¿Un buen ingreso Mínimo Vital?

TOMANOTA-Este ingreso  como medida va a garantizar una aportación mínima a las familias que estén en riesgo de exclusión social y pobreza. Para que tengan una vida digna, una protección que les ayude económicamente como un derecho fundamental elogiable, por cuanto no hay que dejar en desamparo a las personas más vulnerables.  Herramienta totalmente necesaria para hacer una sociedad más justa y con menos desigualdad para cubrir las necesidades básicas. Lo podrán solicitar desde el 15 de junio personas de entre 23 y 65 años, siendo la ayuda de 462 euros. Este ingreso se irá incrementando en 139 euros por cada miembro de la unidad familiar hasta unos 1.015 euros. Además, en el caso de las familias monoparentales, éstas recibirán un complemento de 100 euros sobre la cuantía establecida para su situación. Hasta aquí perfecto pero ojalá sirva esta aportación para reactivar o regenerar la economía. Es lo que desearíamos todos para las personas que no tienen o han perdido el trabajo; pero cosa distinta sería que se usara con picaresca, algo muy típico en nuestro país desde nuestra narrativa de mediados del S XVI, y que ha llegado hasta nuestros días. Con la sorna incluso de aquellas familias que se les daba una ayuda económica, lo que se entendía por “paro” cuando debería significar todo lo contrario “muevo” y de hecho servía para que muchos de sus miembros estuviesen de aquí para allá “sin hacer ni el huevo o nada”; y entonces sí era apropiado el término. Con esto quiero decir que se vivía del cuento y de una economía más negra que el betún. Además gente que no le hacía falta porque tenían buenas propiedades pero puestas a nombres de los abuelos o hijos si hiciera falta y si lo requerían para una colaboración social, incluso se empadronaban en otro pueblo para que nadie los viera barrer, pintar, limpiar o cualquier otra actividad  que se rigiera por algún contrato institucional. Digo todo esto porque lo verdaderamente importante es evitar la economía sumergida e incentivar el empleo con regulación laboral, que sirva para ayudar a la desescalada y a la crisis económica como efecto del Covid19, es decir, que se controlen las ayudas económicas, que estén vinculadas a la búsqueda de empleo porque si no a la larga generará un déficit que pagaremos todos, ahora los que trabajamos y luego toda la población con los recortes que vienen siendo habituales, y que lamentablemente son perjudiciales para un bienestar de derecho y sin techo. No vayamos a crear como diría Antonio Muñoz Molina una sociedad consumista más preocupada en gastar dinero y despilfarrarlo que en fomentar la responsabilidad y unas relaciones humanas, que acorten las enormes desigualdades sociales y no se consiga quizá o seguro, por falta de racionalidad de una clase política no preparada para gobernar e incentivar la preparación que nos lleve a la autonomía, y a la libertad sin yugos que no a la beneficencia de los votos.

Francisco Velasco Rey