JOAQUÍN GILABERT LÓPEZ – EL ARTE DE LA RESTAURACIÓN

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Cuando se trata de hablar de arte, en cualquiera de sus facetas, la que escribe, no deja de admirar la capacidad que tenemos los seres humanos para incardinar en el ámbito de lo sensible, las manifestaciones físicas que ponen de relieve una clase de virtud creativa peculiar que posteriormente nos la muestran para que, los que no poseemos esa virtud, participemos de la explosión de sensual prestancia y disfrutemos observando el espíritu del artífice de la creación, del artista.

Llegado a este punto, la figura de Joaquín Gilabert se yergue como exponente clave de artista polifacético, inquieto, comprometido con su profesión y con la investigación de nuevas propuestas.

Pero vamos a conocerlo un poco más.

Joaquín, danos algunos datos biográficos que nos aproximen a tu persona.

Bueno, nací un 13 de mayo de 1972 en la localidad de Águilas, población costera de la provincia de Murcia, encuadrada en la Costa Cálida del golfo de Mazarrón, de unos 35.700 habitantes, y patria de un actor de renombre, el desaparecido Paco Rabal.

Mis inquietudes artísticas se remontan a mi niñez siendo variadas. Debo decir que mostraba gran interés por todo lo relacionado con las manualidades, destacando, sobre todo, en la asignatura que por entonces se llamaba Pretecnología.

CRSITO DE LA CAJA DE VÉLEZ RUBIO

Joaquín Gilabert con el Cristo de la Caja de Vélez Rubio

Entonces desde pequeño manifestabas condiciones para el desarrollo de trabajos creativo, pero yo te pregunto, ¿cuándo descubriste que esa capacidad te ha servido para que desarrolles tu trabajo en un mundo tan complejo como es el de la restauración de obras de arte?

Desde que yo recuerdo, siempre te tenido cierta facilidad para crear, es más, pienso que cada uno nace con inclinaciones y luego elige el camino que le interesa para sentirse realizado. Si bien es cierto que no todo el mundo puede dedicarse a lo que le gusta, en mi caso, he tenido suerte porque he elegido y acertado con la profesión que me gusta.

Acabada tu carrera de Bellas Artes en la Facultad de Sevilla ¿Cómo fue tu llegada a ese difícil mundo en el que te mueves? ¿Fuiste directamente a ella? ¿Fue un descubrimiento fortuito?

Yo tenía muy claro estudiar Bellas Artes, sí, pero también especializarme en conservación y restauración de obras de arte. Me ilusionaba dicha especialidad y su estudio supuso para mí una inmensa fuente de conocimiento y experiencia.

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Considerando la dificultad que debe entrañar trabajar sobre la creación de otro artista ¿Qué sientes cuando debes actuar sobre ella? ¿Y al acabar el proceso?

Actuar sobre una obra de otro artista es una gran responsabilidad, pero actuando con el criterio correcto respetando al máximo el original y una metodología adecuada, el resultado será positivo. Evidentemente, tras el esfuerzo llega la gran satisfacción por los resultados.

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Joaquín restaurando la Virgen del Río de Huércal-Overa

Imagino que llevar a cabo una acción de restauración entraña, además de una responsabilidad, el conocimiento de una depurada técnica. ¿Puedes, sucintamente, explicar los pasos que se deben llevar a cabo para dar ese aspecto nuevo a una obra que presenta suciedades o deterioros por el paso del tiempo, o, por cualquier otro motivo?

Estamos hablando de una profesión basada en un exhaustivo conocimiento científico puesto que antes de intervenir una obra se deben realizar unos estudios previos con la sistematicidad y rigor de una ciencia. Después se plantea la propuesta concreta de intervención. Posteriormente se lleva a cabo la intervención material de la obra. Una intervención normal cuenta con una fase de fijación de policromía, consolidación de ensambles, limpieza superficial y eliminación de barnices y repintes, estucado de lagunas y reintegración cromática de las mismas, protección final.

