RIDÍCULO: LOS INDEPENDENTISTAS ANDALUCES SE MOVILIZAN

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Debo reconocer que mi capacidad de asombro ha llegado ya a su límite. Me pregunto de dónde salen tantos nacionalistas independentistas, casposos, de cualquier rincón de España. Algunas de sus proclamas son tan inverosímiles que más de uno, al leerlas, se quedará patidifuso. No entiendo nada. La mayoría de ellos son verdaderos ignorantes, analfabetos, con relación a la historia de España a lo largo de mil años, la desconocen y, sin embargo, hacen manifestaciones que solamente producen hilaridad, así como las reivindicaciones que plantean.

            Cualquier persona o grupo que reivindique determinado asunto antes debe haber estudiado en profundidad qué es lo que demanda. Estar al tanto de la historia. No vale pedir y exigir cosas que son imposibles de obtener, pues no es de recibo lo que no procede, solamente por el ego y soberbia de algunos politiquillos de tres al cuarto, que, ante la falta de imaginación para desarrollar proyectos para bien de la comunidad a la que dicen representar, no hacen nada, salvo que sea para sus propios intereses particulares. Nadie hace nada por nadie y esos ignorantes que se autoproclaman nacionalistas independentistas lo hacen la mayoría de las veces por fardar, y, curioso, todos ellos son, al fin y al cabo, populistas. Solamente prima en ellos el hacerse oír y ocupar cualquier espacio mediático, tanto en prensa, radio y televisión; al oírlos, nos damos cuenta de que son unos narcisistas y se recrean en sus propias palabras.

            Este artículo no se centrará en la proclama de los independentistas de Cataluña, con su convocatoria de referéndum para el 1 de octubre próximo. Ellos son los primeros que saben que tal cosa no va a suceder, lo saben, pero siguen hacia delante porque ya han entrado en un callejón sin salida y, a sabiendas de que van a estrellarse contra la pared, deben seguir hacia adelante, porque ellos siempre podrán  quedar bien ante los suyos al manifestar que el Gobierno de España se lo impidió. Volverán al victimismo, que es lo que les gusta y del que sacan rentabilidad económica. Llegarán hasta el final en su deriva independentista, a sabiendas de que es imposible, pero les sirve para que nadie les pueda tirar en la cara que tuvieron miedo a las consecuencias. ¡Valientes que son ellos! Aunque la pregunta que yo les haría es la siguiente: «¿Los señores Puigdemont y Junqueras están dispuestos a usar la violencia para llevar a cabo el referéndum?». Porque, de no ser así, ¿cómo lo van a conseguir cuando todo el poder del aparato del Estado estará frente a ellos? Lo más seguro será que a estas alturas no sea más que un farol y lo que quieren es que la vaca económica del Estado les suministre más leche, para poder derrochar en fantasmagóricas embajadas en el extranjero, en vez de dedicar ese dinero a la Sanidad, los Asuntos Sociales y el bienestar de Cataluña. Aunque hay que reconocer que a ellos una hipotética independencia les serviría para poder ocultar tantas mentiras (y merdé) en  que están inmersos.

            Al señor Puigdemont no le quedará más remedio que volver a su Gerona natal, a seguir plañendo y con el rabo sebáceo entre las piernas, pero, eso sí, quedándole una sustanciosa paga, por el tiempo dedicado a incordiar y hacer el ridículo en el Parlamento catalán, que pagamos todos los españoles, aunque la expresión más repetida de los independentistas es la de «España nos roba». Menudos embusteros, pero, en fin, no es de esto de lo que quiero escribir en este artículo…

 

LOS INDEPENDENTISTAS ANDALUCES SE MOVILIZAN. Ja, ja, ja, no me queda más remedio que reírme y me pregunto: ¿de dónde salen estas luminarias? La verdad es que debo reconocer, dentro de mi mayor asombro, que en esta España de nuestros dolores existen gentes que se deben creer que son más o menos dioses del Olimpo, porque el único Dios existente, después de la venida de Jesucristo, lo es solamente desde hace dos mil años y pico; por lo tanto, todos esos iluminados, bobos e ineptos pienso que habrán estado dormidos desde esa época hasta nuestros días, y hasta ahora no han despertado de su letargo, desorientados, y por eso lanzan sus proclamas a los cuatro vientos para hacernos creer a los andaluces que son unos elegidos y que los demás somos unos pardillos. Más incompetentes no se puede ser. No salgo de mi asombro. Doy por hecho que más de un andaluz se habrá llevado las manos a la cabeza ante la siguiente noticia, que transcribo tomada del periódico la Última hora con fecha del día 12 de junio del año en curso: Recientemente se conocía que un movimiento independentista en Andalucía preparaba una reunión con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y que éste había aceptado el encuentro en Barcelona. Se trata de la presentación oficial de la Asamblea Nacional Andaluza, similar a la catalana. Su ideario plantea la unión de lo que dominan Países Andaluces que, según los independentistas, constituyen Andalucía con parte de Murcia, Valencia, Portugal y Marruecos. Y ya puestos a pedir: Islandia, Samoa, Nepal, Macao, Arabia Saudita, Yemen, Omán…

            El asunto tiene sus migas, me pregunto si España tiene suficientes psiquiátricos para poder acoger a tantos desequilibrados como hay sueltos por ahí. Lo malo para ellos –y, de verdad, que lo siento– es que se lo creen y, por ende, quieren hacérnoslo creer a los demás. Como andaluz, rechazo totalmente esa proclama, que no es más que una bufonada de unos cuantos descerebrados. Sin ninguna cultura geográfica ni histórica.

            Para cerrar este artículo, hago uso de las palabras de don Blas Infante: Por Andalucía, España y la humanidad. A esos iluminados les sugiero que dejen a Murcia y Valencia tranquilas, pues, si han leído la nota de los nacionalistas e independentistas andaluces, deben estar riéndose a carcajadas.

–Veredes, Mío Cid, que en esta España nuestra, no habrá servido el luchar en tantas batallas, porque todos quieren tener razón en lo que hacen y ninguno acierta en la verdad.

–Decid verdad, mi fiel escudero, pues pienso que siempre tendré que usar esta espada en defender tantos desafueros. Pues el que no es falso y mentiroso, solamente desea llenar la panza, aun a costa de sus hermanos, pues llorar como plañideras en un entierro tiene su recompensa y, en esta España nuestra, hay muchos que lloran por un mendrugo de pan que arrebatan a sus hermanos. Sigamos andando, mi fiel escudero, que estamos rodeados por doquier de mentirosos y campan  a lo largo de toda España. Debemos estar preparados y alerta, pues muchos son como buitres carroñeros al acecho de arrebatar todo lo que puedan a sus hermanos. Dios nos manda, mi fiel escudero, mantener unidas a todas las ciudades, condados, villas, castillos y tierras de los sarracenos y traidores que quieren erigirse en reyezuelos para ocultar sus miserias y engañar a su pueblo.

Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca

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