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Tan pronto te dejé y de tu amor no disfruté. Me marché para trabajar, luché para ayudar. Mi madre, mi flor dorada. Madre querida que todos los días te herían. Espero que pronto nos encontremos y nos contemos nuestras tristezas. Espero que estés en el cielo, rosa florecida, por todo lo que sufriste en este mundo.

Más valen flores en un día cualquiera, pues todos los días son los días de las mujeres, sean enamoradas, madres, amigas. Seres perfectos incluso en sus imperfecciones. Ser que genera en la vida, ¡qué divino! Amo, admiro, respeto y considero a las mujeres de mi vida. ¡Un cariñoso beso y un abrazo bien fuerte para ellas! Mi madre dedicó sus días a los hijos que le confió Dios, honró con fe y coraje a la familia que formó con sabiduría y mucho amor. En oculto lloró por la tristeza de un hijo, rogó a Dios para protegerlo y bendecirlo, porque desde la distancia no podía abrazarlo ni transmitirle la seguridad de los brazos de una madre.

Fue rosa con espinas para defender a los que estaban bajo su cuidado. Fue rosa perfumada con el perfume que la naturaleza le proporcionó la belleza de ser mujer. Perdió pétalos y espinas por el camino, por haber sufrido tanto en el silencio de su vida, pero la ternura y la fuerza para continuar prevalecieron. De toda nuestra vida, fue la rosa más encantadora. En aquellos tiempos en los que cantaba mientras hacía sus labores. Que te perfume con amor el jardín de Dios.

Madre, perfume con pétalos suaves, sofocada, ya muere. Si la vida fuese incluso solo de rosas a cada madre le daría una flor. Pero, a veces, es tras sangrientas luchas cuando algunas madres reciben flores. Ofrezco rosas para que la vida de todas las madres tenga un poco de perfume, como antídoto para aliviar el dolor de las espinas al ofenderlas. Las rosas son importantes en mi vida, Infancia, madre, boda, suegra e hija. Sin contar las innumerables fechas conmemorativas. Me encantan en macetas con tierra,

¡con vida! ¡Ay! Qué bueno sería juntar las rosas de mi vida en mi jardín, ya

que me robaron mis rosas florecidas. Tú también te fuiste con Dios, nuestro señor.

Si yo hoy tuviese que escoger una palabra, solamente una, para describir a mi madre diría “rosas”. Mi madre plantaba rosas, ella tenía un jardín solo de rosas, una vez ella ganó un jardín lleno de rosas, fue un regalo romántico. Hubo un tiempo en que ella nos llevaba a ese jardín todos los días. Y ocultó que prácticamente todos los días la herían. AI cabo de un tiempo, las rosas se marchitaron, y el jardín murió a los setenta y tres años, mi madre nunca tuvo otro jardín. Donde quiera que vaya yo, espero encontrar rosas y que ella esté ah í. Algunos dicen que soy una espina en este mundo, me alegra saber que vengo de una rosa gigante, llena de pétalos, de amor y con aroma a ternura. Este próximo día de la madre quería desear un feliz día a todas las madres y, en especial, a la mi gran Rosa. Te amo, mi reina, mi vida, mi madre.

Feliz Día de la Madre. Un hermoso día con aroma de amor y delicado como una bonita flor antes de florecer, aparentemente simple, pero demasiado importante para pasar desapercibida. Un día en el que los corazones están estallando de felicidad, majestuosos corazones femeninos. El corazón de una madre es una infinita y fértil tierra de amor, con inmensa felicidad, en ti pongo todas mis esperanzas. El día de la madre es todos los días, porque ellas aman todo el tiempo, sin parar, sin cesar, en los cumpleaños de sus hijos, sus nietos y bisnietos, el inmenso amor que existe en el corazón de una madre es algo espléndido y Dios sabía lo que estaba haciendo al permitir solo a las mujeres ser madres, porque no hay nada más intenso que el amor de una mujer en el jardín de flores. Feliz día de la madre a todas las mujeres del mundo, porque mi felicidad es saber que un d ía dependí del amor de una.

El día de la madre es un día que promete ser de felicidad, es una fecha que tiene valores especiales de amor y gratitud. Huele a flores en el aire. Es un día lleno de cariño, calor, besos y, cuando hay unión en la familia, lágrimas de felicidad y añoranza. Quien no tiene este ángel protector aquí en la tierra siente dolor en el corazón y mucha tristeza en los ojos, siente las manos vacías, sin regalo ni flores que ofrecer, pero sabe que, donde esté una madre, siempre habrá amor para dar. Una madre siempre está presente, es el regalo más valioso, es el regalo más grande que Dios ha dado a sus hijos, ¡qué día tan feliz, que Dios les bendiga! ¡Oh, flores de las naciones!,

¡Que Dios bendiga sus corazones hoy! Hoy lloro de dolor y por el amor de mi madre me aferro a la vida, porque un día será mía, porque me iré, pues ella me espera. No tengo madre ni rosas en mi jardín, Dios mío, ¡qué triste final!

