NUNCA LLUEVE A GUSTO DE TODOS
Aunque se trata de un dicho muy manido en la agricultura se hace realidad cada año, sobre todo cuando la primavera despliega sus bondadosas alas y nos visita en la Axarquía con una lluvia generosa que rompe la sequía, aunque en esta ocasión no fue suficiente lo caído en abril, cuando encerrados en nuestras casas por mor del confinamiento, veíamos golpear nuestras ventanas y gotear los cristales de ese líquido hacia los vacíos bolsillo del agricultor, en esos momentos llenos de esperanza.
Resulta curioso que, cuando el agua escasea y las rogativas crecen en los pueblos donde la economía depende de las cosechas, mientras unos disfrutan viendo lavarse las ramas, hojas y flores de sus árboles, otros contemplan horrorizados como se embarran los surcos anegando sus jóvenes plantas y flores en las primorosas hortalizas todavía verdes, que las invalida para llevarlas a los mercados.
En cuanto a los tropicales, salvo en los aguacates que se han visto remozados sus nacientes frutos y han agradecido tan gratificante riego durante esa semana abrileña, los mangos y litchis han respondido negativamente con la llegada del agua en esas fechas; según las variedades y la situación de sus flores en unos casos o la presencia de sus primeros frutos en otros, y analizando los resultados a toro pasado como dirían los taurinos, el resultado general en la Axarquía a decir de los agricultores, será una campaña de baja producción en las variedades de litchis en general, salvo Kwai May Pink que la lluvia no le afectó, y sí a las variedades arbustivas como Salathiel, Wai Chee y Kwai My, cuyos escasos frutos que mantenían en sus ramas quedaron abortados en su mayoría.
En cuanto a los mangos, la variedad Osteen que es la de mayor cultivo, las aguas caídas perjudicaron a tan importante cultivar y la producción se verá mermada en un 40% sobre la previsión inicial. Las demás variedades no se sintieron afectadas y cabe esperar un comportamiento normal, que dependerá de la situación climática de los meses de verano que están por llegar. Aunque no es una ciencia exacta, al finalizar la primavera había división de opiniones sobre la cosecha de mangos en general, pero puede ser algo inferior a la del pasado ejercicio. Si el vaticinio se cumple, cabe esperar que puedan mejorarse los precios del año anterior, y que en lo que se refiere al cultivo ecológico no cubrieron los altos costes que el sistema exige.
Debo advertir, que cuanto aquí expongo relativo al mago es una referencia a lo acontecido en la Axarquía exclusivamente. Cabe esperar la respuesta de la costa granadina con sus importantes cultivos actuales y también con aquellos que siguen aumentando en la costa levantina, más los de Huelva y sur de Portugal (Algarbe) que competirán como es natural en los mercados europeos.
El presente artículo lo escribía yo a mediados del pasado mes de julio. Y vino a mi memoria el comentario de un agricultor veleño, que mientras se quejaba de la escasa cosecha de mangos que esperaba en su finca, me decía con esa filosofía propia de un viejo experto aleccionado por sus muchos años de experiencia que: “nos encontramos en un año bisiesto y como tal, cabe esperar otras calamidades que pueden venir en los meses siguientes; y no será suficiente con la pandemia que viene afectando a la salud de tantísimas familias, sino la gravísima crisis económica que ya hemos empezado a padecer y que se agravará imparable en los próximos meses”.
Y me preguntaba yo: ¿Predeciría el citado personaje el terral que dos semanas más tarde llegaría para terminar de aburrir a los agricultores?
(En el artículo de la siguiente página, hablo del terral y por su contenido se explica).
Julián Díaz Robledo