La ignominia hacia la enseñanza

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Es de recibo saber que a veces se desprestigia sin saber si los argumentos empleados son coherentes, como en todo lo referente a la violencia de género, a las libertades y derechos fundamentales, a la identidad, al adoctrinamiento sin pensar en el terreno resbaladizo y lleno de fango, y cuanto menos farragoso en el que queremos replicar. Y así como si no existiesen pautas éticas o del “sentido común” que regulen nuestros diálogos, tenemos la costumbre si no estamos de acuerdo, o si somos de diferente pensamiento, y no por ello siempre con ideologías diferentes o enfrentadas, de tener a bien someter las opiniones contrarias al desprestigio y a cualquier coste o abuso-aunque haya que falsear o manipular-con el lenguaje que día tras día en la dialéctica de las confrontaciones estamos observando. Y expongo esto por el peligro que podría conllevar, soltar la mentira y esconder la verdad a sabiendas o peor si cabe, si por ignominia para ensañarnos y pelearnos con alegatos del modo más incívico posible, debido a las descalificaciones y falta de razonamientos evidentes. Como hábito lamentablemente, cada vez más asistimos a debates políticos hueros con locuaces pero falaces argumentarios y comentos. De ahí que el veto o pin parental es el gran desconocimiento del sistema educativo. Desde una perspectiva constructiva vamos a desmentir algunos bulos justificativos del pin parental cuando dicen: “Los padres tenemos derecho a saber lo que hacen nuestros hijos, a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos “. Por supuesto y desde nuestra legislación democrática educativa siempre ha sido así. Pues se recogen en el Proyecto Educativo de Centro, en las Programaciones Didácticas y Programación General Anual las actividades complementarias, que además pasan por Equipos de Coordinación Pedagógica, previo estudio y participación con propuestas de los departamentos, Claustro, y por Consejo escolar, donde los padres tienen representación y pueden alegar lo que crean pertinente respecto a la conveniencia o no de estas actividades. También existe el AMPA que representa a las familias. Y por si fuera poco, en las reuniones con el profesorado se suele informar de las actividades que se van a hacer.

Ni que decir tiene que los padres tienen derecho a la mejor educación para sus descendientes como recoge nuestra Carta magna, la posibilidad de escoger centro, consultar su propuesta curricular para ver si es acorde e incluso de escoger si quieren que su hijo reciba religión, libertad de llevar a su hijo a un colegio privado. Pero lo que no se puede hacer es la educación a la carta del menú que yo quiera elaborar porque lo contrario sería adoctrinamiento, y para eso están los profesionales. Lo que se imparte en clase no son caprichos, es producto del desarrollo del conocimiento pedagógico y científico, del desarrollo de las ciencias de la educación y de la profesionalidad de la vocación y formación docente. Lo que ha requerido una preparación y una capacitación para el desempeño de la misma sin menoscabo, que otra cosa es la falta de reconocimiento, que también habría que mencionar por parte de miembros de ese tipo demagógico de sociedad. No vaya a ser que hasta ahora, como ha venido ocurriendo en todas las legislaciones educativas independientemente del corte conservador o liberal, no regulen la importancia de la educación en valores, valores democráticos: la solidaridad, la tolerancia, el respeto a las diferencias, a las libertades y derechos, como logro social y herramienta que fomenta la igualdad de oportunidades, y prepara para el acceso a vivir en un mundo más equitativo. En otro orden de cosas y en ese sentido, la Ley respecto a las actividades extraescolares, que no son curriculares deja bien claro que son voluntarias; sin embargo de las actividades complementarias, establece que éstas son obligatorias para alumnos y profesores pues forman parte del currículo, lo que implica hacerlas y promoverlas dentro de la función del profesorado.  Luego eso no significa que el profesor “que se limite a dar clase y punto”, pues ya desde el artículo 27.2 de la Constitución prescribe y deja claro al docente que “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la persona humana con el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. Por imperativo de este precepto, el alumno debe ser formado en el conocimiento y respeto de estos principios y derechos, objetivo cuya realización exige, en los niveles no superiores de enseñanza, la difusión activa de eso valores básicos, éticos y políticos, de la convivencia democrática.

Asimismo como precisa el artículo 20.4 de la Constitución, en el respeto de los derechos y libertades fundamentales reconocidos en su título primero. A los profesores funcionarios les afecta además el deber de fidelidad a la norma suprema derivado de la legislación general de la función pública, en la que se tipifica como falta muy grave el incumplimiento “del deber de fidelidad a la Constitución en el ejercicio de la función”. Los profesores no pueden por tanto enseñar con manifestaciones o comportamientos contrarios a los valores superiores que nuestra Constitucion consagra, y hacerlo ateniéndose a ella no supone adoctrinamiento. Además en el acceso a la función pública docente, no se delimita según el sesgo ideológico, que es independiente basado en valores democráticos comunes que deben prevalecer junto a criterios pedagógicos y científicos. Finalizando, supongo que de lo que se trata es de crear “cortinas de humo” para desviar la atención a problemas verdaderos internos o externos.  Lo que es preocupante es que se promueva la verdad de la ignorancia de unos cínicos, que no saben que con estos sofismas se desprestigia y se censura frívola y pusilánimemente a la Educación.  Porque me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Y la indiferencia del silencio, la sorna o la amenaza acaparadora del intrusismo, juzguen ustedes.

Francisco Velasco Rey

0 thoughts on “La ignominia hacia la enseñanza

  1. Un articulo digno de un profesional de la enseñanza con la vocación unánime de maestro. Muchas gracias amigo en nombre de los demócratas y del sentido común.
    Abrazos

  2. Felicicidades; por decir alto y claro que basta ya de tanta patraña. La educación lo único que necesita es consideración hacia los profesionales y apoyo economico a los medios necesarios.
    Un país sin una buena educación; no puede ser un pais rico….
    Amigo Francisco, un abrazo de todo corazón

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