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Cuando las separaciones de pareja son conflictivas existe un elevado riesgo de que se vulneren los derechos de los hijos1. El maltrato entre los miembros de la pareja da lugar a que los hijos sean espectadores pasivos de esa situación y por tanto reciban indirectamente un maltrato. La mayoría de las veces, los hijos son usados como una moneda de cambio, como meros objetos que son utilizados para atacar al otro. Esa mala relación entre la pareja, da lugar a que se desencadene todo un amplio abanico de acusaciones mutuas, que pueden ir desde que el otro maltrata o abusa sexualmente del hijo, o personalizar la acusación directamente en uno mismo alegando que el otro le agrede física, psicológica y verbalmente. Como decíamos, los hijos devienen espectadores pasivos de todo este conflicto, porque los progenitores olvidan que su primer deber es cuidar de la salud mental del hijo, dejando a un lado la furia que le puede producir el rompimiento de la pareja.

Las vacaciones de verano son espacios de convivencia estrecha y por tanto esta convivencia puede producir fricciones y problemas. No es lo mismo la convivencia durante las vacaciones que en la vida cotidiana, donde hay muchas formas en que la convivencia no es continuada, donde todos tienen horarios fuera de casa, como los: escolares, extraescolares, laborales, reuniones, etc. Esta limitación a tener que convivir todos juntos, en los casos de que las relaciones no estén claramente establecidas y de buena relación, pueden generar un importante incremento de los factores de estrés. Si no se tienen en cuenta estos factores, las vacaciones pueden ser una fuente de conflictos y maltrato.

Durante las vacaciones de verano se pueden dar una gran variedad de conflictos, dependiendo de la imaginación y las ganas de herir o generar malestar en el otro. Y si el otro ha organizado su vida con una nueva pareja se pueden disparar. Las trabas que se pueden poner al otro son producto del descontento que le provoca esta nueva pareja, porque no se acepta que el otro puede haber rehecho su vida. Se olvida que si la pareja está rota, el otro tiene todo el derecho de volver a tener una nueva pareja. Pero los sentimientos de ser definitivamente abandonado, sin ninguna posibilidad de rehacer la convivencia, o simplemente ver que el otro es feliz, devienen una situación insoportable. Y esto puede ocurrir independientemente de si a su vez se ha reorganizado la vida con a su vez una nueva pareja, como si esto no ha sido posible. Puede parecer contradictorio que si uno ha rehecho su vida no acepte que el otro también lo haya podido hacer, pero este malestar responde a un sentimiento que está relacionado con aspectos pasionales de odio en relación con su ex pareja.

Muchas veces es durante el periodo de vacaciones de verano donde se puede ver más esa dificultad de separar el conflicto personal de pareja, de la relación que debe establecerse con los hijos. La situación puede complicarse mucho, porque, en este tipo de vínculos tóxicos, se suele olvidar que, independientemente de que la pareja tenga una relación conflictiva, van a ser padres y madres de sus hijos toda la vida. No van a poder divorciarse de ellos. Y eso implica un compromiso de atenderles y no generarles la angustia de tener que decidir sobre si son leales al padre o son leales a la madre.

Si nos referimos a cómo organizar las vacaciones de verano, podemos ver que pueden ser muchas e imaginativas las forma de complicar las vacaciones al otro padre. Desde competir por quien le da al hijo las vacaciones más glamurosas y caras, a actuaciones que contradigan o entren en conflicto con las reglas de conducta propuestas por el otro, o a organizar modificaciones de última hora para entorpecer o obstaculizar el proyecto vacacional organizado previamente por el otro. Pero quizás uno de los mayores problemas que se pueden dar es que se utilicen las vacaciones para entrar en una competencia de quien es más generoso y “más buen padre o madre” con el hijo. Es importante recordar que confundir amor con poseer cosas o no poner límites a lo que uno desea es una forma de maltrato.

