REMEDIOS PALLÁS, LA DAMA DE LAS CASTAÑUELAS
Si existe la perfección, esa la ha alcanzado doña Remedios Pallás con el repique de sus castañuelas. Es más, yo me atrevo a afirmar que Remedios ha llegado a tal dominio, maestría y arte tocando los palillos, que en sus manos semejan mariposas revoloteando vertiginosamente en ese mundo musical que la artista crea y hace que asimismo nosotros nos sintamos inmersos en él, en esas notas mágicas que brotan de sus dedos, haciendo que desaparezca la realidad que nos rodea hasta escuchar el último repiqueteo. Entonces, despertados por los aplausos y bravos dedicados a la intérprete, volvemos de ese mundo mágico que ella crea con su virtuosismo.
Me ocurre siempre que la oigo tocar en las numerosas actuaciones, ya que su arte es reconocido y constantemente es solicitada en muchos lugares.
Así le ha ocurrido recientemente en Madrid, donde su actuación durante las II Jornadas Culturales celebradas fue todo un éxito y los aplausos no cesaron a lo largo del concierto de castañuelas que nos ofreció, sabiéndonos a poco las tres piezas musicales que de su extenso repertorio interpretó: Salinas, La Cumparsita y La boda de Luis Alonso, tema siempre solicitado por el público en todas sus actuaciones.
Al finalizar, todos puestos en pie, a los gritos de bravo, le dedicaron una ovación de gala como merecido reconocimiento a tan gran artista.
Esta tarde me hallo en el confortable hogar de la artista Remedios Pallás y hoy es la propia artista, la Dama de las castañuelas, quien nos irá relatando cómo fue su carrera desde que comenzó en su Valencia natal junto a su hermano Andrés, siendo los dos unos niños de muy corta edad, hasta llagar triunfar en Francia y recorrer Europa, actuando en los mejores teatros junto a las figuras más famosas de la canción francesa. Aclamados por todos los públicos y llegando a ser primerísimas figuras internacionales.
VALENCIA
C – Buenas tardes, amiga Remedios, porque creo que puedo honrarme con tu amistad. Dime, ¿antes de ti había algún antecedente en tu familia que fuese artista?
R – Sí, mi madre y sus hermanos tenían una cierta predisposición a cantar. A todos les gustaba la música y el baile, pero mi madre destacaba en el canto, ya que tenía una gran voz, tanto para la zarzuela como para la copla o les albaes de Valencia, tan difíciles de cantar. Mi padre, que era un apasionado de la música, se enamoró de ella cuando la oyó cantar por primera vez en el pueblo de Sagunto, donde nació. Le diría: Cuando nos casemos, si tenemos hijos, y tienen tu forma de cantar, serán artistas.
Y así empezó todo. Mis padres, una vez casados, se instalaron en Valencia y allí nací yo en noviembre de 1946.
Aún no andaba y ya tenía en la sangre el arte de mis progenitores. Oía música y me ponía a bailar. Aunque no debía tener más de cuatro o cinco años, recuerdo que me encantaba ver los musicales en el cine al lado de casa.
C – ¿Y cuándo dio comienzo tu formación artística?
R – En el barrio donde vivíamos había una academia de baile clásico y en vez de quedarme a jugar, yo me iba allí para ver bailar a las niñas, hasta que un día doña Luisa, la profesora, me oyó cantar y me propuso ser mi profesora de canto y baile. Más tarde, mi padre me buscó las mejores academias para que yo recibiese la formación adecuada. Mis días transcurrían entre el colegio por la mañana y las clases de canto y baile por la tarde, ballet clásico y clásico español.
Remedios Pallás de niña cantando “La Violetera”
en español y en francés. Francia.
C – ¿Dónde dieron comienzo tus primeras actuaciones?
R – Con el consentimiento de mi padre, actuaba en el teatro del colegio y, poco a poco, fui actuando también fuera de él. Mi voz y mi forma de bailar no dejaban indiferente a nadie. A pesar de mi juventud, unos cinco o seis años, actuaba en teatros, salas de fiesta, en las Fallas. Cada vez era más conocida y más aplaudida.
C – ¿Cuándo fue la primera vez que actuaste en el Hotel Bristol, famoso palacio de 1930?
R – Fue en el año 1955 ante un grupo de turistas ingleses. Mi hermano Andrés, que tenía cuatro años más que yo, quiso actuar conmigo. Él también tuvo una buena formación artística y así nacieron “Los Hermanos Pallás”. Solo actuábamos en sitios elegantes y ante un público selecto. En nuestro repertorio había más cincuenta números: alegres, sentimentales, cómicos, parodias, imitaciones. Formábamos una pareja perfecta y por nuestra juventud llamábamos poderosamente la atención.
