2021 SE FUE CON PENAS Y SIN GLORIA ALGUNA
OPINIÓN
En política todo necio es peligroso
mientras no demuestre con hechos
su inocuidad (Ramón y Cajal)
Los últimos días de diciembre y los primeros de enero se vive un ambiente festivo, son días de vacaciones, descanso, viajes, comida entre familias y amigos, especialmente para los niños adolescentes y para todos aquellos que todavía les queda mucha vida por delante. Días tristes y de duelo ya vendrán, mientras tanto a disfrutar. Pero los jubilados y los que tenemos muchos más años, estas fechas se ven y se viven de otra manera porque aparecen los recuerdos, las nostalgias y reflexiones de toda clase. Se echa la vista atrás y se hace un balance de lo ya vivido, de lo que hemos hecho y de lo que hemos dejado de hacer. Y resulta inevitable hacer una comparación sobre los tiempos pasados y los actuales. A pesar de mi avanzada edad, en absoluto me considero reaccionario, pero, no obstante, de la escasez de medios y fuerte trabajo que padecimos en aquellos tiempos en los que me tocó vivir, sin duda alguna los prefiero a los de ahora.
Las nuevas generaciones se preguntarán ¿qué había antes que no hay ahora, cuando todos dicen que no había más que miseria? Es cierto que carecíamos de muchos medios materiales, pero en absoluta estábamos en la miseria, eran tiempos difíciles, pero la carencia de cosas materiales las compensábamos con eso que se llama valores: esfuerzo, responsabilidad, disciplina, generosidad, cooperación, honradez, autoestima, lealtad, amistad… y disfrutábamos de paz, libertad y todo eso que nos hacía felices. Ahora, a pesar de la abundancia material (ya por poco tiempo según van las cosas) hay una crisis de desaliento, de desencanto, falta de valores que impiden la felicidad porque en todos los ambientes se ha pasado de una ética del esfuerzo a una ética de diversión.
Para avivar la llama de los recuerdos se presentó en mi casa mi amigo Juan para felicitarme la Navidad. No eran momentos de hablar de política sino de otras cosas más agradables y a tono con lo que se celebra en estos días tan entrañables, pero finalmente se acaba hablando del tema político que cada día nos trae un nuevo sobresalto, y como Juan siempre me repite esta frase (que creo la dijo Ives Montand) “aunque tú no te preocupes de la política ella se ocupará de ti”, y es la verdad. En una democracia todo ciudadano debe de ser político.
Le hemos dado un somero repaso a algunas cosas gordas que han ocurrido en este año, ya ido, de 2021 y sale negro, ruinoso, triste. Ni el gobierno ni los cielos nos han sido benéficos, en absoluto nos han protegido: volcanes, terremotos, lluvias torrenciales en unos lugares y pertinaces sequías en otros, la enfermedad del COVID-19 y alguno más, las muertes y todos los vivos con alguna con alguna que otra secuela. ¿Y qué podemos decir del gobierno de la tierra? Pues malgastando sin ton ni son y endeudando a España para muchos años, es decir, ruina.
Mientras esto está ocurriendo el gobierno “progresista” no cesa de repetir que han traído la modernidad y el estado de bienestar. Pero la verdad alumbra la triste realidad: cuatro millones de parados, miles de empresas y negocias cerrados para siempre, la enorme e insostenible subida de los impuestos, la de los carburantes, la luz, las colas del hambre, etc. descubren la cara del Gobierno. Respecto a las colas del hambre hay que decir bien alto que en esta España del progreso la cifra de las comidas repartidas por Cáritas y la Iglesia Católica ascienden a tres millones doscientas mil en el año 2021.
Me apunta mi amigo Juan que más que el castigo del cielo es el mal gobierno de la tierra y en España es el cáncer de la CORRUPCIÓN que se ha instalado con fuerza en los últimos años en todo cargo público desde el concejal del pueblo más pequeño hasta el más elevado de la pirámide del poder. Unos con visos de legalidad poniéndose los sueldos a la carta con pluses, dietas, y cuando no, comisiones; y los hay también que roban con todo el descaro del mundo. En estas corrupciones no hay distingos de colores, a la hora de trincar todos están de acuerdo. Ante esta desgraciada situación todos nos preguntamos ¿dónde está la Justicia?
Lo que mi amigo Juan ha apuntado es cierto y se queda corto. Le sugiero que lea el libro escrito por el Sr. Leguina titulado: “Pedro Sánchez, historia de una ambición”, para que constate en qué manos estamos; ilustrativo es también el escrito por el Sr. Alfonso Pérez Medina titulado: “No lo sé, no me acuerdo, no me consta”. En estos libros escritos con valentía verá la realidad de la España de hoy y no la que nos están vendiendo.
No podemos ignorar que España se encuentra inmersa en una grave crisis en muchos aspectos y, ha tenido sus auroras, sus esplendores y sus decadencias. Es la ley de los días, de los hombres, de los pueblos y de la tierra. En los días de Franco tuvimos auroras y a mediados de época esplendores que duraron hasta final del siglo XX. Prueba evidente de este esplendor fue que en aquellos tiempos España ocupaba el noveno lugar en el mundo en cuanto a riqueza, bienestar social y prestigio en todos los aspectos. En la actualidad España ocupa el número 23 ¿Es esto progreso? Claro que los ministros de Franco tenían autoridad moral e intelectual, es decir, ministros con saberes, expertos cada uno en su materia y por tanto eficaces en su gestión. ¿Qué tenemos ahora? Es innecesario abundar en el tema, ellos mismos descubren a diario su incapacidad. Pongamos un solo ejemplo: el Sr. ministro de Consumo ataca y desprestigia a su propio país: contra el sector turístico, contra el azúcar, contra los juguetes y últimamente contra el sector ganadero (carne de mala calidad).
Mi amigo Juan reflexiona en voz alta ¿Cómo se puede mantener un presidente que nombra y mantiene ministros de esta clase? Sencillamente porque él es peor que sus ministros, siempre está montado en la mentira, en la arbitrariedad, en la injusticia… No obstante, habla de democracia y de progreso y se niega a informar de su gestión en algo tan importante como son los rescates millonarios a determinadas empresas. Ejemplo palmario: el de la compañía aérea “Plus Ultra” relacionada con Venezuela, alegando “secretos de Estado”, que se apoya en una Ley de 1968, o sea, de Franco al que tanto denigra y odia.
Volviendo al aforismo del premio Nobel de Medicina Ramón y Cajal ¿Son estas actuaciones signos de inepcia?
JOSÉ ANTONIO BUSTOS