QUERIDA AMIGA CLAUDIA: “¡IMPOSIBLE OLVIDARTE!” III

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-¡Querida Claudia! ¡Gracias por tu regalo que acabo de recibir, una caja con aguacates, limas, caquis, guayabas y otras frutas del tropical y botánico Huerto de mi amigo, en el que disfrutas ayudándole en su mantenimiento! Y esto más que contenía: un gran  manojo de la aromática planta medicinal “María Luisa”, otro manojo de la planta que por ahí llamáis “Té Chino”, y una buena cantidad de laurel ¡Todo muy rico además de vitamínico y aromático! Te lo agradezco de todo corazón.

Estas fueron mis primeras palabras cuando la llamé por teléfono, y os ofrezco el resumen de nuestra conversación.

-Querido y añorado Rogelio, celebro que todo te haya gustado. Y ya que estamos al habla “mira que te diga”: voy descubriendo más y más facetas y cualidades de nuestro amigo común, “divulgador de Cultura y Hortelano”. No es un cristiano solo de nombre como muchos, (como yo hasta ahora) que apenas o nada frecuentamos los templos (a no ser en festividades muy señaladas, o por otros  compromisos, bautizos,  bodas, sepelios). Él, por el contrario, es un sincero y fervoroso cristiano “practicante”, y ni un solo domingo o día festivo deja de asistir a la “Santa Misa”. Y luego me comenta resumido el contenido de la “homilía”: palabra que alguna vez había oído pero sin entenderla, y él  me la ha desvelado. Me explicó que es una palabra de origen latino, derivada a su vez del griego, y que en ambos antiguos idiomas significan más o menos lo mismo: “reunión de personas interesadas en el mismo tema o proyecto”: y también “asamblea  para  debatir uno o varios asuntos de interés, con razonamientos y explicaciones de interés personal”.  O sea, lo que religiosa y llanamente todos entendemos para referirnos “al sermón o la predicación del cura o sacerdote en una misa” (en sentido católico), o en otras comunidades también religiosas y evangélicas “el sermón del pastor de cada una de ellas”, previa la lectura del pasaje bíblicos que se comenta,  para la instrucción de sus adeptos o feligreses.  ¡Qué bien, Rogelio, cuánta cultura estoy recibiendo! Incluso me ha  permitido usar el Televisor, para oír la Santa Misa todos los domingos, y si me apetece también los sábados y otros días, en el canal “13 TV definitivo”, pues no puedo salir aún a la calle. Quise subirme a un olivo para podarlo mejor y me resbalé; nada grave, pero tengo dolorida la espalda y una rodilla.  Y me dijo que aunque no pueda asistir físicamente a la Misa parroquial, si la presencio y escucho por Televisión con devoción, espiritualmente vale tanto como si la presenciara y escuchara en un templo.

-Pues tiene razón en todo lo que te ha enseñado sobre las “homilías”, y en lo  referente a “participar en la Santa Misa, aunque no en presencia física, sí en espíritu”, mediante la Televisión, como lo hacen los enfermos e impedidos en sus  hogares. Lo que te ha explicado, Claudia, doctrinalmente es todo correcto, y celebro que te vaya instruyendo en estos temas.  Y me alegro de que cada domingo puedas oír con devoción  la Santa Misa por Televisión, meditando después en las  sabias instrucciones y enseñanzas de cada homilía, que son “Luz y Alimento” para el espíritu.

-Rogelio, me ha encantado mucho tu libro que publicaste (ya en su 2ª edición, señal de que ha gustado mucho)), cuyo nombre es “Poemas del Vino, con un epílogo en clave de Amor”. En este epílogo tu poema “Tal como eres”, que es tu definición de “la mujer en sí, en su esencia”, he leído y releído mucho estos versos: “Porque eres deliciosa como el vino, / misteriosa como una adivinanza, / y esencial como el aire, / como la luz y el agua!” Mira, Rogelio, cada vez que me los repito y profundizo en ellos, como en estos otros: Que como quieras y como te plazca, / tu fantasía juegue con la mía: / ¡eso solo me basta!”, me voy elevando hasta alcanzar “el séptimo cielo” de felicidad; (expresión que aprendí de ti, cuando me explicaste que San Pablo, en una de sus epístolas dice que alcanzó esa dimensión trascendental, indescriptible en palabras por su beatitud dichosa y gozo supremo. Pues así vivo yo aquí, añorado Rogelio, unas veces casi arañando ese “séptimo cielo” y otras veces alcanzándolo, solo recordando mis experiencia y vivencias contigo, las pocas veces que he tenido la dicha de estar contigo en tu hogar “mitad Biblioteca” (como te gusta decir, y es verdad), y con ganas de ir otra vez a tu encuentro. Que será  muy pronto, porque lo de mi espalda y mi rodilla mejorarán pronto, creo que en una o dos semanas, y te llamaré para que me reserves dos o tras días entrañables de lo tuyos. Para que tus manos se diviertan y me diviertan explorando dulcemente mi cuerpo desde mis pies hasta la cabeza, como sabes hacerlo, y para tus besos que me saben a miel me endulcen el alma y el corazón…

-Queridísima Claudia, yo creo que con el buen trato y las instrucciones de mi amigo ahí, y con tus vivencias aquí, conseguiremos que poco a poco vayas cambiando de actitud ante la Vida, “y ante tú misma”, y destierres para siempre como trastos inútiles, tus ocasionales depresiones y brotes de inquietud y mal humor por no hacer mejor algunas cosas (como me dijiste). Para tu satisfacción te repito que mi amigo está contentísimo contigo y con tu labor en su Huerto. Entonces ¿por qué sufrir, por qué te inquietas y sigues pensando que te parece que eres un estorbo para ál, si él no lo ha pensado nunca?  Mira que el perfeccionismo constante en todo lo que hacemos es una fuente de inquietud y malestar. Nuestras actividades no deben estar  encadenadas por el “perfeccionismo extremo”, que según la Psicología científica “es una patología”. Debemos concebir nuestras ideas y propósitos con libertad y placer creativo, y desarrollar nuestras tareas sin agobio. Ya hablaremos de todo esto cuando me visites. Y como eres inteligente, lo comprenderás. ¿Qué te parece?

-¡Muy bien, Rogelio, te lo agradezco de corazón! Pues sí, pronto te llamaré para anunciarte nuestro glorioso encuentro.

Pues hasta entonces, Amiga Claudia, “y no sufras inútilmente”, porque mi  amigo está muy satisfecho con tu comportamiento y tu laboriosidad. No en vano   te nombró “Mayordoma” de su Huerto. Y piensa que sin prisas y sin agobio es cuando las cosas nos salen mejor.

 

ROGELIO GARRIDO MONTAÑANA

Presidente de Honor del “Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa”.

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