Libro recomendado “La lejanía de tu sombra” de Marcelino Arellano Alabarces

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Podrá leer el libro entero a través de este enlace “La lejanía de tu sombra”

 

 

A MANERA DE PRÓLOGO

 

Alguien dijo que el prólogo cumple “un deber de amistad y cortesía”, y es cierto, en buena medida. Mas en este caso, además, como se trata de una poesía que irradia individualidad altamente propia, y puede decirse que es del todo verdadera en relación consigo misma, es por lo que, unido a la llaneza y naturalidad lingüísticas del poeta, hace más atractivo el pequeño esfuerzo que suponga escribirlo.

Marcelino Arellano, poeta andaluz y mallorquín, se nos muestra en “La lejanía de tu sombra” más, digámoslo así, romántico o neorromántico, que nunca. Bien que el propio nombre Romanticismo, es ya difícil de tratar, porque puede entenderse en un sentido más o menos amplio, más o menos popular, o bien como dice la Real Academia, “romántico es cuarta acepción es sentimental, generoso, ensoñador”; y porque sus matices aún andan confundidos. Pero el término “romántico” contiene, en primer lugar, una fuerte excitación del sujeto. Nace en una época en la que el equilibrio entre el objeto y el sujeto está destruido, y en  donde los fines existentes no satisfacen la interioridad. En tal situación no queda otro remedio que refugiarse en sí mismo, lejos de las cosas exteriores, intentando encontrar en el desenvolvimiento de los propios elementos el contenido de la vida.

Al Romanticismo le es esencial la relación con el arte. El hombre, que de otro modo caería en el vacío encuentra su satisfacción en lo bello y en hacer de su intimidad una obra de arte y gozar de ella en sí mismo. La producción literaria se presenta como el único contenido valioso de la vida.

Así, el poeta quiere sentir otra vez lo sentido y volver a gozar de lo gozado, de donde nacen, pues, reflexiones y reflexiones; huye a toda costa de la prosaica vida diaria, y lucha por ir hacia lo lejano y exterior. Pero este huir de lo cotidiano encuentra en el amor y en el desamor, en la noche de luna, en el bosque, etc. el encanto de un ambiente natural de su alma.

“La lejanía de tu sombra” es un ejemplo, mutatis mutandis, de lo dicho. “Aullar de gritos sobre precipicio/ de tardes invernales y fugitivas” dice Arellano envolviéndose en metáforas e imágenes, tomadas con acierto de elementos de la naturaleza. El amor y el desamor, emotivamente expresados, están presentes a lo largo del libro que nos ocupa: “Otras manos, otros labios, en la estación/ esperando a que tú llegues, estarán./ y, en el otro andén, un hombre solitario/ dirá adiós, a la que nunca regresará”.

            El mismo empleo de ciertos seres mitológicos, “por las pequeñas grutas de ninfas escondidas”, nos evocan lugares y la lucha del poeta por huir a toda costa del medio ambiente, siendo la naturaleza un elemento importante en este libro de Arellano, en el que la lengua adquiere plasticidad y ductilidad, y desarrolla un ritmo rico en colorido: “mi memoria es tigre que salta un arroyo”; logrando así describir, despojando su lenguaje de ornamentación verbal, “muy ligero de equipaje” que diría Machado, el amor y el desamor.

            En otras ocasiones, “cuantas lágrimas por ti, derramadas/ por ti, amada, mi muy amada”, emplea la repetición a lo largo de todo el poema y con ella y el uso coloquial de lenguaje, el poeta intensifica el amor y la desesperación que a veces produce el desamor: “ya nunca más, nunca más”. De este modo esta poesía de “La lejanía de tu sombra” llega a cualquier lector, y hasta no es posible leerla sin una cierta emoción; pues son palabras que resuenan en el vivir diario de cada uno.

            “El amor es la contradicción inmensa que no puede resolver el entendimiento”, decía Hegel. Por lo que leyendo estos poemas de amor y desamor de Marcelino Arellano, uno no puede evitar el recuerdo del filósofo alemán. A veces, el poeta con poemas como “Haciendo corro”; “Como el agua”; “Era junco sin agua”…, envueltos en hipérboles francas y espontáneas, “su franca sonrisa/ iluminaba el arco iris”, nos lleva a la emoción continua, triste, del amor ido o hasta la misma desesperanza hace un sitio al lector.

            Tampoco es extraño el poema extenso que Arellano maneja con soltura, como es el caso de “Bajo la pálida luz de la tarde”, en el que el propio autor de forma onírica, naufraga entre el amor y la desesperanza, entre lo real y lo soñado para, después, a partir de “Calle ermita” surja la añoranza del tiempo pasado e irrecuperable, todo ello sin desmelenamiento poético del autor; más bien es una emoción serena, triste y contenida.

            En suma, “La lejanía de tu sombra” es un libro sincero que, como todo el verso del poeta granadino afincado en Mallorca, coherente siempre con su propio estilo y ajeno a las modas, nos muestra no sólo el amor y desamor, como venimos repitiendo, sino que entre líneas se palpa la bonhomía y la vocación poética de un  poeta con extensa y variada obra que, como dice Jorge de Arco, “ha hecho de su voz ejemplo de personalísima identidad”.

            Y como la función del prologuista o presentador del libro resulta ser como el telonero en el teatro, les dejo, queridos lectores, con “La lejanía de tu sombra”

Para su deleite poético y emocional.

 

Francisco Mena Cantero

Valenzuela

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