FLAMENCOS TOREROS (III). Los “ONOFRE”.

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    Córdoba capital, como toda su provincia, puede vanagloriarse y sentirse muy orgullosa de su ingente acervo cultural y artístico. Toda la “Filosofía española, según Julían Marías (1914 – 2005), tiene su punto de arranque precisamente en esa “Córdoba. / Lejana y sola…” que nos dejó dicho Federico García Lorca (1898 -1936) en su “Poema del Cante Jondo” (1931), donde, a lo largo de los siglos, se irían formando las múltiples y variadas formas del Arte y la Ciencia. Y una de ellas sería, sin la menor duda, el complejo y enigmático mundo del Flamenco y los Toros. La historia nos enseña que han sido muchas las ocasiones en las que el flamenco ha estado unido a la fiesta nacional. Porque, a la verdad, existe un determinado hermanamiento en cuanto a la belleza sonora y plástica, bien porque los artistas han alternado ambas artes, bien por la afinidad de sus aficiones; y son muchos los autores que han afirmado que un buen cante por Soleá tiene la misma belleza que una artística faena de muleta.

     A mi mente acude, sin esfuerzo alguno, el nombre de una familia cordobesa, con sello propio: LOS ONOFRE, dinastía española de cantaores y toreros fundada por

“Juanero el Feo”, nombre artístico de Manuel Moreno Madrid (1831 – 1907). Todos los miembros de esta dinastía cordobesa destacaron en el flamenco y en los toros, sin ser ninguno profesional del cante. Muy pocos datos biográficos se tienen de “Juanero el Feo” o bien “El Feo Juanero”; pero sí se sabe que fue “Picador de toros” en la cuadrilla de Lagartijo el Grande y, además, el creador de la estructura musical de la Soleá y Alegrías cordobesas, que tanta importancia han tenido – y siguen teniéndola –  en la Historia del cante flamenco.

   Pero en honor a la verdad, será su hijo Ricardo Moreno Mondéjar “Media Oreja” o bien “Onofre” (1864 – 1940) el que llevará a la máxima plenitud de la fama histórica a la familia “Onofre”. Ricardo, como su padre, fue también “Picador de toros”, conocido en el mundo de la Tauromaquia como “Mediaoreja” por haberse dejado su otra mitad en la arena del ruedo por el pisotón que le propinó una res. Adoptó, asimismo, el nombre de “Onofre” en memoria del prestigioso piquero de Lagartijo, Rafael Álvarez Rodríguez “Onofre”. Ricardo Moreno Mondéjar llegó a convertirse en un verdadero personaje popular, coetáneo del “Guera” (1862 – 1941) y, según Ricardo Molina, centra la historia de las soleares cordobesas, cfr. “Cante y Cantaores cordobeses”, pág. 106 (Madrid, 1977). La Flamencología recoge que Ricardo Onofre convivió muchos años con los flamencos de la Baja Andalucía. Conoció a “Tío Cagancho”, a Joaquín el de la Paula, a Aurelio de Cádiz, que entonces era torerillo, a los Ortega de Cádiz, y que bullían en todo aquel mundo de toreros, guitarristas, bailaores, cantaores, gitanos y señoritos flamencos, que caricaturizó – escribe el poeta y flamencólogo Ricardo Molina (1917 -1968) – la histérica pluma de aquel fenomenal y simpático energúmeno que se llamó Eugenio Noel (1885 – 1936).

 Sigue afirmando Ricardo Molina que “… las soleares de Onofre fueron natural fruto

de su larga convivencia con diversos cantaores y centros flamencos andaluces”. Está admitido que la “Soleá de Córdoba” está fuertemente influenciada de la llamada “Soleá de Triana”, cuyo máximo representante es, opinión generalizada, Ramón el Ollero. Pero también es conocido Ricardo Moreno Mondéjar por ser buen intérprete en Serranas y Tonás. El pintor cordobés, Julio Romero de Torres (1874 – 1930), inmortalizó en un lienzo su figura. En breve y sintética definición hay que decir que la “Soleá de Córdoba” es, por lo general, sentenciosa, filosófica y moralizante:

“CADA VEZ QUE CONSIDERO                     El que nace “pa” ser bueno

QUE ME TENGO QUE MORIR,                    aunque no quiera  lo  es.

TIRO UNA MANTA AL SUELO                     El que nace “pa” ser malo

Y ME “JARTO” DE DORMIR                        “quié” ser  bueno y no  “pué” ser

                                                                             ¡Si vino al mundo a ser malo!

    Tuvo varios hijos que le continuaron en el cante flamenco, Ricardo, Manuel y José seguidores de una dinastía que llegó hasta sus nietos en la persona de Rafael y Emilia Moreno Maestre, quienes dieron carácter y personalidad a los cantes propios de Córdoba. Los restos mortales de Ricardo Moreno Mondéjar “Onofre” descansan en el cementerio de San Rafael junto a los de sus hijos.

          En justicia, debemos hacer una mención especial de José Moreno Rodríguez “Onofre” (1893 -1972), a quien tuve la suerte de conocer en uno de mis recitales en Córdoba. En el campo flamenco, José – el menor de los Onofre – está considerado como el genuino maestro del cante cordobés; nunca fue profesional del cante; en su juventud fue picador de toros, lo que le llevó a recorrer muchos cosos españoles.  Ricardo Molina, amigo personal del torero-cantaor, nos dirá que “su especialidad son las soleares, pero de ellas suele derivar lo mismo hacia las serranas que a las alegrías de Córdoba, al fandango que a la seguiriya, a la malagueña o al fandango de Lucena (ibidem, 108).

     En José Onofre se aunaron dos facetas artísticas sobresalientes: la de cantaor y la de poeta (Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, T. II, pág. 508). Era un poeta nato, nacido del pueblo y para el pueblo; filósofo popular que prefiere ante todo la copla moralizadora, de inspiración eminentemente ética. Todo su pensamiento poético y flamenco lo expresó en su libro “Cantares de José Moreno Onofre”. Aún más: nos legó grabaciones discográficas de soleares, alegrías de Córdoba, fandangos de Lucena y Guajiras que cualquier aficionado puede oirlas en “Archivo del Cante Flamenco”, obra editada y publicada por Ariola. Eurodisc. S.A (Barcelona, 1968).

      Quiero rendir un pequeño y humilde homenaje póstumo a la inmortal “Familia Onofre” a través de este artículo “Flamencos Toreros” (III), y trayendo a la memoria del lector aquella famosa Soleá:

“Arroyo de la verdad

qué pocos beben en tí.

Mientras siga el mundo así

¿cómo te vas a secar,

arroyo de la verdad?”.

 

Alfredo Arrebola, Profesor – Cantaor

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