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Tormenta, un episodio tormentoso se puede dar en las relaciones humanas, en el entorno atmosférico, también en ámbito animal, etc.

Cuando la relación no se desarrolla normalmente dentro de una buena armonía, los resultados de este episodio no se pueden prever ya que esta es una alteración de cómo se va realizando, siendo el grado de magnitud de estas alteraciones, lo que da conclusión de cómo son estas tormentas, como no sabía nada de nada y no entendía los acontecimientos pero se notaba que había tormenta, lo expongo: Siendo yo joven en periodo de aprender y estando en el escenario de la tormenta, cerca del pilar del pueblo, donde van las mozas a llenar los cántaros de agua ya que por aquel entonces los pueblos rurales, pocos tenían agua potable en las casas, dos mozas tenían una disputa muy grande por su volumen y su agresividad, y ninguna de ellas quería terminarla, las dos querían quedarse con el trofeo que era ni más ni menos que un sargento del ejército que estaba destacado en ese pueblo de veinte mil personas aproximadamente. Se tiraban de los pelos, se daban puñetazos, se acusaban de putas y más.

Yo no entendía debido a mi poca edad y el espectáculo que estaban dando, unos años más tarde en el bar o taberna que teníamos en la planta baja de mi casa, un día que llegaron dos clientes y hermanos que por su comportamiento y la fama que tenían, me tenían preocupado, pues no tenía experiencia de encontrarme en esta situación. Estos dos ya venían algo alterados, supuestamente de otro establecimiento que por la conversación que mantenían se deducía que los habían expulsado.

Estando yo solo tras la barra y siendo inexperto de cómo atender a unos clientes tan conflictivos, me piden una consumición y les sirvo dos vasos de vino, pero no les agradó el vaso en que les serví, que quieren que sea un vaso de más calidad, es decir un vaso de copa o catavinos. Yo, viendo que había más clientes y para no dar mal espectáculo, les pongo los catavinos. Esto sigue sin complacerles, como que estaban ya alterados, con la justificación de que desde un principio los trataba como clientes de baja categoría, que aquellos catavinos no eran nada y con uno en las manos lo machacan en el mostrador.

Ya la tormenta llegaba a límites altos y llega mi padre a la reunión, comienza una discusión con uno de ellos y llegan a las manos, el otro se pone a las espaldas de mi padre agarrándole llegando a las manos, son dos contra uno yo veo y me figuro un desenlace bastante grave e indeterminade, yo estaba detrás del mostrador, por lo cual no sabía cómo llegar a ellos para separarlos y calmar la trifulca que se había formado. Los tres, dos agresores y uno que no tenía opciones de defensa, no encontraba forma de que terminaran, con aquella tormenta, como era un bar y bastante suministrado en un momento llegué a la conclusión de que tenía que defender a mi padre y cojo un sifón “esta es una botella que contiene agua de sed y a presión, que al darle salida sale con cierta presión y es de envase grueso para evitar que explote”. Ya con esta en la mano mi acción era ponérsela en la cabeza del agresor que tenía mi padre a su espalda para intentar que lo dejara, el impacto en su cabeza fue el determinante para que se extinguiera la tormenta, aunque siguió algo de malestar y amenazas de denuncia que se efectuaron, aunque el actor agresivo había sido yo. Tuvimos mi padre y yo que ir a juicio al juzgado de Órgiva, de verdad el juicio a mí me venía como una cosa nueva más grande de lo que me podía imaginar, pero que había sido real y no tenía más remedio que aceptar.

Como tormenta propiamente dicha, es la tormenta meteorológica la que se forma los días que acumulan nubes y acompañan vientos más o menos fuertes y hacen lluvia también más o menos fuertes que acumulan cantidades que parecen diluvios, que se desprende de las nubes también hay un factor de temperatura que según donde esté la temperatura, esa agua que sueltan las nubes puede ser granizo o nieve, también la que se llama tormenta seca, es decir que no hay agua pero eso sí, hay nubes y viento, yo lo he vivido una vez, me pareció algo inusual se puede calificar maravilloso por todo como yo lo vi y que comentándolo con otros espectadores coincidimos en aquel momento el cual lo explicó, muchos relámpagos, no había lluvia pero sí mucha nieve, tanta como que la caída en los olivos parada en las ramas esta desgaja, las ramas del olivo y los rayos que caían sobre un tendido eléctrico que salía de una central eléctrica.