Cuando la nueva pareja forma parte del programa de vacaciones de verano, se puede dar una gran variedad de conflictos, dependiendo de la imaginación y las ganas de herir o generar malestar en el otro. Estas trabas son producto del descontento que esta nueva pareja provoca, porque no se acepta que el otro pueda reorganizado su vida. Pero los sentimientos de ser definitivamente abandonado, sin ninguna posibilidad de rehacer la convivencia, o simplemente ver que el otro es feliz, devienen una situación insoportable. Y esto puede ocurrir, como decíamos, independientemente de si a su vez se ha reorganizado la vida con a su vez una nueva pareja, como si esto no ha sido posible de hacer.

Para un buen funcionamiento de la convivencia de esta familia reconstituida, es importante que se use el sentido común y que realmente se incluya la nueva pareja cuando la relación con la misma sea estable. Que los hijos asistan a que los padres2 tengan múltiples y diferentes relaciones sin continuidad va a genera en los hijos inestabilidad emocional. Además, el hijo va a tener una buena excusa para atacar al padre y a su pareja, y en este caso con alguna base de razón, dado que esos cambios de pareja van a generarle mucha inestabilidad emocional.

En las separaciones conflictivas un importante factor de estrés viene derivado de cómo se introduzca la nueva pareja en la relación que se tiene con el hijo. Una cosa es el deseo de que las relaciones vayan a funcionar bien y otra muy distinta que ese deseo se plasme en la realidad. Las relaciones con la nueva pareja pueden ser muy satisfactorias pero no necesariamente esta satisfacción tiene que ser igual para el hijo que debe aceptar que otra persona ocupa el lugar del deseo de su padre o de su madre. Hay que considerar cómo va a sentir el hijo que otra persona ocupe el papel de padre o madre, y como va a vivir su nuevo lugar en la nueva familia reconstituida, especialmente si se produce el nacimiento de nuevos hermanos o la nueva pareja aporta a la convivencia familiar hijos de otra relación.

Es bien cierto es que la nueva pareja no es ni su padre ni su madre, y que los padres y madres biológicos son los encargados de marcar las pautas y responsabilidades de sus hijos, pero también es cierto que hay que dar un lugar, rol y función a la nueva pareja. Si estos no están clarificados de entrada, se corre el riesgo de complicaciones que pueden dar al traste con la posibilidad de que la nueva pareja tenga un futuro en la vida de los hijos. No marcar las funciones y los roles de cada uno en las relaciones familiares puede dar lugar a situaciones que bajo el lema: “tú no eres mi madre o mi padre”, el hijo termine convirtiéndose en un pequeño dictador, enfrentando continuamente al padre con la nueva pareja. El respeto mutuo entre todos los que forman parte de la familia es la clave de la convivencia. Y como les decía, si es complicada la convivencia en el día a día, la convivencia durante el periodo vacacional puede ser “una bomba de relojería”. Más aun si se cree que las vacaciones pueden ser una buena fórmula para que el acercamiento entre los hijos de diferentes parejas aprendan a convivir. Una cosa es pensar que la convivencia va a funcionar porque es así como lo desean los padres, y otra muy diferente que esto ocurra en la realidad. Si previamente no se ha trabajado el cómo enlazar las diferentes formas de funcionamiento familiar, difícilmente se va a producir un buen y satisfactorio encaje entre dos diferentes tipos previos de funcionamiento, corriéndose el riesgo de que se incrementen situaciones de tensión y de llamar la atención del propio progenitor en contra del otro.

Que las vacaciones de verano pueden ser un buen espacio lúdico de descanso y de acercamiento entre los miembros de la familia, va a depender de que se pueda desarrollar una buena parentalidad positiva y a tener en cuenta que el bienestar del hijo está ligado no solo con el amor incondicional sino al sentido común y a unas normas claras de convivencia.

Dra. Carme Tello Casany

Psicóloga Clínica

Presidenta Assacio Catalana per la Infància Maltractada ACIM

Presidenta Federación Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil FAPMI

1 Cuando hablamos de hijos nos referimos al genérico hijos e hijas

2 Cuando hablamos de padres nos referimos al genérico padres y madres

0 thoughts on “VACACIONES DE VERANO EN LAS SEPARACIONES CONFLICTIVAS

  1. Muy buen artículo, gracias Carme por explicar tan claramente situaciones tan complejas… Y tan graves en cuanto al daño emocional de los hijos que hay que intentar prevenir.

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