Gratitud al personal sanitario (Opinión)

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De mi infancia guardo un recuerdo entrañable: la voz, a la vez escéptica y tranquilizadora del médico de mi pueblo, diciendo que no tenía nada serio, después de una auscultación minuciosa y de mirarme la garganta con una pequeña pero potentísima linterna, que me fascinaba de tal modo que alguna vez la pedí como regalo de Reyes. Era un médico competente, liberal y cultivado que transmitía seguridad a toda la familia.

Nunca en nuestra vida, hasta hoy, ha ocurrido que la nación entera dependiera de los cuidados de la profesión médica, con la colaboración indispensable del personal de enfermería y de todo el personal sanitario. Qué habría sido, que sería de todos nosotros sin ese ejército de batas blancas que, con total entrega, desprendimiento y olvido de sí mismos, llevan meses en la batalla diaria por salvar las vidas de sus pacientes.

La gratitud que se les debe a los profesionales de la salud es permanente. No será siempre fácil extraer consecuencias, pero se puede apuntar una: la medicina ha de contar en cada momento con los medios necesario para ejercerse eficazmente, y nunca deberían producirse ni tolerarse agresiones o amenazas al personal médico.  Para todos ellos: gracias.

Mateo Cladera

Periodista

Merendero

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