FRANCIA
C – Y conquistasteis París.
R – Así es. En febrero de 1958 llegamos a París los cuatro: mi madre, mi padre, mi hermano y yo. No recuerdo el gigantesco salto que dimos, solo sé que nos fuimos todos a París sin fecha prevista de vuelta. Mi hermano y yo actuamos allí por primera vez cuando teníamos yo once años y él quince. No sabíamos hablar francés, pero, poco a poco, nos convertimos en auténticos artistas, conocidos y reconocidos. Y el francés se convirtió en nuestra segunda lengua.
C – ¿Cómo fue vuestra trayectoria profesional en Francia?
R – No se hizo de un día a otro, no fue fácil. Nuestro padre, por otro lado, quería para nosotros un público que supiese apreciar nuestro innato talento, mejorado, si cabe, por nuestro trabajo.
Nuestra primera actuación, en el 1958, fue en Le Moulin de la Galete, ubicado en el corazón de Montmartre, uno de los más famosos y encantadores barrios de París, sala de baile y punto de reunión de la bohemia y los artistas.
C – ¿En qué otros teatros actuasteis a lo largo de esos años de vuestro periplo por el extranjero?
R – Actuamos en el Alhambra y en la Sala Pleyel, hoy sede de la Orquesta Filarmónica de Radio France y Orquesta de París. Allí actuaban las mejores figuras, tale como Louis Armstrong, Daniel Barenboin, el compositor ruso Stravisnky, y allí también estuvieron “Los Hermanos Pallás”.
Asimismo actuamos en el famoso Folies Bergères. En cada actuación cosechábamos los aplausos unánimes de los espectadores y la buena crítica de los periodistas. Todo parecía un sueño hecho realidad. Siempre actuábamos con orquesta porque no existían los soportes técnicos actuales.
C – ¿Teníais alguna persona que fuese vuestro agente?
R – Mi padre era nuestro agente y quien se encargaba de todo, la dirección artística, vestuario, planificación de los espectáculos. Cada seis meses viajaba a Valencia para encargar a una modista la renovación de nuestro vestuario. Mi madre estaba entre bastidores pendientes de nosotros. Era nuestro báculo familiar.
Y una vez conseguida la regularización de nuestros papeles, pudimos quedarnos en suelo francés para desarrollar nuestra carrera artística sin ningún problema. Mi padre encontró allí trabajo, aparte de ocuparse de nuestras actuaciones.
La princesa Soraya felicitando a “Los Hermanos Pallás”. Francia.
C – ¿Y cómo solucionasteis vuestra formación escolar?
R – Aunque los espectáculos nos ocupaban muchas horas, nuestra vida en París no fue motivo para dejar de estudiar y mejorar nuestra forma física. Íbamos a estudiar en l’Ecole des Spectacles. Era una escuela pública francesa donde los jóvenes actores podían estudiar. Nos permitían actuar por la noche y estudiar durante el día. Siempre llevaba conmigo un carnet que me identificaba como alumna de l’Ecole des Spectacles pues se ejercía un control admirable sobre las condiciones en las que evolucionábamos los jóvenes artistas. Nos sentíamos protegidos y seguros.
C – Háblame de vuestras actuaciones en el prestigioso Circo Medrano.
R – Aunque todas las actuaciones que dimos en Francia y en el extranjero fueron únicas y extraordinarias, recuerdo con especial cariño nuestras actuaciones en el prestigioso circo Medrano, lugar emblemático en el que tuvimos el honor de actuar, y porque ya no existe. Era uno de los dos circos más importantes de París y el lugar más relevante del espectáculo parisino fundado en 1874. Pintores como Renoir, Degas, Picasso o Toulouse Lautrec se inspiraron en ese mítico lugar para plasmar su talento en sus lienzos.
Yo cantaba allí “La Violetera”, en español y en francés, con violetas frescas que mi padre me compraba. Un acierto que nos valió constantes aplausos, vítores y público alzándose en sus sillas. Recuerdo que allí había un payaso, ya mayor, que lloraba siempre que me oía cantar porque decía que le recordaba a Raquel Meller, creadora del cuplé La Violetera.
La famosa actriz Silvana Mangano saludando a la artista Remedios Pallás.
A la izquierda, su hermano Andrés, pareja en el espectáculo. Francia.
C – Por lo que me cuentas, tú y tu hermano alcanzasteis un éxito rotundo en toda Francia.
R – La verdad es que mi hermano y yo llamábamos mucho la atención. La prensa hablaba de “la magia de una danza que expresa todo sin palabras. El espectáculo más alegre de todo París”. Nos hicimos tan famosos que venían de lejos para ver a “la niña” cantar La Violetera. La gente acudía de toda Francia para vernos, pues éramos el número estrella y las estaciones de metro se empapelaron de carteles en los que se destacaba nuestro nombre: “Los Hermanos Pallás”.
