Portada » Educar para la vida

WhatsApp Image 2018-06-19 at 12.41.32

Por Toñy Castillo

La educación en sentido amplio es integral, hoy no se cuestiona el hecho que educar en emociones o valores nos hacer más personas, y que la necesidad de cooperación, solidaridad y responsabilidad con todo lo que concierne a propios y ajenos es considerado un bien común. Y en esta tarea, los profesionales de la educación: Padres y sociedad en general somos parte activa en idearios de vida y formación que aseguren la convivencia bajo el respeto y la equidad.
La capacidad de apreciar, reconocer los sentimientos propios y ser capaces de empatizar con sentimientos ajenos, comporta centrar la educación en la persona y desde la persona, ya que dependiendo de cómo posicionemos y gestionemos nuestras emociones estaremos en disposición de proyectar la mirada hacia el otro. Teniendo gran importancia la necesidad de trabajar desde el impulso del asertividad, lo que hará de nuestros hijos o alumnos personas con más o menos capacidad y habilidad social.

El término utilizado por Daniel Coleman “Educación Socioemocional” nos situaba ante la necesidad de plantear la educación con mayúsculas, bajo cinco competencias básicas: o La conciencia emocional, que supone el ser consciente de nuestros propios sentimientos y de los ajenos. o Regulación emocional, por la cual se controlan impulsos y se adquieren y posibilitan emociones positivas. o Autonomía personal que nos permite gestionar la autoestima, la seguridad, el positivismo y la motivación. o Habilidades sociales que nos permitan la asertividad, la resolución de situaciones no exentas de conflictos y el trabajo colaborativo. o Conjunto de destrezas que ayuden a mantener una vida equilibrada y que faciliten el bienestar personal y social.

lectura-2-kAJG-U501037315386g4D-624x385@Diario SurTodas las personas tenemos virtudes y defectos, así como, diferentes maneras de reaccionar delante de situaciones concretas. Para un niño en edades muy tempranas le es difícil distinguir de manera clara cuando una actuación es correcta o no, adquiriendo importancia las emociones que puede representar o experimentar ante el hecho en cuestión, por tal motivo es necesario que los padres, tutores o personas con las cuales el niño ha desarrollado un vínculo afectivo le ayuden haciéndole de guía en aquellos valores y el camino adecuado que le ayudara a crecer como persona.

El enseñar buenos hábitos de comportamiento, donde nuestro ejemplo sea una fuente de riqueza, empatía y generosidad es un excelente medio para formar educando. Los educadores no podemos obviar que educar es un proceso continuo de aprendizajes y tenemos el compromiso de educar moralmente, no se puede quedar simplemente en el ejercicio de la transmisión de determinados códigos.

Educar es enseñar valores y responsabilidades, en ocasiones, el término solo se utiliza para designar aquellos conocimientos o habilidades sociales necesarias en nuestra cotidianidad, ser educados o educadas va más allá de hábitos de cortesía o ser y actuar de una manera atenta. La educación en valores tiene que estar presente en cualquier ideario familiar y escolar desde edades tempranas, bajo el objetivo de ayudar a formar personas coherentes, empáticas y responsables.

Si del término educación hablamos, es necesario enmarcarlo dentro de cualquier contexto formal y no formal donde se potencie el crecimiento global del niño, ya que la formación en contextos reflexivos, críticos y emocionales puede generar respuestas asertivas y principios basados en el bienestar hacia uno mismo y los demás.

El niño, durante su desarrollo, presenta una serie de necesidades que deben ir cubriéndose durante su infancia y adolescencia. Una situación de carencia de las mismas puede dar lugar a una larga lista de problemáticas asociadas y deben tenerse en cuenta factores que inciden en su bienestar y se enmarcan como estresantes, con consecuencias personales, sociales y psicopatológicas. Es necesario educar desde el derecho y la responsabilidad personal hacia el bien propio y el común. Siendo la empatía elemento básico del proceso. Reconociendo la empatía como la voluntad que se realiza para captar, entender y reconocer los sentimientos de otras personas y los acontecimientos que las rodean.

En alguna ocasión oímos hablar de la empatía como: El sentir lo que otras personas sienten; esto no es correcto y además reduciríamos el término a un proceso emocional -nadie puede sentir exactamente lo que siente otra persona, debido a que no es la otra persona-. Los niños y jóvenes son únicos, viven y sienten de manera diferenciada, no hay dos personas iguales y nos hacemos personas creciendo con aciertos y errores, viviendo y conviviendo con nuestras carencias y habilidades donde el sentirnos queridos es la base de nuestras motivaciones y las notas de nuestros hijos son el reflejo de sus propios intereses y su visión de el mismo y el mundo y de la mano que podamos brindarles.

Deja un comentario