24 horas de poesía Granada Costa en su tercer año
Lugar de encuentro, experiencia artística y humana, amistad, solidaridad, cultura, poesía…
“El que no sepa rezar,/ que vaya por esos mares,/ y verá que pronto aprende / sin enseñárselo nadie”.
Con estos versos termina el poema de Antonio Trueba “El mar”, en el que se cuenta la salvación milagrosa de un joven que se lanzó al mar en su barquilla y naufragó. No sabía rezar pero en aquellas circunstancias de angustia aprendió a rezar. Algo parecido suele ocurrir cuando se organiza cualquier acto, que se corre un gran riesgo, si no de muerte física, sí de espíritu, pues son muchos los factores que hay que barajar, o dicho en román paladino, como diría Gonzalo de Berceo a quien homenajeamos en estas 24 horas de poesía, son muchos los palillos que hay que mover y muchos los obstáculos que saltar. Pero afortunadamente, como años anteriores, todo ha llegado a buen término.
¿Y cuál es el espíritu que anima este complejo engranaje para que todo se desarrolle más o menos dentro de un orden? Un creyente diría que la Providencia, un descreído que la casualidad, incluso habrá quien niegue la evidencia. No obstante, existen una serie de elementos sin los cuales ninguna obra que se emprenda puede desarrollarse y terminar con éxito. Los principales son:
SOLIDARIDAD.- Nada puede funcionar sin una estructura sólida y a la vez dinámica que una a un conjunto de personas diversas y que vincule a cada una con las otras que forman el conjunto. Esa estructura sólida se llama Granada Costa. ¿Y quién es Granada Costa? En este caso podemos decir como el pueblo de Fuente Ovejuna: “Todos a una”. Todos sus componentes, cada cual a su manera según su formación, capacidades, aptitudes, gustos, afinidades y valores, participando de forma voluntaria y libre al mantenimiento de esta estructura cultural que es Granada Costa.
En esta participación no sólo lo hacen con la aportación de medios materiales que es relativamente fácil, además de que en estos casos casi siempre se busca su reconocimiento, si no que lo hacen con algo que es verdaderamente valioso: dándose ellos mismos, participando sin escatimar tiempo, trabajo y a veces no pocas incomodidades y con coste económico puesto que se han tenido que desplazar hasta Molvízar desde Valencia, Alicante, Palma de Mallorca, Jaén, Sevilla, Málaga, Granada… y si es bueno dar cuando te piden, es aún mejor dar sin que te rueguen, comprendiendo como ocurre siempre en Granada Costa. El dar, además de ser una virtud es un arte.
Todos los que hemos participado en estas 24 horas de poesía nos ha unido solidariamente con actitud generosa, cooperadora y desinteresada en un especial empeño en sacar adelante estas jornadas culturales de conferencias, recitales y escenificaciones teatrales. Y conforme iban pasando las horas, en vez de cansancio experimentábamos un gozo y una energía, una emoción y un sentimiento que yo no sé expresar, pero el filósofo francés Bergson sí lo expresó con belleza cuando en su libro “La energía espiritual”, decía de estos casos que “se anunciaba que la vida había triunfado”.
¿QUÉ RECIBIMOS?
Aunque como se ha apuntado anteriormente todos participamos de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio, pues todos sabemos que el dar ya lleva implícito el recibir muchas satisfacciones del alma. Además de estos regalos espirituales el participar activamente tiene en sí un carácter creativo en el que se movilizan y se ponen en marcha nuestras potencialidades, sobre todo la comprensión, pues se suele dar hoy esa situación paradójica de que se puede saberlo todo sin comprender nada y por el contrario como se puede ver en algunos casos, no saber mucho pero comprenderlo todo. La forma más elemental de la creatividad es la comprensión. Se nos da también la oportunidad de subirnos a un escenario en un auditorio ante un público que espera nuestra actuación, modesta o tal vez brillante, escuchar a otras personas, aprender, y el privilegio de que nuestro trabajo sobrepase el ámbito local… todo esto enriquece intelectual y socialmente. Pero con ser muy importante todo esto, hay una que sobresale, que apunta más alto y que sustenta a las demás: la seguridad y la confianza en si mismo. Éste es el regalo más valioso que un ser humano puede recibir. Y este regalo nos lo da Granada Costa.
