MI CUERPO CANSADO Y LA ESCRITURA PROHIBIDA

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Todavía me siento cansada y tengo la mente agitada porque resiste la puerta con el tiempo y la puerta está cerrada. Ahora estoy en su frente esperando que se abra definitivamente para que en ella pueda entrar y estar contigo, mi amor. Porque sé que toda esperanza puede ser desgracia y toda aventura un abrazo quieto. Porque estar contigo es ver el cielo abierto y los barcos de pesca están a punto de partir, pues las olas son vida y los vientos soplan las velas. Digo adiós a las carabelas, miro el faro en la despedida, sacudo la arena de los pies, en silencio digo una oración sentida y lo dejo ir como un niño que vive soñando sabiendo que del puerto solo salen pescadores que van para alta mar a pescar. Yo en el barco no voy porque fui una vez y bastó para arrancarme todo lo que tenía dentro, pues lo que importa es caminar. Fue mi destino, solo cuando me cortan el camino, no soy el cultivo ni el arado, perdido o encontrado, no soy la guadaña ni el martillo. La fe es caminar y aprender, no soy engañosa o amordazada, certeza o error. No soy escogida o preferida, soy un alma sufrida que luchó mucho en su vida. No soy lo que se va ni lo que se queda, no soy del otro lado y no soy la última ni la número uno. Dicen que soy escritora o poeta, yo no sé venderme, prefiero que me digan las cosas con certeza, no errada y nada contar sin haber recibido. No digo qué tengo si todavía no lo recibí. Soy la presencia, no soy ¿y qué podría yo ser? No soy luz ni oscuridad, sentencia o absolución, no soy igual ni diferente. Me gustaría ser como algunas personas, un grano de arena llamado gente.

            Qué alegría cuando corría por los campos y bosques con animales, regaba campos, cortaba hierba y y recogía uva. Labraba y araba la tierra con ganado, tenía hambre y cantaba. Cultivaba cereales de todas las calidades, iba mal vestida y me querían por ser trabajadora, la vida seguía cuanto más, mi vida avanzaba y cuando ha llegado el momento de mi vida estoy llena de nada. Cuando la voluntad es una piedra escondida. ¿En qué pienso? pienso en florecer, siempre persiguiéndome aunque yo buscase otra vida, no sin esfuerzo, quería una vida decente y ser persona, no como cuando las ganas son de no saber nada. Aunque no era mi pensamiento, pensaba siempre en positivo para ser alguien en la vida y el pensamiento es viento sin demora.

            La noche es una chimenea de madera que no arde. Me agito sin moverme, no tengo, dentro de mí, todos los sueños del mundo. Ni fui águila en vuelo, volé siempre con mis propias alas hasta con lágrimas de sufrimiento y me metieron en la casa de los locos para robarme lo que tenía, un techo y a mis hijas. Seguí mi aventura hasta que encontré algunas de las cosas prohibidas. No llegan a lo profundo, tan hondo, cuando todos los gritos se callaron y yo pude mostrar la sabiduría que había en mi cabeza, algunos serán enterrados y el silencio pinta las paredes de la locura que los dedos despiertan. Soy mujer con mucho oficio, todo hecho con gran amor y, como a mis amigos, os quiero a todos de corazón. Y, enredados en mi mente, son una tortura. Pero los amigos fueron como todo en mi vida, todo lo que hice por amor, cuando tenía algún pequeño defecto, lo deshacía y lo comenzaba de nuevo. Perfeccioné todo lo relacionado con trabajos manuales, torturé mi cuerpo en el baile que fue la cosa más adorada para mí, pero quise conocer más y, finalmente, bailé entre las aguas del mar. Para tener bellas figuras trabajaba cuatro horas al día. La escritura fue una aventura corta, pero muy adorada aunque, deprisa, acabada. En mi cuerpo hay un bicho que me come la vida y no me deja dar fin a mi obra. Sufro las agruras de la vida y no tengo cura, llueve intensamente, son lágrimas que bajan del cielo, no creo que sean benditas, es lluvia disfrazada, son lágrimas de risa, de mi falta de amor, sin ángel para acompañar, que continúa representando. Son las sombras que acaricio, el silencio, la amiga habladora, son las palabras que desprecio, que sienten el dolor. La lluvia paró, duró poco su resplandor, porque ahora ya no puedo plantar flores ni escribir poemas, ni de tristeza ni de amor. Con las palabras que me quedan no soy un fado de mariposa. El vestido influirá suavemente, alguien vendrá por el camino. No robes la luz al farol, mujer, porque son mis recuerdos de esta pena, Granada Costa, son momentos sagrados de mi corazón.