En ese momento, mi padre decidió: No nos vamos de aquí. Habíamos llegado a lo que siempre había soñado él. Y lo más importante, todavía quedaba mucho por llegar.
C – Y después del circo Medrano, ¿dónde actuasteis?
R – Actuamos en el mítico restaurante Le Pirate, en la Costa Azul, lugar de moda por excelencia. Para poder tener una mesa en aquel lugar era necesario reservarla con dos o tres meses de antelación. Fieles asiduos eran Frank Sinatra, Ingrid Bergman, Lauren Bacall, Alain Delon, Jane Fonda, Roger Moore y Jean Cocteau, entre otros. Tuvimos el honor de actuar ante la actriz italiana Silvana Mangano, que siempre que iba preguntaba por nosotros. Conservo con cariño una foto de ella dedicada.
Los periódicos locales publicaban: “Instantes de inmensa alegría. Remedios Pallás, una gran estrella, sus interpretaciones, sus expresiones escénicas, sus ritmos endiablados al ritmo de las castañuelas, que maneja con maestría, hacen de ella una artista de la que uno no se puede cansar”.
C – Un éxito rotundo y un ritmo frenético el vuestro.
R – Así es. Nuestra temporada de actuaciones era frenética de mayo a septiembre actuando en balnearios, salas de fiesta, teatros, en el Casino de Royat à Clermont Ferrand, Casino de Banèneres, de Luchon, de Quatre Chemins à Vichy, en el Olympia, en El Lido, compartiendo cartel con Dalida, Sacha Distel, Charles Trénet, Edith Piaf, entre otros muchos, todos artistas internacionalmente conocidos. Y esos fueron los momentos más dulces de mi carrera.
Trabajamos sin parar. “Los Hermanos Pallás” en cartel eran garantía de éxito para la sala que nos contrataba. Por entonces yo tenía catorce años y mi hermano dieciocho.
C – Aparte de Francia, ¿por qué otros países actuasteis de Europa?
R – En Suiza, en Winterthur, Zürich y Lucerna. En Austria, en Viena. Y en Finlandia, en Helsinki. Siempre actuando en los escenarios más prestigiosos de la época.
C – ¿Cuántos años permanecisteis fuera de España?
R – Mi carrera fuera de España se desarrolló a lo largo de once años, muy ricos desde el punto de vista personal y profesional. Asumí desde pequeña el sentido de la responsabilidad e ir de tournée era nuestra vida. Aunque he de reconocer que no me supuso ningún esfuerzo, ya que subir a un escenario, cantar y bailar, era mi pasión.
Mi madre velaba por unos niños que se hicieron adolescentes entre las tablas y las bambalinas de un escenario tratando de darnos una calidez familiar. Gracias a eso, mi niñez fue feliz.
Mi trabajo, el esfuerzo y la ilusión nos estaban convirtiendo en auténticas promesas en el mundo de la canción… Pero las circunstancias familiares me llevaron a tomar una de las decisiones más importantes de mi vida.
Corría el año 1967, tenía 21 años, y lo dejé todo.
ESPAÑA
C – Tuvo que ser muy importante la razón por la cual lo dejaste todo para volver de nuevo a España, a tu Valencia.
R – Muy importante: la salud de mi madre fue el detonante. Mis padres lo dejaron todo por nosotros. En ese momento, me tocaba a mí hacer el sacrificio. Dicho así puede parecer hasta triste, pero lo cierto es que lo hice por voluntad propia. En ningún momento me he arrepentido de esta decisión. Pensaba que había llegado el momento de pasar página. Y así lo hice.
Mi hermano Andrés se quedó en París siguiendo su carrera de bailarín junto al cantante Luis Mariano, y yo empecé una vida sedentaria que no tenía nada que ver con lo vivido hasta el momento. Y me costó mucho adaptarme… pero tenía claro que había cerrado una etapa de mi vida.
C – ¿Cómo retomaste tu nueva vida tan alejada de aquellos años encumbrada en el pináculo de la fama?
R – Empecé a estudiar secretariado, profesión que acabé desarrollando en la empresa de azulejos artísticos valenciano de Ramón Castelló.
Retomé mis amistades y reencontré a quien hoy es mi marido; Juan, a quien ya conocía anteriormente pero que, en aquel momento, mi carrera en Francia complicaba una posible relación. Nos casamos un once de julio de 1971. Y decidí dejar de trabajar para cuidar de mi familia y mis dos hijos: Ana Luisa y Juan Andrés.
Durante mi época de esposa y madre no volví a pensar en lo que fue mi carrera de artista. Nunca pensé en cantar y bailar ni echaba de menos la vida que llevaba en París ni sus escenarios.
