SUCEDIÓ UN HECHO IMPENSABLE

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Eran las nueve de la mañana de un sábado. El Sol lucía con el brillo correspondiente a esa época del año. Había movimiento en la calle y los vehículos circulaban con la fluidez de siempre. El tráfico no se manifestaba tan intenso como en los días anteriores y los semáforos funcionaban con toda normalidad.

En una zona de doble circulación, separados los carriles de ida y vuelta por una pequeña acera, lugar para que los peatones se refugiaran cuando por ambas partes había coches circulando y tenían que esperar a que el semáforo se pusiera en verde, precisamente, en esa pequeña acera central, se había colocado una señora de unos cincuenta años llevando un carro para la compra, y estaba pendiente de que cambiara el semáforo y así poder cruzar el tramo de calzada que le daría acceso a la otra acera para continuar por el Puente de San José, porque había quedado con su hija para ir a comprar al Mercado Central.

De repente, apareció un coche circulando a gran velocidad, conducido por un hispanohablante con una sobredosis de alcohol en el cuerpo, que invadió la vía de tránsito opuesta a la suya, con el consiguiente peligro de choque frontal con los vehículos que circulaban por el carril correcto, pero, al percatarse el conductor de su error, intentó rectificarlo, subiéndose a la pequeña acera central  y empujando a la señora, la abatió, dejándola en la calzada, de tal suerte que, uno de los coches que circulaban por el carril que le correspondía, la arrastró, sin querer, hasta la altura de la Escuela Oficial de Idiomas, sin que su conductor, en un momento de confusión, pudiera hacer nada para impedirlo. No habían transcurrido ni cinco minutos cuando llegaron, simultáneamente, una ambulancia y varios coches de policía. Y el servicio de urgencias de la unidad móvil de asistencia sanitaria, al recoger a la señora para llevarla al Hospital más próximo, comprobó que había fallecido, pues los intentos de reanimación no dieron resultado. Inmediatamente después, se personó el juez que procedió a ordenar el levantamiento del cadáver que se había cubierto con una sábana blanca.

Amparo Bonet Alcón

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