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            No solía ser así, no necesitaba intentar escribir para escribir, pero la verdad es que escribir es cada vez más, una tarea difícil, era más fácil cuando estaba llena de letras, frases, voces, llena de sol, de luna, de mar, de estrellas, de flores, de ríos, de fuentes, de escaleras, de puentes, de viento, de sonrisas, de aire salado, de noche, de día, de amaneceres dormidos, de voces olvidadas. Todas estas cosas y otras, están dentro de mí, pero no las siento, porque me siento dormida, cansada, olvidada. Vivo como en un arcoíris sin colores, en una lluvia que no moja, soy sol y no caliento, soy una luna sin reflejo, soy casi una pluma de mí. Pero eso sería si sintiese, pero no siento, lloro lágrimas secas, vivo en la dureza de la incertidumbre del mañana, vivo en el tiempo que aún no he vivido, vivo en el futuro que aún no ha llegado, sé que vivo, porque siento el peso del enfado que tiene mi vida.

            No solía ser así, no necesitaba intentar escribir para escribir, pero la verdad es que escribir es, cada vez más, una tarea difícil. Todos los escritores entienden muy bien que la escritura viene de lejos y de alguien. Nuestros antepasados ya escribían muy bien. Alguien de mi pasado ya debía escribir porque no creo que venga solo por mi voluntad de hacerlo y que solo sea yo quien tenga el pequeño don de escribir, pues quiero que sepan lo que me gustaría, ya que quien escribe lo hace porque le sabe bien. Yo escribo letras que no sé de dónde vienen, pues me gustaría que algún día hubiera alguien que tenga mis ideas para escribir como hago yo. En mi familia estudiaron mucho, pero yo no. Yo estudié para el hambre y la tristeza, no sé qué me dio Dios para ser una iluminada de las letras doradas, pues me gustaría que mis seres queridos continúen escribiendo en mi camino. Me encantaría que alguien pudiese continuar en mi lugar, siendo poeta de las bonitas letras, siendo artista, no importa si es madre, abuela, bisabuela, tía o prima.

            Por el hambre que pasé casi no lo cuento y las letras me salieron de la cabeza por dos palabras que me dijo una amiga que me ayudaron a encaminarme en la escritura, ¡para mí es una brava aventura! Cuando escribí mis primeras letras para Granada Costa fue como un contrato y una propuesta de bienvenida ¡y me cambió la vida! Pues siento un fervor como si estuviese escribiendo letras de amor. Que Dios me haga tener manos sanas para continuar hasta morir y que me deje vivir algunos años más para que quede un recuerdo en la tierra que en la familia Pereira hubo una leyenda que salió de en medio de la tierra y de la miseria. Fui prohibida por mi madre, pero hice de todo, sin estudios, pasé hambre, canté, lloré, bailé y ahora escribiré para todos los que me quieran leer, ¡para mí es un placer!

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Francelina r

FRANCELINA ROBIN

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CUÁNTAS HORAS TIENE EL DÍA

De los vientos del norte,

Lanzando todo frente a usted

Se hicieron gigantes diáfanos,

Como teniendo aspecto de personas,

Y la lluvia de hierro

Abofeteando a un simple mortal

Transformó la tierra en un laberinto,

Para tan salvaje animal,

Dime cuántas horas tiene el día

Porque me duele un segundo sin ti

Dime que el tiempo en que no estás

Yo vivo dentro de ti.

Estoy perdida si Dios no me ayuda

O, entonces, dime que tus manos

Me alcanzan cuando me arroja a la lluvia

Y tú vienes a protegerme en tus brazos.

Dime que no quieres confundir

Tus lágrimas con las mías.

Dime que estamos cerca

Que es uno que veo al final del desierto.

Dime que ves lo que veo

Como si pudiera mirar a través de ti.

Soy pequeña pero tengo fuerza,

Pero tengo tanto disgusto.

Pues cuando el sol se va ya está puesto,

Escucha esta brisa que el viento,

Lentamente, nos hace llegar.

Esta brisa inquietante que agita nuestro cabello

Como cuando se desliza sobre un campo caliente,

Ese mar embriagado de semilla osada y creciente.

Después, sin que yo se lo diga, abrázame,

Dime sobre el perfume natural de mi piel ardiente,

Pegada a tu pecho de un modo tan presente.

Puedes susurrar locuras a mi oído,

Sabré responderte, querido mío,

Con un vocabulario desconocido,

Que solo tú y las abejas locas pueden comprender.

Abrázame, sí, con la fuerza vertiginosa del amor,

Y te juro que si el mar nos ve y nos oye

Tratará de no hacer nada para separarnos.

Francelina Robin

 

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