Ser madre es un sentimiento que te recorre el cuerpo y te deja marcada el alma. La vida de una madre está hecha de errores y aciertos: ser madre no es ser perfecta, es no saberlo todo de repente. Es estar dispuesta a aprender todo el tiempo, evolucionar constantemente, crecer con tus hijos y por ellos, en cada paso del camino. Ser madre es comprender, perdonar, olvidar, sufrir, renacer, llorar y sonreír, pero sobre todo, ser madre es aprender un nuevo significado de amar.

Todos los días doy gracias a Dios por el don de ser madre: una madre

protectora, guerrera, capaz de ganar cualquier batalla para proteger a mis crías. ¡Fue después de ser madre que me di cuenta del verdadero tamaño de mi coraje! Ser madre es un regalo que Dios nos da para toda la vida. Ser madre es esforzarse todo el tiempo para ganarse una sonrisa y un fuerte abrazo de la persona más importante del mundo: ¡tu querido hijo! De todos los tesoros que Dios ha puesto en mi camino, este es el regalo que llena mi pecho de gratitud y orgullo. Ser madre es tener la fuerza de una leona y un corazón que late fuera de tu propio pecho.

Ser madre es admirar el brillo en los ojos de tus hijos como el más preciado de los diamantes. Ser madre me enseñó que la vida cambia de repente. Un día estás confundida, buscando tu camino. AI siguiente, descubres tu mayor propósito: ¡amar, cuidar y proteger! Entonces, todo empieza a tener sentido y solo puedes mirar al cielo y dar gracias, porque ser madre es un regalo de Dios, ser madre es vivir intensamente el presente para el futuro de tus hijos.

Me encanta ser madre por encima de todo en esta vida, pero necesito

decir la verdad: la verdadera maternidad no es un camino de rosas. Hay días en que ser madre es agotador, es difícil, te agota las energías y te preguntas cómo vas a encontrar la fuerza para seguir adelante. Necesitamos descansar, cuidarnos, valorar cada pedacito de felicidad diaria, cada sonrisa de nuestros hijos, cada abrazo, cada “te amo”. ¡Y recuerda que la verdadera madre también es humana y merece amarse a sí misma! Un capítulo de nuestra vida comienza cuando nos convertimos en madre. Nuestro libro de la vida está ahora lleno de los más bellos textos de la humanidad.

Son palabras de amor, sonetos de pasión, poemas de sabiduría, frases de aprendizaje y versos de un corazón iluminado por este don que Dios nos ha dado. Es la mejor experiencia del mundo.

Es un sentimiento que verdaderamente nos invade cuando nos presentan a nuestro hijo. Es una flecha que atraviesa tu corazón y marca para siempre. Dejando marcas que nunca podrán ser curadas de nuevo. Es un amor que no tiene límites, una condición que te hace parte de la naturaleza. Eso es ser madre. Ser madre es una felicidad que sentimos intensamente cada segundo de nuestra vida. Ser madre es estar segura de la creación divina de Dios. De la multiplicación de la naturaleza. Sin este regalo, el mundo no tendría flores en primavera, no tendría aromas ni detalles tan perfectos y complejos. Ser madre reconforta el alma y el corazón. Ser madre es poder tener en tus brazos la felicidad, la belleza y la perfección al mismo tiempo. Ser madre es tener un amor más grande que el propio universo, que, como él, es infinito y en constante expansión. No hay madres solteras. Hay madres. Ser madre no es un estado civil. Son los lienzos de rosas y todas las flores del jardín. Ser madre es plantar una semilla en el corazón de tus hijos y cosechar flores para el resto de tu vida.

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QUERIDA MADRE

  

Tú que nos guardaste en tu vientre,

del mundo estábamos protegidos…

Tú que nos trajiste a la vida,

¿Qué más podríamos querer?

Nos diste un rincón dentro de ti,

y ya creciditos nacimos

para conocerte… En tus brazos

nos calentabas con tu amor

y dedicación. Nuestro corazón, por ti,

todos los días acariciado…

Conocerte desde afuera es solo una manera

de fortalecernos para el mundo,

pero lo que es más profundo,

viene de tu ser interior…

¡Vaya! Maravillosa criatura,

nacida del amor divino

que nos apoya en todo momento

de nuestra vida ¿Qué más

podemos querer?

rogar con todas las fuerzas que Dios

bendiga a todas las madres

y, si no podemos tenerte siempre a nuestro lado,

al menos podamos tenerte en el recuerdo.

Eso nos hace revivir, ¡qué maravilla!

Nunca estarás solita, mamá querida.

A las madres de todo el planeta

ofrezco el brillo de un cometa,

para tal belleza comparar

sin jamás pestañear, por Dios bendecida,

por María Inmaculada,

de su vientre surge la vida,

madre, tú eres consagrada.

¿Por qué Dios permite

que las madres se vayan?

Madre, no tiene límite, es tiempo sin hora,

luz que no se apaga cuando sopla el viento

y cae la lluvia, terciopelo escondido

sobre la piel arrugada, agua pura, aire puro,

pensamiento puro, morir sucede,

con lo que es breve y pasa

sin dejar huella. Madre, en su gracia

es la eternidad. Si yo fuera Rey del Mundo,

dictaría una ley:

Las madres no morirán nunca,

las madres permanecerán siempre.

Junto con su hijo y él, aunque anciano,

será tan pequeño como un grano de maíz.

Mamá: palabra pequeña

con un significado infinito.

FRANCELINA ROBIN

 

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