MERECIDO PREMIO AL INVESTIGADOR DIETER WIENGBERG

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La primera secuencia que conocimos públicamente de los merecidísimos homenajes ofrecidos al Excmo. Sr. D.  Hans- Dieter Wiengberg, fue el 23 de mayo de 2016 celebrado en El Rectorado de la Universidad de Málaga, con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa.

      El que hoy con fecha 10 de Marzo de 2017 se ha celebrado, ha sido para dar nombre a una calle que da acceso a La Mayora, y cuya calle ha visto pasar al Dr. Wiengberg desde hace 55 años día a día para desarrollar su trabajo de investigación a favor de la agricultura andaluza, desde su puesto de mando como director, en la Estación Experimental La Mayora, de Algarrobo (Málaga),

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      En un acto tan emotivo, vienen a mi memoria tantos encuentros tenidos en la Estación, cuando regresando de tantos viajes a California, venía cargado de variedades de fresón desconocidas en España y que fueron capaces de florecer y fructificar con grandísimo éxito, no solo en los campos de La Mayora, sino en toda la Axarquía, donde el oro rojo como se llamaba en aquellos tiempos, estuvo dando trabajo y beneficios a todos los agricultores de la zona. Quiero recordar que las primeras variedades que de la mano del Dr. Wiengberg llenaron los campos andaluces, se llamaban Toga, Fresno y Solano… ¿Lo recuerda Doctor?  Más tarde fueron otras muchas que él mismo reproducía en la sierra abulense de Gredos y que ensayaba incansable para conseguir los óptimos resultados que alcanzó.

      Aquella floreciente etapa que tanto prestigio dio a la Axarquía, fueron los campos de nuestra vecina Huelva quienes heredaron el éxito, y con las mismas variedades de La Mayora llenaron sus campos y con unas tierras arenosas ideales para el cultivo, cercenaron en poco tiempo nuestras plantaciones malagueñas.

      La Mayora había concluido un espléndido trabajo con el fresón que permanece todavía en Andalucía y el Dr. Wiengberg quiso seguir investigando y se decidió por los tropicales. En principio trabajando con la chirimoya que llevaba muchos años establecida con éxito en la costa de Granada, y seguidamente con el aguacate que en fechas recientes se había instalado en Almuñecar en la finca Rancho California.

      La huella de Dieter Wiengberg permanecerá en los campos de la Axarquía, y su nombre y su excepcional trabajo quedarán escrito en la calle a la que hoy damos su nombre.

 

Julián Díaz Robledo

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