La nieve se paraba sobre los cables que producían cortocircuitos, llamaradas de color verdes y azulados, algo impresionante después viendo fotos de las “auroras boreales”, me recuerda a aquellas escenas que no he visto nunca más, aquí veo uno de los episodios del cambio climático, una realidad que no se puede ignorar, siguiendo con este tema de tormentas y tormentas secas, unos meses después de aquellos días una tormenta en este pueblo de Dúrcal, una tormenta seca con rayo y que no hizo daño. Afortunadamente era tiempo de recolección del maíz estando tres mujeres alrededor de una pila de mazorcas que traían del campo sobre las cuatro de la tarde, la pila de mazorcas cerca de la entrada, a la calle se llegaba por un portón correspondiente a una casa de labor en el piso de arriba. En un balcón de una habitación estaban las puertas abiertas, había tormenta seca y como no caía agua y como hacía buena temperatura las mujeres hacían su faena. Inesperadamente un susto, un rayo como los que se ven que va de una nube a otra (aquí le llaman culebrinas), cae en este pueblo que entra por la ventana de arriba y sale a la calle por encima de la pila de maíz donde están las mujeres sentadas quitando las farfollas de las mazorcas. Qué susto a estas tres mujeres y sin ningún daño, sí que esa culebrina o rayo dejó por mucho rato un olor penetrante de azufre por mucho tiempo.

Yo recuerdo aquel episodio y el olor sulfuroso que se respiraba un poco después cuando llegue a ver el lugar que se había corrido la voz. Más tarde estando en el turno de tarde en la pista de aparcamiento de los aviones de la compañía Iberia en uno que ya ese día no tenía que volar entonces era el momento de efectuar las reparaciones, en esta ocasión un avión tipo DC-9 había uno de ellos siendo cuatro personas dos en un lado y otros dos en el otro. Dos estaban cambiando luces de aterrizaje y carreteo y tenían que auxiliarse de una escalera los otros dos en el otro lado y las luces estaban en la bodega de carga, como eran luces lo que había de reponer en la bodega uno cambia y el otro alumbra con linterna. En esta ocasión yo alumbro y el otro compañero cambia las luces que no lucen en esta jornada hay tormenta, equipado yo con ropa para no calarme yo que estaba casi sin cobijo, la tormenta produce un rayo que sin esfuerzo lo veo caer al pavimento. Es como una bola de tenis que al caer rebota en el suelo como una cuarta y vuelve a caer, esta caída se produce a una distancia de casi un quilómetro del avión que estamos trabajando, por ionización al compañero que está en el otro lado y subido a la escalera lo tira al suelo en el otro lado mi compañero que está dentro de la bodega ni se entera y a mí que estoy de pie en el suelo y apoyado en la puerta de la bodega sufro un calambrazo fruto de la caída del rayo que ioniza la atmósfera por donde va el rayo.

Otro episodio como tormentoso en el ámbito personal y sufrido en mi persona y producido por un miembro del entorno de mi pareja, es decir un nieto de ella que se encontraba fuera de sí y que me dio un castigo de unos veinte o más puñetazos sobre la cara y la ceja izquierda. Aún no me libré en el pabellón izquierdo, una tanda que amenazaba a la deformación, por supuesto hubo juicio que antes de la celebración a petición de uno de mis hijos que se encontraba presente me dijo en actitud de complacencia “Anda papá retira la acusación” y así le dije al abogado que iba a asistir al juicio “retiro la demanda” y se acabó la tormenta, no le he preguntado a la abuela del autor de los golpes nada de nada y no pienso hacerlo. Noté que mi hijo se mostró satisfecho y también igual yo esa noche. Creo que él durmió felizmente, al igual que yo, los demás no cuentan, no cuenta nada de lo que pueda contar lo que es una relación que ni de amistad se llega a calificar, la tormenta se produjo y se acabó.

Antonio González Valdés

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