Libro recomendado “Cuentos, Poemas y Pensamientos” de José María Gutiérrez

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LA “MEIGA” TIA CULEBRA

 

Allá por los abruptos montes de Randufe, entre las aldeas de Frinxo y los picos del Aloya, hay unos frondosos bosques de robustos pinos y frondosos y altos eucaliptos que beben las aguas que bajan de las cumbres por arroyos y torrentes, creciendo en verdes cúpulas, altísimas, rodeadas en sus troncos de matas tupidas de verdes helechos, meciéndose levemente como grandes abanicos.
Tapando los claros del bosque grandes matas espinosas de tojo, como guardianes armados de púas, para que nadie ose adentrase en esa fronda salvaje, sin el riesgo de dolorosas picaduras.
La fauna de lagartos, culebras, serpientes, salamandras y sapos es amplia y variada. El monte es verde, oscuro, susurrante, lleno de sombras, con una línea estrecha de sendero que conduce al molino comunal, situado en la cabecera del arroyo, lugar denominado la “poza”, por el pequeño estanque natural que alimenta y mueve la rueda de piedra del molino.
A un lado del sendero en un desvío cubierto de matas de helecho y tojo, hay una vieja cabaña, de piedra, con un porche, cubierto de ramas de eucalipto. Allí vive la “meiga” respetada y temida por los aldeanos de las aldeas vecinas, a la que llaman “la Tía Culebra”
Es una bruja singular. Vaga por los montes al amanecer y cuando el sol declina, con una cesta de mimbre amarillo y un palo en forma de Y que le sirve para sus capturas.
Vieja, de edad indefinida, desgreñada y desdentada, blanca de piel y pelo rojizo, de mirada penetrante, manos de dedos largos y uñas negras, huraña y esquiva. Deambula por los montes evitando el sendero del molino, recogiendo las pieles que dejan las serpientes y culebras en el cambio biológico de su crecimiento. Captura toda clase de reptiles que mete en su cesta de mimbre y posteriormente suelta en el suelo de tierra de su cabaña…

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