Educar es enseñar valores y responsabilidades

Editorial por Dra Toñy Castillo

Educar es enseñar  valores y responsabilidades, en ocasiones, el término solo se utiliza para designar aquellos conocimientos o habilidades sociales necesarios en nuestra cotidianidad, ser educados o educadas… va más allá de hábitos de cortesía o  ser y actuar de una manera  atenta.

 La educación en sentido amplio es integral, hoy no se cuestiona el hecho que educar en emociones o valores nos hace ser más personas, y que la necesidad de cooperación, solidaridad y responsabilidad con   todo lo que concierne a propios y ajenos es considerado  un bien común, y en esta tarea,  los profesionales de la educación: Padres y sociedad en general,  somos  parte activa en idearios de vida  y  formación que aseguran la convivencia bajo el respeto y la equidad.

Hoy hablamos de educar en el hospital y  de propuestas musicales en este camino de atención al niño con adversidad en salud, propuestas  que construimos con nuestros presentes, con nuestras aportaciones en el día a día, entendiendo la educación, en términos de pedagogía y midiéndola  en parámetros de salud.

 La Pedagogía Hospitalaria,  es una herramienta para conseguir este objetivo,  ya que   aproxima al niño al entorno conocido ayudando en gran medida a la desconexión de la propia enfermedad,  así como, a alcanzar las capacidades de su etapa educativa  y  necesidades  cognitivas derivadas de los intereses manifestados.

Tomamos la definición de promoción de salud:

Ha de estar basada en acciones, actitudes educativas y  preventivas en beneficio de la adquisición de hábitos saludables bajo la preocupación de dotar de elementos y estrategias a nivel personal, social e institucional.

 La educación en salud ha de estar orientada a la adquisición de conocimientos, y habilidades que potencien buenas actitudes, desarrollando entornos de praxis que ayuden a la responsabilidad, adaptación y  autonomía frente a la prevención y posibles enfermedades.

Hoy una niña ha dejado esta carta antes de su alta hospitalaria y me pidió que la leyera:

Estar mucho tiempo en un hospital es complicado, sobre todo si eres un niño. Siempre tienes la sensación de que te lo estás perdiendo todo, incluso, echas de menos la hora de levantarte pronto para no llegar tarde al colegio, o el momento en el que faltan dos minutos para poder ir al patio y jugar con tus amigos y amigas en la calle… pequeñas cosas, que hacen la diferencia para los niños que estamos en el hospital.

Yo, por experiencia, sé lo que es eso. Te pierdes muchas cosas, muchos momentos importantes.

Pero, gracias al aula hospitalaria, nuestra estancia en el hospital es mucho más llevadera.

Aquí, la profesora,  voluntarios y alumnos en prácticas  nos ayudan con nuestros deberes, nos hacen actividades escolares, clases de música, magia, juegos, nos ayudan a que estemos bien y nos  divertimos aprendiendo a pesar de estar en un hospital.

Hay que entender que, por muchas sonrisas que pongamos nunca seremos del todo felices, pero, hay que reconocer que, si no fuera por todos los profesionales que están cuidándonos y enseñándonos cada mañana en el hospital las horas se harían interminables, de todas y cada una de las experiencias de la vida se aprende algo y en el camino hacemos buenos amigos. Hoy voy a seguir teniendo mi enfermedad y necesitaré cuidados pero quiero seguir con mis estudios. Quiero estudiar quiero ser periodista. Sofía.

En presente y futuro la pedagogía hospitalaria, ha de alcanzar la fuerza de la equidad real.

No, como medidas compensatorias llenas de buenas voluntades  hacia los niños con adversidad en salud.

No, desde la solidaridad  mal atendida… sino  con el pleno derecho que todo niño y joven ha de tener en cualquier país del mundo.

Hemos de caminar juntos, desde   la energía del compromiso,  desde las  estancias educativas fundamentadas en políticas equitativas, funcionales, reales y donde cada niño sea importante por ser niño con independencia de su estado de salud, social y cultural.

Por tanto,  cada país ha de contemplar los niños con enfermedades como ciudadanos de pleno derechos ante la sociedad y bajo este ideario los países y redes educativas internacionales han de unir esfuerzos, son ya muchos los trabajos que se hacen en esta línea, pero es la única línea de avance.

 El camino ya está abierto, muchas personas invierten esfuerzos porque la pedagogía hospitalaria avance equiparándose en contextos educativos sin limitaciones, pero este trazado  de esfuerzo, ilusión y trabajo en un futuro ha de estar institucionalizado en todos los países. Está demostrado que a los niños ingresados les ayuda notablemente a mejorar, el poder asistir al aula hospitalaria, ya sea estando en el aula in situ o formando parte de ella trabajando desde las habitaciones, o en estancias diversas condicionadas por su estado de salud.  Y por supuesto,  estas iniciativas  de puesta en común,  son un trecho del camino. Los profesionales, cuidadores, instituciones tenemos el compromiso de incorporar herramientas que favorezca el equilibrio emocional y la promoción de actitudes saludables  facilitando estrategias que ayuden a situaciones adversas  en procesos vitales.

Hemos de pensar en la perdida de autoestima que toda patología puede comportar y en la necesidad de incorporar herramientas que ayuden a paliar el sentimiento de incertidumbre que toda enfermedad puede provocar. Una buena herramienta  es  la música, ya que en ella y desde ella, encontramos  introspección, autoconocimiento, identificación…en definitiva iniciativa y capacidad de comunicación.

La música como parte importante de la formación en los proyectos educativos en los hospitales favorece una actitud positiva y de ayuda al estado anímico en general. Para ello, se ha de fomentar un clima propicio para el intercambio de experiencias entre los diferentes alumnos hospitalizados, no ya sólo dentro del aula sino también durante el tiempo que pasa en el resto de dependencias compartidas del hospital.  Los menores sienten la necesidad de cambiar las cosas y en una situación adversa, esta necesidad se vuelve vital. Les encantaría poder tener poderes que induzcan al cambio.

Los alumnos son los sujetos activos de la educación, los auténticos protagonistas de los procesos educativos. Asimismo, los docentes de las aulas hospitalarias realizan una función afectiva: no sólo se trata de que el niño no rompa la actividad escolar y pierda los hábitos de estudio, sino también, que pueda encontrar en el hospital espacios donde  mantener las diversas parcelas de su vida cotidiana a la vez que han de facilitar el mantenimiento y el logro de los aprendizajes escolares, deben contribuir a la mejora de la salud emocional de los niños.

Por tanto la pedagogía hospitalaria camina con paso firme, siendo un lugar donde no solo se abordan  los elementos curriculares sino aquellos que ayudan y fomentan el equilibrio emocional del niño y joven enfermo.

 Los niños al estar menos tensos, estén más confortados. Los niños necesitan en periodos de inseguridades, un espacio donde les sea agradable estar,  facilite las relaciones con su entorno para que todo ello, junto a su proceso de recuperación le aporte un mayor bienestar. La actitud positiva facilita el estado de salud, cuando esto ocurre se está más predispuestos a afrontar los episodios de enfermedad.