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Es, pues, un trabajo minucioso. ¿Cuánto tiempo se puede emplear en la restauración de una imagen en tres dimensiones? ¿Y en un cuadro? ¿Qué útiles se emplean en ambos casos?

Todo depende del tipo de escultura y de pintura, del tamaño y de las patologías que presenten. Hay intervenciones que pueden durar muchos meses, incluso años.

En cuanto a los instrumentos, se usa todo tipo de útiles, desde los quirúrgicos como bisturís, escarpelos, jeringuillas… a otros caseros. Cada profesional tiene sus preferencias. En mi caso, suelo fabricarme mis propios instrumentos como escarpelos de hueso y metal, raspines…

Si me permites, vamos a cambiar de tema para conocer mejor al Joaquín en su trayectoria profesional. Me consta que tu currículo es extenso y rico. Haciendo memoria ¿dónde realizaste tu primera acción restauradora y quién fue tu mentor? ¿cómo te decidiste a seguir tu carrera en solitario?

Mi primera restauración la llevé a cabo en la Facultad. Posteriormente pasé a formar parte del equipo de restauradores del taller privado de uno de mis profesores de la especialidad. De ahí pasé a formar parte de la plantilla de restauradores del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico den la Junta de Andalucía durante diez años. A continuación, pasé a trabajar como conservador del Museo Picasso de Málaga y otros de carácter internacional. Actualmente trabajo en solitario en mi propio taller alternando colaboraciones puntuales con museos.

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Imagino que no todo sale como uno quiere, y, conociendo tu gran capacidad de trabajo, la meticulosidad con la que actúas y tu reconocida profesionalidad, me voy a permitir ponerte en un apuro. ¿Cuál ha sido tu peor y tu mejor restauración?, si se me permite la terminología.

En mi caso no hay restauraciones buenas y malas, todas las intervenciones deben ser correctas. Ahí se demuestra la profesionalidad y el buen hacer. Esta es una profesión seria y de mucha responsabilidad.

¿Llevas la cuenta de las obras que han pasado por tu mano para ser restauradas? ¿De qué autores y etapa?

A lo largo de mi vida profesional han pasado por mis manos varios miles de obras, tanto para ser intervenidas como para estudiarlas. Desde el gótico hasta el arte contemporáneo.

He tenido el privilegio de intervenir obras de grandes artistas de la historia del arte, como, por ejemplo, Juan Martínez Montañez, José de Oca, Juan de Mesa, Francisco de Goya, Ignacio de Zuloaga, etc.

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Una que toca mi fibra sensible personal, la imagen de la Venerable Virgen del Río de Huércal-Overa. Estuve en su presentación, pero me gustaría que dijeras algo que sentiste, a nivel emocional, cuando la estabas restaurando, y que no dijiste en la presentación.

Cada obra es única, con su propia historia. Y hay obras que transmiten una energía distinta. En el caso de la Virgen del Río, fue muy especial pues es una imagen que conocía desde chico y tenía mucha ilusión por restaurarla.

Hay otro tema apasionante para ti y que no quiero dejar pasar: tu faceta como hacedor de objetos de esparto. Cuando trabajas la pleita y creas bellos objetos, cómo te sientes ¿más artista o más artesano?

Particularmente, el trabajo del esparto es una de mis aficiones favoritas. No me considero ni artesano, ni artista, más bien me dejo llevar por un instinto creador. A veces, mis obras están más vinculadas con la artesanía tradicional, en otros casos son más creativas.

Podría seguir haciendo más preguntas, sin embargo, creo que con lo que ya has dicho sobre ti y tu profesión ha quedado patente el talante y profesionalidad de gran restaurador que tenemos la suerte de tener en Almería, aunque tu proyección sea ya nivel nacional y más allá… Joaquín Gilabert.

Ana Martínez Parra

(Huércal-Overa)

Katena

Merendero

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