Las falacias o dogmatismos de las Ideologías
Reflexiono y me pongo a pensar sobre lo penoso y absurdo que es hablar desde ideologías, y si sirve para algo o hablar desde pensamientos partidistas porque no hay ninguna credibilidad. Lo que me lleva también a pensar que es triste discutir en política cuando parecen que digan lo que digan, les trae sin cuidado. Es como si se trajesen el discurso preparado y como no se escuchan no se entienden o no consensuan nada que no esté en su discurso o salgan de sus emisores. No hay diálogo porque no se escuchan y por eso no se entienden. Porque las propuestas económicas de unos y otros son incompatibles pero no porque se diferencien sino porque no se buscan lo común o en lo que coinciden, es decir, jamás se complementan ni pretenden hacerlo -así nos va-; por ello no se les comprende o no hay quien los entiendan, y nunca se ponen de acuerdo, y unos a otros se dicen que no mientan y no hacen más que discutir para no aportar nada en una marea de confusiones y sofismas. Para unos se destruye y para otros se crea empleo, para unos despilfarros, para otros austeridad.
Sobre la garantía de las pensiones lo importante es la revalorización y garantizar la capacidad adquisitiva y suficiencia económica o sostenibilidad, pero no es lo mismo alargar la vida laboral que reducirla. Luego no se entiende que no haya consenso o pactos de estado en proteger las pensiones, la asistencia sanitaria y una educación no deficitaria, servicios que nos incumben a todos, gobierne quien gobierne sin tener que mentir ni alejarse de la demagogia. Lo importante es un compromiso abierto y público para que haya entendimiento y ver por qué no se llega a un acuerdo para que se permita y se garantice lo que nos corresponde por derecho y adecuada, y dignamente. Y verdaderamente no se manipule. ¿Podremos tomar conciencia de este grave problema? No hay nada más imbécil ni idioteces de los nuevos sofistas, y que sirvan o barran para el pueblo. El mito de La alegoría de la caverna pretende poner de manifiesto el estado en que, con respecto a la educación o falta de ella, se halla nuestra naturaleza, es decir, el estado en que se halla la mayoría de los hombres con relación al conocimiento de la verdad o a la ignorancia, lo que explicita que la mayoría de los hombres, creen que saben y se sienten felices en su ignorancia, pero viven en el error, y toman por real y verdadero lo que no son sino simples sombras de objetos fabricados y ecos de voces que hacen ver y escuchar lo que parece ser pero no es, o lo que quieren oír sin pensar en eligir la mejor forma para decidir lo que más interesa a la ciudadanía. Por tanto y concluyendo, es muy importante relacionar este mito con los conocimientos generales sobre la vida, en especial en lo que concierne a la distinción entre conocimiento y opinión de lo que ocurre en nuestra realidad, y poner especial atención en interpretar correctamente las abundantes metáforas y mentiras del mundo de la posverdad de la política, traduciéndolas en una actitud crítica y comprometida con la acción ante el engaño de los que viven para o de la política.