todo/ ¡pues me trajo a la vida!”

Por supuesto que este trabajo destila amor, pero también admiración por alguien que lo dio todo por él y por la vida que tuvo y le brindó.

Por todos estos motivos el Proyecto Cultural Granada Costa le ha vuelto a galardonar con el Premio Segura de Haro, esta vez en la categoría de poesía amorosa, pues no hay amor más puro que el que hay entre madre e hijo.

Carlos Álvaro Segura Venegas

Vicepresidente del Proyecto de Cultura Granada Costa

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