TÓPICOS O DICHOS QUE PERDURAN

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Tan amplia y habitual es la tradición militar y general sobre los “Tópicos o Dichos” que se emplean, que muchos de ellos se han hecho clásicos o populares en la vida militar y en general, por ejemplo:

VAYA USTED A LA PORRA

Esta frase, que muchos la consideran ofensiva, no tiene nada de ello. Tiene su origen en aquel personaje “grandullón” que llevaba el tambor mayor de la banda, y que tenía para su golpeo un colosal puño de plata, o sea, una porra, para que todos lo entiendan.

La tal porra, se situaba en el punto central del vivac, acuartelamiento o campamento donde se encontraba la tropa. Ese punto era, asimismo, el lugar correccional donde acudían los soldados a cumplir el castigo que le imponían sus jefes por faltas leves. El oficial al comunicarle al subordinado el arresto impuesto, le decía: ¡Vaya usted a la porra! Luego, al cabo de los años, pasó a llamarse “la prevención”.

PONER UNA PICA EN FLANDES

Esta frase tuvo su origen a finales del siglo XVI, cuando ya habían pasado por Flandes los grandes capitanes españoles: Duque de Alba, Farnesio, Espínola, etc…

Existía gran descontento en las tropas españolas, resistiéndose a marchar a los Países Bajos, cuando ya no estaban mandado s los Tercios por los grandes Capitanes de otras veces. Era difícil o casi imposible, componer un contingente de piqueros para ir a Flandes. De ahí viene lo de poner una pica en Flandes.

Los piqueros eran unidades militares de choque, provistas de una lanza larga, afilada en su punta. (El cuadro de las lanzas de Velázquez nos lo demuestra claramente).

LAS RECLAMACIONES AL MAESTRO ARMERO

El Maestro Armero es un personaje muy importante en el cuartel, en la cuestión del armamento (en este caso es imaginario). Figúrense lo difícil que sería, para este personaje, dar solución, o sea, erigirse en el experto solucionador de todas las dudas o dificultades que surjan en un cuartel, además que han de ser siempre satisfactorias para el perjudicado. Cuando a alguien se le manda al Maestro Armero para que resuelva la cuestión, es porque antes no ha habido nadie que quiera, sepa o pueda dar solución al problema que existe entre manos, problema que, para el afectado es de suma importancia. En principio, mandar a uno al Maestro Armero, puede entenderse como si le mandaran a hacer puñetas o a freír espárragos; quiere decir que significa quitarse al impertinente de encima, y que se apañe como pueda.

SANTA BÁRBARA

Las fuerzas de Artillería tienen por Patrona a Santa Bárbara; es también abogada de los imposibles. Pero esta pobre Santa tiene la desgracia de que nos acordamos de ella sólo “cuando truena”. Además, es también protectora de quienes no prevén el futuro. De ahí viene el dicho popular por el que la denominan “Santa Precisa”.

SAN SACABÓ

No tiene vigilia. “Quien manda, manda y cartucho al cañón”. Son expresiones que bien entendidas ponen punto final a cualquier protesta o controversia que suscite la interpretación de un mandato o asunto pendiente.

LOS CORDONES EN EL UNIFORME

Los cordones en el uniforme que distinguen a los ayudantes de Jefes, cadetes de las Academias Militares, Milicias Universitarias, gastadores, batidores, etc. Después adoptados en la vida civil por jerarquías civiles… Son legados de un servicio que el Duque de Alba le encomendó a un grupo de sus más selectos soldados. La hazaña fue cumplida, y el Gran Duque decidió que aquellos soldados llevaran esos cordones como distintivo de su pericia y valor.

EL CANTAMAÑANAS

Tiene su origen en aquel padre que no lograba que su hijo se levantara por las mañanas para ponerse a faenar. Le insistía con frases hirientes, pero no adelantaba nada, el hijo seguía durmiendo… Como la actitud empleada no surtía efecto, decidió cantarle una coplilla despectiva e hiriente, repetitiva y a grandes gritos. Tal actitud molestaba a los vecinos, pues los despertaba a todos, menos al hijo dormilón. Esto dio lugar a que el vecindario comenzara a llamarle “el cantamañanas “, y de ahí llegó a nuestros días. Esta frase se la adjudicamos también a las personas que hablan demasiado, y de asuntos incoherentes. Los que se pasan de listos en el parloteo.

LA PALABRA PERA O REPERA

El Diccionario Militar del Coronel don José Almirante, dice sobre esto que, en el siglo XVII, se tenía por muy militar el distintivo de dejarse crecer en la barbilla un mechón de pelo parecido a una pera, cuando lo que se llevaba era el bigote. Optamos por la libertad absoluta de hacer lo que uno quiera con sus barbas, únicos bie­nes raíces que posee la mayor parte de los militares, salvo unos pocos imberbes que por defecto pueda haber.

LA PALABRA BIGOTE

Proviene de los Tercios españoles que lucharon junto a los alemanes. Los soldados españoles y alemanes se juntaban para jugar a las cartas. En una acción del juego gritaban los españoles: “Voto a bríos”, y respondían los alemanes: “Bie Got” (Vive Dios), al tiempo que se atusaban el “mostacho”. De la pronunciación “Bie Got”, nació la palabra “bigote”, que desplazó a la de “mostacho” francesa.

EL SARGENTO TAPIA

Este es un raro benefactor, siempre dispuesto a conceder permiso para salir del cuartel a todo el que no le dejan salir por la puerta principal. Claro que el personaje, aunque facilite la salida al que llega a él, no se responsabiliza de las consecuencias posteriores que puedan sobrevenir, y allá cada cual. Él dice que saltar la tapia no es malo, lo malo es que te vean saltarla.

EL SOLDADO ESPAÑOL TENÍA FAMA DE LEÓN

Que el soldado español tenía fama de león y de bravura, arranca de aquella anécdota del siglo XVI, en el reino español de Nápoles-Sicilia en la ciudad de Palermo. Fue que una hermosa joven italiana, al entrar a una iglesia, donde esperaban muchos con el mismo fin, ella lo hacía empujando a los que esperaban. Un joven atrevido se volvió para decirle:” Háganla pasar que lleva un león en la barriga”; a lo que resueltamente respondió la italiana: “No miente, pues preñada estoy de un soldado español”.

Como conclusión diremos que son muchísimos los mitos y modos que existen en el vocabulario militar y general, que si fuésemos a relatarlos toda la relación sería interminable. Nosotros entresacamos los que considerarnos más conocidos y sobresalientes, usados en general.

Por Rafael Camacho García

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