C – ¿Y cuándo sentiste de nuevo el gusanillo de las actuaciones y el repique de tus castañuelas, que dormidas en un cajón pedían ser resucitadas por tus dedos?
R – Cuando mis hijos se emanciparon, empecé a salir otra vez a ver conciertos y el gusanillo de la música renació en mí. Empecé a volver a cantar y curiosamente, me vi otra vez en los escenarios con mis mejores aliados: mis castañuelas y mi amor al arte.
Está claro que siento el cosquilleo del “trac” en mi vuelta al escenario, 50 años después de mi debut, pero disfruto igual. Siento lo mismo. Me dejo guiar por la música y mis castañuelas hablan por sí solas, desprendiendo calor y carácter español. Y las ganas de ampliar mis horizontes me han llevado a otras citas inesperadas, como tocar para representantes de la Embajada de Japón, aparecer en un documental o pisar de nuevo un escenario como el Palau de la música de Valencia, en el Ayuntamiento o el Ateneo Mercantil, aparte de las numerosas veces que me reclamaban para actuar en diversas asociaciones, centros culturales, teatros y eventos importantes. Esta última vez ha sido en Madrid, en el hotel Miguel Ángel, durante las II Jornadas Culturales Granada Costa, a instancias de D. José Segura, su Presidente, con gran éxito del numeroso público asistente en el salón de actos. Todos puestos de pie, gritándome bravos y dedicándome una ovación de gala.
Momento de la entrevista en su hogar de Valencia.
C – Doy fe de ello, puesto que estuve presente.
Bueno, amiga Remedios, la tarde ha ido cayendo lentamente y envueltas en nostalgias se nos ha pasado el tiempo, encantada por lo que a mí respecta, oyéndote rememorar tus recuerdos de juventud cuando triunfal recorrías los mejores escenarios de Francia y Europa. Ahora, en tu nueva etapa, en esta rentrée, estás viviendo un otoño dorado, renovando los triunfos pasados ante un presente feliz, reclamada por todos y con la magia de tus castañuelas haciendo vibrar los corazones de quienes escuchan su repiqueteo. ¿Deseas añadir alguna cosa más a esta interesante, a la vez que entrañable charla que hemos sostenido?
R – Sólo alentar a la gente a que no abandone nunca sus sueños. No hay un límite de edad para nada y, lo que una vez se dejó, puede volver a recuperarse más adelante. Con más experiencia y con mayor pasión si cabe. Par mí, las castañuelas. Para otros, puede ser la pintura, la escritura, la cerámica o simplemente recuperar el tiempo para los amigos y familiares.
C – Gracias, Remedios. Continúa alegrándonos con el repique de tus castañuelas. Que ellas sigan resonando para hacernos gozar con el arte que tu Valencia, con su sol, su mar y sus flores, te dio al nacer.
Dama de las Castañuelas, mi más sincera admiración.
Carmen Carrasco, delegada nacional de Poesía Granada Costa.
Remedios Pallás, La Dama de las castañuelas.
Una gran entrevista por el dúo que la forman. Mi enhorabuena Carmen y Remedios
Bsssss
Gracias Inma y también a quien la ha publicado: Antonio Manuel Segura Venegas.
Aportar algo a este documentado, extenso y merecido reportaje-entrevista sería difícil, por ello solo añadiré que tuve la suerte de admirarle en diferentes oportunidades y lugares en las tierras valencianas.
Me rindo a su magia, añadiendo que sus actuaciones son de <>. Abrazos a repartir.
Aportar algo a este documentado, extenso y merecido reportaje-entrevista sería difícil, por ello solo añadiré que tuve la suerte de admirarle en diferentes oportunidades y lugares en las tierras valencianas.
Me rindo a su magia, añadiendo que sus actuaciones son de «castañuelas». Abrazos a repartir.
Hermanos Pallas, os conocí en la academia del Maestro Porta, donde aprendíamos nuestros primeros pasos de baile. Andrés me emocionaba con la poesia, tu con tu baile, yo bailaba con el pequeño Ruiseñor,poco tiempo.
El se hizo Mui famoso. Lo volví a ver en Valencia hace très Años, estaba bien y sigo buscando compañeros de esta época. Subí a Madrid , Benidorm, Andalucía de primera bailarina y me llamaron desde Francia ,me contrataron en Roquebrune cap Martin al Restaurante,en El Pirata, donde vi una sola foto de vos Otros. Me alegre mucho. Los años han pasado mui deprisa.Hoy tengo tiempo y busco a Los compañeros de la misma época. me gustaría hablar con Tigo para recordar nuestros primerons passos. Saludos, y espero hasta pronto.