Si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos

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Lo vi venir  desde el primer momento en que el Presidente mandó un mensaje a toda la población. Lo vi venir. El apocalipsis de las recientes distopías; desde “El día después” han habido muchas narraciones literarias y cinematográficas que avanzaron la necesidad de construir un refugio nuclear, un refugio provisto de elementos para la subsistencia. Se trataba de hacer acopio de cosas multifuncionales…  Pero esto era algo diferente, el refugio es nuestra casa. Casas repletas de objetos de consumo, casas con luz, frigoríficos, conservas y legumbres, ropa de sobra para tres pandemias, linternas, paracetamol y detergentes. Recordé la vieja bicicleta estática y me pareció un tesoro a recobrar. Ahora que no podremos salir a caminar ocupará un lugar prominente en el salón-comedor. Y la Wii… arrinconada hace tiempo, es ahora protagonista del bienestar de nuestro cuerpo: juego y deporte o men sana in corpore sano ¿no? Suerte que tengo una pareja querible y convivible, con quien juego, hablo y nos damos atracones de cine en la pantalla de casa. Y guisamos juntos; eso es importante porque nos gusta guisar casi tanto como experimentar y degustar.

¿Qué pasaría con las personas que viven solas? ¿Qué con las personas que cargan con la dependencia de  otras personas y también se sienten solas? ¿Qué con las personas que se agobian y sufren angustia con los cambios y la incertidumbre?… Corrí al ordenador: mi mente paridora creó una mini guía para gente amiga, conocida, querida o desconocida. “…No estés colgada de las noticias ni del teléfono durante todo el día… ponte una hora de levantarte y cumple… Haz respiraciones, estiramientos y ejercicios… queda para el vermut por video WhatsApp, Skype u otros medios… haz una lista de amigas y amigos a quien hace tiempo que no llamas y llama a dos por día para una conversación larga… Date una misión, como por ejemplo llamar a las personas que conozcas y que viven solas…” y así fui desgranando una colección de recomendaciones basadas en “Aprovecha esta experiencia que vas a vivir por primera y tal vez única ocasión en tu vida!” y la lancé por e-mail, WhatsApp y Telegram con una coletilla final: “si te sientes mal, llámame”.

Algunas respuestas, más rápido de lo imaginado, me conmovieron. Apreciaban mi modesto escrito. Me sentí bien… Inevitablemente, unas semanas después tenía un tele-consultorio altruista ya en marcha ¡seis días a la semana! Me paré a pensar ¿Cuántas veces he deseado que pasara algo que me obligara a estar en casa simplemente leyendo? Y ¿Por qué ahora he llenado de nuevo mi tiempo hasta el punto que apenas puedo leer para mi placer? Ahora se acaba el encierro que he cumplido escrupulosamente y me pregunto ¿Seré la misma la próxima vez?

Aysllón si naciste...

Reencuentro

Foto: Lorelei 1 de junio 2020

María Teresa Ayllón Trujillo

0 thoughts on “Si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos

  1. !!ay Teresa Ayllón que razón tienes!! todo eso nos volverá a pasar y no tardara mucho por desgracia, volveremos hacer acopios de todo lo que dices, gracias por compartirlo:)

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