EL ARTE DEL ELOGIO
El instrumento que más calado tiene en la sociedad es el elogio, el cumplido. El orador, el actor, el conferenciante y todo aquel que se enfrenta a un público necesita del aplauso y también de la crítica. La única excepción a esta regla es la del predicador y su sermón. Alguien ha definido el cumplido, ese gesto de cortesía y de generosidad como “el arte de agradar”, y beneficia tanto a quien lo recibe como al que lo hace pues pone de manifiesto su nobleza.
Hay una clara diferencia entre la lisonja y el cumplido; en aquélla hay una alabanza afectada, de dientes a fuera, de compromiso, o sea, falsa, mientras que en el cumplido hay delicadeza y magia.
En estas 24 horas de poesía todas las intervenciones tuvieron su premio, su cumplido por medio del aplauso; para algunos tal vez el único que han tenido en su vida, un elogio personal, rotundo y claro. Y ese es el mejor premio al que se puede aspirar, pues a todos nos agrada ese toque de aliento en ese concepto que todos los humanos tenemos de nuestra valía personal que debe hacerse notar. Al aplaudir una intervención se está haciendo un cumplido de máximo rango, algo que no siempre se brinda.
Un modelo perfecto del arte del cumplido fue la última intervención de nuestro presidente Sr. Segura en la clausura del acto al elogiar la participación de cada uno en particular, a título personal que tiene distinto calado de las generalizaciones; y lo hizo de forma rotunda y clara al tiempo que expresaba la razón de la alabanza. Y estos cumplidos se hicieron al final, con lo que se puede añadir también el carácter de la oportunidad. En definitiva, podemos decir con toda seguridad que en el arte del elogio fue un maestro.
¿Y por qué resalto estas cosas? Porque tiene más importancia de lo que a primera vista podría parecer, pues ya en el siglo pasado el ensayista inglés, Jhon Ruskin, afirmó que algunas de las obras más importantes del género humano han sido consecuencia directa del amor a la alabanza, y este amor debería infundirse desde la niñez; pero ocurre con demasiada frecuencia que sólo se señalan los errores y defectos olvidando el elogio cuando es merecido. No olvidemos que en una palabra de elogio hay delicadeza y magia y nadie está tan ocupado ni ha triunfado hasta el extremo de no estar dispuesto a oír una palabra de elogio.
A MODO DE CONCLUSIÓN
En Granada Costa nuestro lema es “trabajar y no desesperar”. Por tanto somos conscientes de que pertenecemos al mundo del trabajo, no al de la perfección aunque aspiremos a ella. En nuestro proyecto cultural no podemos abstenernos en la marcha de la actividad cultural, en un grado de independencia, humilde pero viva.
Según la Academia Francesa la palabra esencial de la cultura contemporánea es la palabra “creatividad”. Pues bien, Granada Costa pone todos los medios al alcance de sus miembros para que la creatividad sea posible desarrollándose a través de la pintura, escultura, música, poesía… o sea, por el camino del arte, promoviendo una serie continua de actos creadores.
El catedrático de Filosofía López Quintás apuntó la importancia del arte en la formación del hombre “en cuanto nos insta al esfuerzo creador, el arte confiere a nuestro espíritu alegría y entusiasmo, amparo y temple festivo, luminosidad y paz”.
Dicho todo esto aún queda un factor importante que suele pasar desapercibido y es el cómo llega Granada Costa a organizar y llevar a cabo todos sus actos que corresponderían a grandes empresas. La palabra clave es : coraje o, dicho de otro modo, la alegría del riesgo. Es imposible vivir una vida creadora, cualquiera que sea, sin correr riesgos. Ningún cobarde ha creado nunca nada.
ROGELIO BUSTOS ALMENDROS
Una exposición excelente de D. Rogelio Bustos, que expresa la satisfacción del trabajo bien hecho, que merece ser reconocido con creces, y el poder de la creatividad y el conocimiento sobre el hombre.